En un presunto estado de quebranto emocional, los acusados del crimen no declararon y aguardan por conocer las pruebas que pesan en su contra
Los dos detenidos por el crimen del productor de cine fueron ayer trasladados a la sede judicial. Por el estado emocional que evidenciaban y consejo de sus defensores no prestaron declaración. La pareja acusada del homicidio aguarda por saber qué pruebas constan en el expediente y a partir de allí hablar.
Siguiendo la saga procesal en torno al crimen del cineasta Bruno Vergagni, ayer efectivos policiales trasladaron a los dos detenidos desde las comisarías a la sede judicial, donde primero serían recibidos por sus respectivos defensores para luego protagonizar la audiencia de rigor con el fiscal, quien les notificaría del delito por el que se los acusa: “homicidio en ocasión de robo”.
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Al decir de los actores judiciales consultados, la pareja sindicada como responsable del homicidio evidenció un estado de nerviosismo y congoja que no se condice con los “cánones habituales” de los que comúnmente transitan casi a diario los pasillos judiciales por equis causa penal. “Unos tiernitos” se le escapó a un agente a la hora de describir el par de sujetos que ahora afronta nada más y nada menos que el mote de asesinos.
Tal estado de quebranto emocional denotaron que los defensores debieron por horas contenerlos y asesorarlos sobre el gravísimo proceso que les tocaba afrontar de aquí en más, con la primera medida procesal que reza en el Código a la hora de ser indagados por el acusador de la instrucción penal preparatoria que pesa en su contra.
Frente al cuadro descripto, José Anriquez (22) y Juan Cruz Dante Álvarez (18) –los señalados-, se atuvieron al consejo de sus defensores Juan González Guerra y Diego Araujo, respectivamente, y no prestaron declaración, quedando en puntos suspensivos la posibilidad cierta que en un futuro no muy lejano, ambos decidan hacerlo.
Para ello, claro, los defensores ya empezaron a entretejer sus respectivas estrategias a partir de contar con una primera versión de los hechos de sus propios pupilos, quienes a priori, sollozando dejaron entrever una presunta inocencia en el desenlace fatal. De hecho, ya algunos anticipan que no sería de extrañar que haya una versión cruzada entre la pareja a la hora de ubicarse en la escena del hecho y, principalmente, sobre la autoría de las brutales agresiones con una estatuilla de un premio de la propia víctima que provocaron la fractura de cráneo y final letal.
Una vez cumplimentado el paso procesal de rigor al cual los dos acusados optaron por no declarar, fueron trasladados a los calabozos elegidos para su estadía. Uno en la comisaría Segunda y otro en la Primera, hasta nuevo aviso.
A la espera de peritajes
A propósito de estrategias defensistas como así también del propio fiscal Damián Borean, la instrucción quedó supeditada al resultado de distintos peritajes a practicarse en elementos de prueba oportunamente secuestrados en los sendos allanamientos del martes.
Además de prendas de vestir que se hallaron en el departamento de la pareja sospechosa que fueron reconocidas como de la víctima por parte de allegados, también resultará de suma importancia descifrar mensajes y distintas comunicaciones de los teléfonos celulares de la víctima como victimarios, como también de una notebook.
En detalle, se describió que se encontraron en el departamento de Anriquez dos valijas de la víctima en las que los sospechosos llevaron las prendas sustraídas de Vergagni, entre otros elementos.
Como se informó en la edición pasada, una pronta dilucidación del homicidio se logró concebir, al decir de los investigadores, frente al caudal probatorio que involucra a dos jóvenes señalados como los autores del fatal suceso registrado en el departamento de la víctima, hallado sin vida el lunes, en las primeras horas de la tarde.
A tal magnitud de pruebas se arribó en cuestión de horas, que la Justicia después de ordenar distintas diligencias procesales y un par de allanamientos, resolvió la detención de los que hasta aquí se consideran autores del crimen.
Como se consignó en la edición pasada, el lunes en horas de la tarde hallaron muerto en su departamento al referente cultural Bruno Vergagni y se inició una investigación bajo la hipótesis del homicidio frente al escenario con que los investigadores se toparon en el lugar. El cuerpo presentaba signos de violencia, presumiéndose que habría sido golpeado en la cabeza con un objeto contundente y esa habría sido la causa del deceso. Además, la vivienda presentaba un desorden generalizado, por lo que tampoco se descartó que el móvil haya sido un robo, sospecha que ahora quedó oficializada a través de la calificación penal que se impuso para con las sendas imputaciones.
Relaciones peligrosas
Por lo que trascendió de la pesquisa, víctima y victimarios se conocían desde al menos unos meses, manteniendo una relación que hace a la intimidad de los involucrados.
Se logró dar con los sospechosos a partir de un testimonio importante que derivó en averiguaciones sobre las relaciones que mantenía la víctima. Incluso se hurgó en las redes sociales, desde donde se advirtieron imágenes de la vida privada de la víctima con personas que a priori no pertenecían al grupo de amigos conocido. Fue allí que se detuvo la atención en un joven que mostraba un tatuaje particular. A partir de allí se rastreó a ese individuo y, efectivamente, se trataba de Anriquez, quien incluso contaba con un perfil paralelo en las redes sociales.
Al unísono, también se sumaron las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona, que lograron detectar el momento en que dos personas, jóvenes, salían del departamento de la víctima, cargando un bolso, lográndose incluso trazar un recorrido de cuál fue el periplo del par de sospechosos a través de la georeferencia del celular de uno de los sindicados.
Una vez divisado el lugar de residencia de los señalados, se montó un espectacular despliegue policial que derivó en la irrupción del departamento ubicado dentro del predio del corralón de materiales.
Una vez adentro, no sólo se toparon con la presencia de la pareja de jóvenes sospechosos, también con un caudal de pruebas que robustecieron la hipótesis primigenia que los tenía en la mira como los responsables de la agresión mortal.