“Habría que anular la causa”, cuestionó la defensa de Rosso tras pedir la excarcelación
Patricia Perelló, la abogada que asumió la defensa del docente acusado de abuso, criticó el uso indiscriminado de la prisión preventiva y ratificó que no tiene asidero por no existir riesgo procesal. Expresó que los jueces actúan motivados por el prejuicio y el pánico moral. Calificó como “atropellos” las derivaciones que tuvo la causa y remarcó que debería anularse todo el proceso debido a los errores cometidos.
El caso del docente de teatro Juan Martín Rosso, encarcelado desde octubre pasado e imputado por abuso sexual gravemente ultrajante cuando ejercía su rol docente en el Jardín 901, continúa su derrotero. La defensa del joven, asumida por la abogada Patricia Perelló, presentó ayer ante el Juzgado de Garantías 2 un pedido de excarcelación extraordinaria con subsidio de prisión domiciliaria para obtener la libertad del profesor.
Recibí las noticias en tu email
Tras efectuar la presentación judicial, la letrada –que cobró notoriedad pública hace más de 30 años cuando defendió a Carlos Monzón en el juicio por el femicidio de Alicia Muñiz y que posee una vasta trayectoria en casos de denuncias a docentes- explicó los fundamentos de su solicitud y cuestionó duramente al sistema judicial.
Perelló detalló que a fines del año pasado, la Suprema Corte de Justicia provincial y el Procurador dieron directivas y exhortaron a los jueces a usar las prisiones preventivas como una cuestión de última ratio (última razón) y no como una norma habitual.
“Ahora se ha colapsado el sistema carcelario por el abuso que hacen los magistrados de la prisión preventiva. Se tiene que dejar para los casos de peligrosidad procesal acreditada y en este caso, es absolutamente inexistente; Juan Rosso jamás debería haber estado detenido, pero siempre estuvo a derecho”, sostuvo.
La denegación del pedido anterior
La defensora calificó como “atropellos” las derivaciones que tuvo la causa y remarcó que debería anularse todo el proceso debido a los errores y omisiones cometidos por los responsables de hacer las investigaciones pertinentes, a su criterio orientados a buscar un culpable y chivo expiatorio en la figura de Juan Rosso.
Con un expediente judicial iniciado en julio de 2019, la jueza Stella Maris Aracil, a cargo del Juzgado de Garantías 2, resolvió el 19 de noviembre convertir en prisión preventiva la detención de Rosso. De ese modo, había respondido de manera favorable al pedido del fiscal José Ignacio Calonje, titular de la Unidad Fiscal de Instrucción Especializada en Violencia Institucional.
La Cámara de Apelaciones de Azul denegó hace menos de un mes “por improcedente” el recurso interpuesto por la defensa, a cargo en ese entonces de Leonel Calles, y decidió “confirmar la resolución impugnada en cuanto dispone la prisión preventiva de Juan Martín Rosso, por considerarlo probable autor del delito de abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser el autor el encargado de la educación (artículo 119 segundo párrafo y cuarto párrafo inciso B del Código Penal)”.
Los argumentos de la defensa
El patrocinio legal del acusado hizo foco en las inconsistencias y omisiones del expediente. Ese sentido, alegó que no existe en la causa prueba alguna que ubique a Juan Martín Rosso en el día y lugar del supuesto hecho, ni tampoco prueba fehaciente del abuso denunciado. Esto sumado a que no se llamó a la totalidad del personal de la institución a declarar y la manipulación de las declaraciones de los niños en la Cámara Gesell, son los argumentos esgrimidos por la parte acusada para desestimar que el profesor haya cometido el abuso que se le endilga.
“Cuando los chicos dicen una cosa les creen a los padres, no les creen a los docentes. No creer es valorativo, pero ignorar a los docentes que son los testigos naturales del funcionamiento de un establecimiento es demasiado”, apuntó.
Y señaló: “Son muy fuertes los prejuicios y el desconocimiento de cómo se prueban los hechos. Hay que escuchar a los testigos, no escuchar el propio prejuicio, ni lo que piden los padres o la sociedad. Vivimos en una sociedad perversa e irreflexiva”.
“Pánico moral”
La abogada manifestó algo que ya la familia del menor implicado había expuesto públicamente y se detuvo en los antecedentes de abuso en el núcleo familiar del pequeño.
“No se tiene en consideración la visión sesgada de una persona abusada, que todo lo que ve lo relaciona con el abuso. Estamos viviendo el pánico moral, la falsa creencia de que nos acecha un mal que es el abuso en el jardín y esto no es verdad. Se interroga mal a los niños, los chicos dicen algo diferente a lo que sus padres dicen, en las redes sociales se viraliza el pánico y se distorsiona”, recapituló.
“Es un joven que empezaba su carrera y es tremendo que esté detenido, está también la muerte de su abuelo, que yo no imputo a esta causa, pero lo agravó y mató lo que le sucedió a su nieto”, remarcó.
Denuncias a docentes
Perelló forma parte del Consejo Consultivo de la Defensoría de los Docentes en la Provincia y aseveró que se producen cuatro o cinco denuncias falsas por día de abusos en jardines de infantes del territorio bonaerense, consignando que se han relevado cerca de 200 casos similares y que la mayoría involucra a profesores de música, educación física y teatro, con patrones que se repiten de manera preocupante.
Sobre los testimonios de los menores que declararon en Cámara Gesell y de los que la Justicia se sirvió para dictaminar la detención de Rosso, la abogada expuso que son producto de la inducción y la coconstrucción del relato. Aclaró que sólo leyó las transcripciones pero que aguarda poder ver las filmaciones para analizar los gestos y reacciones de los niños.
En ese punto, se explayó y explicó que cuando un padre o madre cree detectar una situación abusiva, comienza a actuar sobre el menor, motivado por la alarma que suscita en su inconsciente lo vinculado a la sexualidad.
“Someten a los niños a interrogatorios inapropiados y reiterados, hasta lograr la respuesta deseada: la confirmación de una situación de abuso. Ante esta modalidad de interrogatorio, los niños de corta edad responden queriendo complacer a sus padres, tratando de calmar así su ansiedad. Estos padres inmediatamente se comunican con el resto de los progenitores de los compañeros de sus hijos, y desatan una verdadera campaña que arde al calor de la incapacidad de reflexión”, enunció.
“El tema abuso y niños despierta todos los prejuicios de una manera inconsciente, pero los jueces tienen que actuar de otra manera. Despojarse de los prejuicios y de la falta de coraje porque se cometen injusticias”, cerró.