Exconvicto quedó detenido tras la brutal agresión a su pareja, quien “finalmente” pudo contar lo sufrido
En las últimas horas, la Justicia dispuso la detención de un joven que se encontraba bajo libertad asistida, tras purgar parte de su condena por un resonante homicidio. Ahora se lo acusa de una brutal agresión a su pareja, en el marco del delito de Violencia de Género. Le asestó más de una docena de puñaladas que cesaron cuando la víctima le gritó que estaba embarazada.

Tras permanecer internada por una brutal agresión y contar una versión distorsionada sobre las causales de las lesiones sufridas, finalmente una mujer pudo contar las verdaderas razones que derivaron en la intervención sanitaria, en la que los profesionales debieron curarla de más una docena de puntazos. Una vez develada la verdad con su testimonio frente a la fiscalía temática de Violencia de Género, se ordenó la inmediata detención del acusado.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl violento es un conocido exconvicto que fue condenado y había recibido el beneficio de la excarcelación, tras purgar varios años en la cárcel por un resonante homicidio que mereció un par de juicios por la responsabilidad penal de los imputados.
A más precisiones, el ahora nuevamente apresado resultó Matías Concha, por quien el fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción de Violencia de Género, Guillermo Vaticano, había pedido la detención del citado tras escuchar el testimonio de la víctima, situación procesal que fue avalada por el Juzgado de Garantías.
Previamente, la mujer había realizado una presentación en el Juzgado de Familia 1, desde donde se habían impuesto distintas medidas restrictivas para con el señalado. Desde una perimetral de distanciamiento, al botón antipánico, además de un monitoreo constante para con quien se presentaba como un sujeto peligroso frente a sus antecedentes penales.
Los hechos
Por lo que trascendió de fuentes judiciales, ya en noviembre del año pasado la joven había sufrido golpes de parte del nombrado, por lo cual se habían impuesto las citadas medidas restrictivas de parte del fuero de Familia, empero, la relación conflictiva se retomó hasta finales de febrero, principios de marzo, cuando la mujer fue traslada al Hospital Ramón Santamarina, presentando severas lesiones que merecieron una pronta atención.
Al decir del reporte de la historia clínica, por esos días se detalló sobre más de una docena de puntazos en distintas partes del cuerpo, lo que mereció la intervención policial a la hora de indagar sobre las causales de semejantes heridas.
Fue allí donde la joven respondió con una verdad a medias. Expuso que las agresiones provinieron de un asalto que había sufrido en la calle, sin dar mayores precisiones sobre algún rasgo de los presuntos asaltantes que permitieran iniciar una búsqueda de los investigadores de lo que se presumía un violento hecho de inseguridad.
Con el paso de los días, y a partir de la contención recibida por la mujer, finalmente se corroboró lo que se sospechaba, que efectivamente el hecho violento no versaba sobre la inseguridad callejera, sino de Género. Otra vez su pareja, quien tiempo atrás la había agredido con golpes de puño, ahora, durante la madrugada en plena vía pública, lo había hecho con un hierro utilizado en las obras de construcción, que en la jerga tumbera se utiliza como faca.
A más detalles, la mujer frente al fiscal pudo testificar lo padecido y añadir que las puñaladas cesaron cuando ella le gritó como forma de salvataje que estaba embarazada, exclamación que detuvo la hasta ahí docena los puntazos que aún guarda como marcas indelebles el castigado cuerpo de la víctima.
Declaración del acusado
Ayer, Matías Concha fue trasladado a la sede judicial donde fue notificado del delito endilgado y se lo invitó a prestar declaración. Por lo que se confió, el agresor aceptó que fue el autor de los golpes de puño que su pareja denunció y que datan de noviembre del año pasado, pero negó que fuera el que empuñó el hierro con el que casi pierde la vida la joven.
Sin más, el fiscal elevó el requerimiento para que el apresado continúe detenido, lo que recibió la venia del Juzgado de Garantías interviniente.
Una historia marcada a puñaladas
Cabe consignar que Matías Concha estaba en la actualidad bajo libertad asistida, tras purgar parte de los 12 años de condena que el TOC 1 le había sentenciado por el crimen de Marito Maciel, en aquella violenta madrugada en las puertas del bailable Sol Disco.
Efectivamente, a mediados de abril de 2015, los jueces lo habían condenado a 12 años de prisión y habían determinado 20 para Ángel Jesús Molina. Tres años más tarde (agosto de 2018), en otro debate celebrado en Azul, otros implicados recibirían sentencias al resultar coautores del resonante homicidio.
Oportunamente Concha había recibido una pena menor a su cómplice porque precisamente había “colaborado” con la investigación para dar con el resto de los agresores que ultimaron a Marito en plena riña callejera, la que terminó con una brutal agresión puñal en mano.
Concha confesó que había sido el primero que le aplicó el puntazo a la víctima en Maritorena y avenida Del Valle, pero que luego Molina y compañía fueron los que concluyeron la agresión letal, con otras puñaladas más.
Tras dar una pormenorizada cronología de cómo ocurrió el violento suceso, el fiscal Gustavo Morey fundó aquella acusación en el testimonio directo e incriminante de Matías Alfredo Concha, quien oportunamente refirió que luego de aplicarle una puñalada en el tórax por debajo del lado izquierdo a Maciel, éste cayó al piso, lo cual motivó que dejara de agredirlo, y se retirara del lugar junto al “Peli” Molina (hermano de Ángel Jesús Molina) en dirección hacia donde tenía su moto, sobre la calle Lisandro de la Torre.
Indicó Concha que al llegar a su rodado se dio vuelta y observó que este muchacho quería levantarse pero no podía hacerlo, quedando apoyado como de costado. Que en ese momento vio que encima del cuerpo de Maciel se encontraban alrededor, como agachados, Jesús Molina, Leo Romeo y Cristian Toledo, además de otras personas que no conocía.
Dicha declaración fue posteriormente ratificada y ampliada, cuando manifestó que mientras Molina apuñalaba en el piso a Mario Maciel, observó que “Leo” Romeo estaba agachado sobre el cuerpo de Maciel, con una rodilla en el piso y del lado opuesto al que estaba Molina, teniendo a Maciel como agarrado del cuello y haciendo un movimiento con su mano como de apuñalar hacia el cuerpo del caído, no alcanzando a ver qué era lo que Romeo tenía en la mano, pero sí era muy claro el movimiento en dicho sentido. Que mientras esto ocurría, Cristian Toledo se encontraba de pie pegado al cuerpo de Maciel, aplicándole puntapiés a la altura de sus piernas.