EL CRIMEN DE DI MENNA
En medio del desconcierto y la falta de un móvil, la hipótesis se inclina por una “víctima equivocada”
La pesquisa por el homicidio del jubilado en calle Depietri al 800 sigue sumando testimonios que alienten a encaminar un caso complejo. Descartado el móvil del robo y la falta de antecedentes de problemas o enemistades de la víctima, llevan a inclinar las sospechas sobre un asesinato que se equivocó de blanco. Los gritos del homicida con el nombre propio de otra persona –que supo escuchar la única testigo presencial- son los pilares de la principal hipótesis.
A cuatro días del asesinato de Guillermo Lorenzo Di Menna (64) en su domicilio de calle Depietri 814, la pesquisa recoge testimonios de allegados a la víctima y guarda especial interés en los informes peritales de las cosas recogidas en la escena del crimen y, sobre todo, del futuro reporte que depare el informe técnico de las imágenes de las cámaras públicas como privadas de la zona que permitan dar con el sospechoso.
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Los investigadores aceptan la complejidad del caso, pero no se resignan y apuestan en medio de la pesquisa a que surja un testimonio y, principalmente, un aporte tecnológico que los lleve hasta aquí al asesino desconocido.
A tal punto llega la complejidad, que casi en paralelo, mientras se indaga sobre la dinámica familiar y allegados a la víctima, lo propio se hace con integrantes de la vecindad, habida cuenta de una de las principales hipótesis que hasta aquí se sostiene: un crimen con una víctima equivocada.
A más precisiones, lo poco que pudo aportar la única testigo presencial, la mujer de Di Menna, dio cuenta de un grito en medio del forcejeo entre víctima y victimario que aludía a otra persona. Coincidentemente a ese nombre soltado al aire en medio del forcejeo y la balacera (se habrían ejecutado varios disparos y dos dieron contra la humanidad del jubilado), hay un vecino, el cual a priori no tendría “problemas” con nadie y apenas se rescataron en los expedientes dos causas judiciales que datan de 2010 y 2016, de hechos menores, que hacen a una presunta extorsión.
“El error del blanco”, entonces, se presenta hasta aquí en medio de la compleja investigación, como la más potable para los investigadores que, igualmente, con el paso de las horas van incorporando testimonios que llevarían a otras hipótesis pero que a la fecha no se presentarían como importantes y que tendrían que ver con más entuertos personales y/o filiales, que causales de semejante desenlace letal.
La víctima
Como ocurre en medio de un halo de misterio como hasta ahora reviste el caso y prácticamente descartado el móvil del robo, a partir del perfil y austeridad de la víctima, precisamente se procura “atar” los lazos y el entorno de relaciones que Di Menna como su mujer, en procura de conectar con un entuerto que lleven a consignar alguna enemistad o problema económico que atravesaba la pareja. Hasta aquí, nada de eso parece cercano al móvil del homicidio.
Se dijo, Di Menna era un jubilado sin dinero, ni conflictos, ni enemistades. Como pensionado llevaba una rutina austera. Ni celulares, ni telefonía fija porque le habían robado los cables y no tenía posibilidades económicas para repararlos. Se calefaccionaban con una estufa a leña, madera precisamente lo que estaba recogiendo esa noche sabatina cuando se topó con ese extraño en su casa y fue a su encuentro en las rejas. Allí se toman en un forcejeo y el victimario lo introduce al patio de la casa, donde vocifera el nombre de otra persona y a la par disparó en varias oportunidades, dos de los balazos dieron en la humanidad del vecino, el resto habrían sido al aire, aunque en el peritaje en rastros no halló vaina alguna en la escena.
La primera impresión de los peritos hablan de que los proyectiles se condicen con un revólver calibre 22.
Retomando sobre la dinámica de los días de la víctima, se logró configurar la rutina de Di Menna, quien, como se dijo, llevaba una vida humilde, sin conflictos. Como entretenimiento, jugaba a la quiniela oficial y era un asiduo concurrente a un par de bares donde ingería alcohol. Lugares donde también acudieron los pesquisas y se encontraron con testimonios que apelaban al buen concepto de la víctima, que jamás había tenido problemas con nadie en el lugar.
Como se detalló, el lunes se realizó un allanamiento en una vivienda de Bereterbide entre Vivot y Depietri, a la vuelta del escenario del mortal ataque. Allí reside Héctor, un cuidacoches de 61 años, quien se descompensó en pleno procedimiento policial y debió ser trasladado al Hospital Santamarina.
A priori, la requisa devino a partir de la descripción de la esposa de Di Menna, quien se encontraba en la casa al momento de la agresión que terminó en muerte. Según trascendió, las características físicas sobre el victimario aportadas por la mujer llevaron al juez de Garantías 1 Alberto Moragas a autorizar el procedimiento en la casa del vecino.
La expectativa era hallar un arma de fuego, vestimenta, algún resto hemático. Sin embargo, el cuidacoches no presentaba heridas o vestigios de haber protagonizado una pelea. Tampoco encontraron prendas de vestir u otros objetos de interés para la causa. Los funcionarios judiciales sólo recogieron material que podrá servir para futuros cotejos de ADN.
Bajo la supervisión del fiscal Damián Borean, personal de la comisaría Tercera, Policía Científica y cuerpo forense, la Unidad de Prevención Local, GAD y DDI participaron del operativo.
Los peritajes
Consecuentemente, se aguardan peritajes claves como rastros que pudiera haber en las prendas que vestía la víctima. Sin embargo, tampoco reina el optimismo teniendo en cuenta que el contacto físico con el agresor pudo ser breve frente a la intimidación con el arma de fuego.
En paralelo, se aguarda por los informes que reporten la revisión de las imágenes de cámaras de seguridad instaladas en la zona, que pudieran arrojar algún indicio firme que ayude a esclarecer el hecho que, a esta altura resulta apenas un deseo de los funcionarios judiciales y policiales, no deriven en un callejón su respuestas y se transforme en un hecho impune, un misterio criminal que hace tiempo la ciudad no concebía.