Homicidio en La Movediza
Condenan a 11 años de prisión al acusado de matar a golpes a un jubilado
El imputado había sido identificado por la propia víctima cuando agonizaba. Tras ser apresado, el señalado acusó a la mujer que lo acompañó como la asesina, pero la Justicia descartó su versión y sustentó la credibilidad de aquella testigo que vio cómo mataron al jubilado.
Tras un acuerdo de fiscalía y defensa, no sin antes un intenso derrotero procesal que llevó incluso al careo de la pareja investigada por el hecho, se arribó a una sentencia condenatoria para el hombre señalado como el agresor del jubilado Roberto Molina, asesinado a golpes en su casa del barrio La Movediza, en noviembre de 2019.
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A más precisiones, el juez del TOC 1, Guillermo Arecha, resolvió condenar a Edgar Marcelo Carabajal, a la pena de once años de prisión como autor penalmente responsable del delito de “Homicidio en ocasión de robo”, cometido en Tandil el 29 de noviembre de 2019.
Tal se precisó, en la madrugada del sábado de aquel 29 de noviembre de hace dos años, la policía fue alertada sobre un violento suceso que se desencadenó en el interior de la vivienda ubicada a pocos metros de la esquina de Azucena, donde el morador Roberto Rafael Molina (73) recibió un fuerte golpe en la cabeza que le produjo el deceso horas después en el Hospital.
El hombre fue encontrado por su nieta tendido sobre la cama. Visiblemente herido, la víctima relató con el poco aliento que le quedaba quiénes serían los responsables del ataque, lo que permitió un pronto esclarecimiento de parte de la policía.
Junto a los testimonios de vecinos y familiares, más la confesión clave de la mujer que acompañaba al agresor por esas horas del trágico hecho, los investigadores pudieron dar con el sospechoso, que no era ajeno a la vida cotidiana de Molina e incluso solía visitarlo en su vivienda.
Dicha circunstancia también fue corroborada de inmediato por las primeras impresiones de la escena del crimen, siendo que no había puerta o ventana forzada alguna en lo que suponía un ingreso violento a la vivienda con fines de robo. Se estaba frente a gente conocida entre víctima y victimario, hipótesis que rápidamente quedó al descubierto.
Con órdenes de allanamiento en mano, se ingresó a cuatro domicilios, en los cuales se secuestraron elementos con valor probatorio y parte del dinero que sería de la jubilación del atacado. Asimismo, se procedió a la aprehensión de Edgar Marcelo Carabajal (32), el señalado por los testigos, quien ahora recibió la condena.
El fallo
Para el juez Guillermo Arecha se acreditó que entre la tarde noche del 29 y previo a las 0 del 30 de noviembre de 2019, Edgar Marcelo Carabajal ingresó al domicilio de calle Chubut 2096, habitado por Roberto Rafael Molina, y con motivo u ocasión de apoderarse de bienes ajenos de valor de la víctima, concretamente al menos la suma de alrededor de 10.000 pesos, violentó a Molina y le aplicó golpes en rostro y cabeza, que generaron diversos traumatismos y lesiones, entre ellos traumatismo craneoencefálico en región parietal derecha y traumatismo de área occipital izquierda involucrando zona mastoidea, los que generaron lesión contusa cerebral y contusión cerebelosa, con hemorragia intraparenquimatosa que llevaron a su fallecimiento alrededor de las 4.25 de ese día.
Los dichos de la víctima antes de morir
Al respecto, se tuvo en cuenta los testimonios recogidos a lo largo de la instrucción. Principalmente de los agentes policiales que acudieron al lugar alertados por un presunto ilícito y al arribar se toparon con Roberto Esteban Molina ( 46), con domicilio apenas unas cuadras de la escena violenta, quien dijo ser hijo del hombre al que encontró tendido en la cama, ensangrentado en su rostro, quien balbuceando atinó a decirle “fue el cuñado de Carlitos Ponce con la mujer, me falta plata, me agarró del cuello y me pegó” (SIC), refiriendo además que su progenitor hacía pocos días había cobrado su jubilación, creyendo que sería una suma superior a los 10.000 pesos.
También Rodrigo Daniel Tozzetto, nieto de Molina, que se domicilia pegante a la casa del mismo, reseñó que fue alertado a la medianoche por su hermana Evelin Daiana Molina quien contó que pasó por el frente de la casa de su abuelo y divisó la puerta de ingreso de la residencia abierta, por lo cual cuando entró al lugar y vio al abuelo en su cama con golpes varios.
Allí Tozzetto fue a la casa y confirmó lo que decía su hermana. Su abuelo se encontraba caído de costado en la cama con los pies sobre el suelo, por lo cual lo recostó correctamente, colocándole dos almohadas debajo de la cabeza y espalda a los fines de evitar que el mismo se ahogue, preguntándole a su vez quien le había pegado, a lo que el abuelo en forma balbuceante en virtud de encontrarse mareado, con su boca hinchada y su respiración entrecortada le dijo: ‘fue el hermano o la hermana de la mujer de Ponce’, tomándose el cuello simulando que lo habían ahorcado y golpeado la cabeza, señalándole a su vez con sus manos hacia su pieza ante lo cual el nieto entendió que debía ir a una pieza que se encuentra casi vacía, lugar donde en una caja de chapa que estaba guardada en un ropero, su abuelo guardaba habitualmente dinero de su jubilación.
Al decir del fallo, este dato aportado por el propio Molina, y que se refleja en las versiones apuntadas por sus familiares, encontró su correlato probatorio -en cuanto a determinar la precisa identidad del atacante-, con varios elementos que describió al magistrado.
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