JUICIO CONTRA GRISELDA ALTAMIRANO Y JORGE LEZICA
Entre dudosas posesiones y los métodos violentos para determinar quién y cómo tomaban los lotes
Ayer se retomó el juicio contra Griselda Altamirano y Jorge Lezica, acusados de varios ilícitos en Tandil y Azul. En la segunda audiencia, un testigo titular de terrenos dijo que su propiedad estaba cercada y fue violentada por los usurpadores. También reconoció la dudosa posesión que obtuvo oportunamente de dichos lotes. Otro vecino que denunció haber sido víctima de golpes de Lezica y compañía detalló sobre la metodología violenta y autoritaria de la organización conducida por los imputados.
Ayer se celebró la segunda audiencia en los tribunales de Azul, en torno a las acusaciones que pesan sobre los dirigentes Griselda Altamirano y Jorge Lezica, una vez más afrontando una imputación, en este caso, por un pelea con vecinos que derivó en una denuncia por “lesiones leves en riña”.
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El violento suceso ventilado y sumado al expediente como una instrucción penal apoya a la hipótesis fiscal a la hora de tratar de imponer el perfil y los métodos violentos con que se manejaron los acusados no sólo en lo que respecta al caso puntual, si no a la hora de conducir la organización política y social que encabezan y a la hora de desplegar su accionar.
A propósito de los militantes, una vez más apostados en la puerta del palacio judicial, una muchedumbre algo menor a la del primer día siguieron al ritmo monótono de los bombos cual cortina rítmica la escena que ocurría en la segunda planta del edificio, donde el juez Héctor Torrens conducía una audiencia que por momentos se volvió tensa, a partir de algunos cruces precisamente entre testigos y acusados, por una enemistad manifiesta que incluso deviene de diferencias políticas y metodológicas a la hora de lo que fue la distribución y ocupación de lotes en Villa Cordobita.
Una de cal, una de arena
Primeramente, el testigo Ardiles, citado por la fiscalía, se sentó frente al magistrado para ratificar sobre la posesión de lotes de la zona en litigio, quien para sumar más complicaciones a la situación procesal de los acusados, confirmó que sus terrenos estaban cercados con alambre y que fueron violentados cuando se perpetró la toma masiva.
A favor de la hipótesis que quiere imponer la defensa de Altamirano y Lezica, también el testigo confió de cómo se hizo de dichos lotes, dejando en evidencia ciertas irregularidades de antaño que fueron aprovechadas por determinados vecinos.
También el testigo citó el nombre de Placer Moreno, quien se presentaba como apoderado de la firma quebrada La Tandilia, y quien le cedió –al decir del declarante- los derechos posesorios, por lo que queda la sospecha flotando en el aire de la compra que aseveró haber hecho Mario Cerviño en su declaración.
Vecinos en riña
Respecto al vecino Bufante, quien denunció la agresión sufrida por Lezica y compañía (suceso ocurrido el 31 de marzo de 2016), detalló cómo se desencadenó la pelea, aunque admitió sus diferencias con los dirigentes de tiempo atrás, divergencias incluso políticas ya que el testigo reconoció pertenecer a la agrupación Patria Grande.
Recordó que iba en su moto cuando se le cruzó un perro de Lezica lo que generó que casi se cayera. La situación motivó que fuera a reclamarle al dueño del can un cuidado mayor frente al peligro que revestía la actitud del animal. Allí, al decir del denunciante, fue agredido a golpes de puños por Lezica y otros tres cómplices.
Lezica y los señalados oportunamente desmintieron la versión del testigo y aludieron que el violento había sido él. Asunto que quedará a criterio del juez a la hora de contar con su sincera convicción sobre la versión más creíble.
Más allá de la escena puntual sobre la pelea, quedó al desnudo que el testigo –también militante político de otra agrupación- mantenía diferencias con los dirigentes acusados por razones de tinte político que también derivaba en una disputa territorial.
En efecto, el testigo aludió a los métodos violentos y autoritarios de Altamirano y Lezica a la hora de liderar su agrupación como así también la discrecionalidad con que ellos solos resolvían quién tomaba un lote y quién no, por lo cual él y los suyos también mantenían sus diferencias porque querían ocupar otros lotes.
Así las cosas, la segunda jornada del debate judicial fue cerrando casi llegando al mediodía sin más voces por escuchar, y con la sensación que se respiró desde aquella usurpación masiva con sus ribetes penales. Hubo asuntos sociales, intereses políticos y desidia al por mayor que generó que aquellas “famosas” tierras de Villa Cordobita que no eran de nadie de un día para el otro comenzaron a hacer de unos cuantos y ante la anarquía posesoria terminó en una disputa entre vecinos con las derivaciones ya conocidas.
Políticos citados
Como se adelantó, para los sucesos ocurridos en Tandil en debate, la defensa pidió el comparendo como testigos del intendente Miguel Lunghi, el presidente del Concejo Deliberante Juan Pablo Frolik, el por entonces jefe de Gabinete y actual concejal Marcos Nicolini y el otrora edil Claudio Ersinger.
Por lo que trascendió, el jefe comunal no acudirá a la cita, excusándose con que ha iniciado sus vacaciones y no estará en condiciones de acudir. Sí lo harán Nicolini y Ersinger el jueves, en tanto que Frolik hará lo propio el viernes.
Poco se ha dejado escapar sobre las motivaciones que llevan a la defensa a contar con dichas presencias políticas y que por caso, poco aportarían al debate concreto por el delito penal que se discute, acerca de la usurpación.
En lo que respecta a la jornada de hoy y el jueves, se desplegará todo lo que concierne a los sucesos violentos ocurridos en la toma del municipio azuleño, por el cual pesan las imputaciones más gravosas a la hora de una eventual sentencia condenatoria.