En una lucha cuerpo a cuerpo, un comerciante se resistió a un violento asalto en su domicilio
“Me salvé porque soy medio piantado”, confió Emilio Perrotta, conocido emprendedor del rubro gastronómico. Ayer, al mediodía, en Paz al mil, un hombre de unos 30 años lo amenazó con un cuchillo para robarle. El intruso se hizo pasar por un carpintero con el que había acordado un trabajo. La víctima lo enfrentó, lo arrastró hacia el exterior de su casa y logró quitarle el cuchillo. Sufrió algunos cortes en las manos y en una pierna.
Ayer, poco antes del mediodía, Francisco Emilio Perrotta sufrió un violento asalto en su casa de Paz al 1000. Un solitario delincuente, que se hizo pasar por un carpintero que se había comprometido a realizar unos trabajos, lo amenazó con un cuchillo. Tras un intenso forcejeo, la víctima logró sacarlo afuera del domicilio, le quitó el cuchillo y puso en fuga al atacante. El comerciante del rubro gastronómico padeció algunos cortes en las manos y en una pierna, que fueron calificados como heridas leves.
Recibí las noticias en tu email
Al relatarle a un equipo de El Eco de Tandil lo acontecido, Perrotta consideró que “lo que no pensó, es que iba a estar yo en lugar de mi señora y lo otro que menos pensó es que un tipo de casi 69 años, los cumplo ahora, le iba a dar batalla, lo iba a revolcar y lo iba a sacar rajando de acá”.
Al reflexionar sobre el episodio que protagonizó en plena luz del día y en una zona casi céntrica de la ciudad, confió que “me salvé porque soy medio piantado”. Con esa frase resumió su reacción de defensa y el resultado de una escena que pudo terminar en tragedia.
La secuencia
Antes del mediodía, Perrotta salió de su negocio, ubicado en España al 600, y se dirigió a su casa para buscar una tarjeta, porque lo habían llamado de la óptica para retirar unos anteojos que había encargado. Caminó unas pocas cuadras, ingresó y subió a la planta alta, cuando sonó el timbre.
“Yo había pedido y aceptado un presupuesto de un carpintero para unos trabajos que tenía que hacer”, contó, y explicó que se lo habían recomendado y que había mantenido un encuentro previo antes de acordar el trabajo.
El dueño de casa se asomó por una ventana de la planta alta y el desconocido que aguardaba abajo le dijo: “Soy el carpintero, vengo por los trabajos”. Ante la réplica de la víctima, el hombre expuso que lo habían mandado. “¿De dónde sacó los datos?”, se preguntó horas después al repasar el violento episodio.
Y agregó que “bajo, abro la puerta y le digo ‘de qué carpintero sos vos’. Y me dice: ‘No, a mí me manda el carpintero que le pasó el presupuesto’ y me dio un nombre pero yo no me acordaba el nombre del chico. Me quedé dudando, pero demasiada coincidencia, era muy raro. Pensé que no podría hacer el trabajo él y me mandó a otro”.
Entonces, caminó hacia el living para mostrarle dos arreglos que debía realizar y el hombre lo acompañó. “Yo estaba de espalda y él, atrás mío. Yo había dejado abierta la puerta, pero él entró y la cerró. Yo no me di cuenta de ese detalle y tampoco de otro: tenía guantes en las manos”, relató, aunque no pudo recordar si eran de látex o de trabajo.
Tras realizar las indicaciones, Perrotta giró y el impostor le apoyó una cuchilla tipo rambo en la garganta. En ese momento, el asaltante, que había dejado su mochila sobre una silla del comedor, le dijo: “Quedate quieto porque te mato”.
La disputa
“Me termina de decir eso, e inmediatamente le manoteé la mano, empecé a las trompadas, me lo llevé a la rastra, tirándolo. Nos caímos”, describió la víctima y precisó que “en el forcejeo del cuchillo, me cortó el pantalón y me hizo un tajo en la pierna (derecha, a la altura del cuadriceps), que fue superficial porque yo le hacía fuerza”.
Sobre su intención en ese instante, señaló que “yo quería sacarlo a la calle. Tengo 68 años, y el tipo tendría 30 ó 35. Yo jugué al rugby, hice pesas, natación, todos los deportes que se les ocurran, y aparte soy activo y tengo mucha fuerza”, contó.
Luego describió que llevó al ladrón a la rastra hasta la entrada y logró abrir una puerta que da a la cocina. En el combate, se le salió el vidrio de los anteojos. A tientas y aún en la pelea cuerpo a cuerpo, tomó una espátula pensando que era una cuchilla y lo atacó dos veces. “Menos mal, porque si no todavía tengo un problema yo”, evaluó.
“Logro abrir la puerta de entrada, lo saco, rodamos en el piso y terminamos a unos metros, en la vereda. Le saco el cuchillo y a todo esto gritaba, porque había gente. Pedía que por favor me ayuden y que llamen a la policía. Nadie me daba bola. No existía”, sostuvo y añadió que el asaltante también pedía ayuda, simulando que le estaban robando.
“Cuando doy el manotazo y logro sacarle el cuchillo, se levanta y sale corriendo”, culminó. El atacante se fugó por Paz, tomó Garibaldi –donde se sacó una campera-, siguió por Colón y dobló por Marconi, donde se quitó el pantalón y otra campera que llevaba puesta. En tanto, en la casa de Perrotta dejó la mochila, que en el interior tenía otra campera y cables.
Con un dato preciso
“¿De dónde sacó la información?”, se volvió a preguntar el gastronómico y contó que ayer por la tarde, “vino el pibe verdadero”. Pero además, el miércoles, alrededor de las 19.30, tocó timbre un hombre que se apoyó contra el mirador que tiene la puerta principal de la casa y le dijo a su esposa “’soy el carpintero’. Mi señora no le abrió. Es el mismo tipo, y ha pensado que hoy (por ayer) al mediodía estaría mi señora sola. Dio la casualidad que yo era el único que estaba”.
Como consecuencia del violento asalto, Emilio Perrotta sufrió un corte en el pulgar de la mano izquierda, donde le practicaron algunos puntos de sutura, y varias heridas más en las manos, además de la superficial en la pierna.
-¿Qué cree que ocurrió? Porque demasiados datos y esfuerzo para una persona de trabajo en momentos en que tampoco se recauda demasiado…
-El trabajo es un desastre. No sé.
-¿Cómo era?
-Un tipo más alto que yo, debería medir 1,75 metros, delgado, joven, entre 30 ó 35 años, bien vestido: jean, una campera gris. Educado.
-¿Lo había visto antes?
-Nunca lo había visto. Aparte con el barbijo… Es otro de los problemas de esta pandemia.
La investigación
Perrotta se mostró muy sorprendido por el dato que manejaba el asaltante, ya que había pedido dos presupuestos a carpinteros recomendados y de confianza. “Cómo el tipo sacó la información, no sé”, reiteró y confirmó que no le robaron, pero además no suele tener dinero en su casa.
Por otra parte, efectivos de la comisaría Segunda solicitaron imágenes de cámaras instaladas en la zona. En principio, en un dispositivo que pertenece a la barraca, se ve pasar al sospechoso, pero no apunta directamente a la escena. También lo están buscando en imágenes con otras prendas, ya que se fue descartando en plena fuga.
Personal de Policía Científica revisó el domicilio y recogió la mochila que dejó en el lugar, donde había un puff que utilizan asmáticos y alérgicos, y cables para atar a las posibles víctimas.
La causa fue caratulada “Tentativa de robo agravado”, con intervención de la Unidad Fiscal de Instrucción 3 a cargo del doctor Luis Humberto Piotti.