Con contundentes pruebas en su contra, fue detenido el sospechoso del crimen del jubilado
Ayer, pasado el mediodía, la policía recibió un llamado al 101 en el que se daba cuenta del paradero del principal sospechoso del homicidio, por quien se había cursado una orden de detención hace unos días. Las pruebas que pesan en su contra. Hoy será trasladado a prestar declaración frente al fiscal.
Como se había adelantado en estas páginas, en las últimas horas surgieron significativos avances para una pesquisa que mantenía el optimismo por el esclarecimiento del crimen de Daniel Ávila, un hombre de 82 años al que lo asesinaron con fines de robo.
Recibí las noticias en tu email
Ayer, en las primeras horas de la tarde, tras contar con una información (llamado al 101 que dio cuenta sobre la ubicación del buscado) personal de la Seccional Cuarta por disposición del fiscal Marcos Eguzquiza y con la venia del Juzgado de Garantías, apresó al principal sospechoso, Matías Fabre, por quien pesaba una orden de detención que había sido guardada con especial recelo en pos de no levantar sospechas en el buscado.
Desde las primeras averiguaciones tras el macabro hallazgo del cuerpo sin vida del jubilado la pesquisa se inclinó por sospechar sobre el “escaso” entorno que tenía la víctima, léase el joven con quien vivía en la casa y un amigo –Fabre- que había estado horas antes en la finca, almorzando los tres.
Por lo que trascendió de la investigación, ya se contaba con elementos concretos tendientes a endilgarle la responsabilidad penal para con el principal sospechoso del homicidio, a partir de conclusiones de peritajes en prendas de vestir de uno de los señalados que, fehacientemente se confirmó que resultan manchas de sangre humana.
A ello se le sumaron otras pruebas que ya fueron volcadas al expediente judicial, practicándose principalmente allanamientos varios en la vivienda de calle Rosales al 700, donde hasta hace unos días residía Matías Fabre, quien hasta ayer se procuraba establecer su paradero.
Como oportunamente se detalló, a partir de las primeras averiguaciones una vez alertados por el suceso luctuoso, la policía procedió a allanar diferentes domicilios para dar con el o los responsables de la muerte de Ávila.
Uno de los domicilios donde se realizó un procedimiento fue en Rosales 727, donde residen los progenitores de Matías Fabre, quien al decir de Nieves –conviviente de la víctima- fue con quien tuvo contacto Ávila durante el mediodía y la tarde de la jornada que terminó en muerte.
Por lo que describieron testigos circunstanciales del procedimiento, el nombrado estuvo en el lugar y se mostró sorprendido por la situación, miraba todo lo que sucedía mientras las fuerzas policiales realizaban las tareas dentro del lugar para buscar algún tipo de elemento vinculante.
Según trascendió, fueron secuestrados determinados elementos de esa propiedad que serán sometidos a peritajes tendientes a dar con rastros que permitan dilucidar alguna relación con la escena del crimen.
También hubo un allanamiento en Guise al 300, donde el señalado vive con su novia, a quien se le tomó declaración para conocer los últimos movimientos que había realizado Fabre.
Las pruebas
Las sospechas sobre la autoría del ahora detenido fueron sopesadas cuando se contó con el resultado pericial de un par de prendas que habían sido secuestradas en sendos allanamientos de la vivienda del acusado, quien hoy por la mañana será trasladado a la fiscalía para ser notificado.
En la primera de las diligencias, se había secuestrado el pantalón de jeans que usaba el día del crimen, el cual se detectaron manchas de sangre humana, al decir del peritaje. En el segundo de los allanamientos a la misma casa, se encontró una remera que había sido lavada y ocultada en la primera diligencia, prenda a la cual también se le detectó manchas de sangre.
A ello, se le sumaron testimonios que conforman un cuadro probatorio incriminatoria que en este etapa de la instrucción resultan contundentes para los investigadores.
Un testigo, cuya declaración fue volcada al expediente, contó ver a Fabre en las horas previas al suceso criminal salir presuroso de la casa, léase la escena del homicidio.
Pero más trascendente aún resulta el testimonio de otro vecino, quien aseguró que Fabre ya le había robado dinero a Ávila el sábado anterior al asesinato. Al decir de este testigo, el observó cuando el acusado le sustraía del cajón de la mesa de luz de la víctima dinero, del que el entorno sabía que el jubilado guardaba allí. Efectivamente, la plata de la jubilación tras el golpe fatal fue sustraída del mismo cajón (tenía unos 15 mil pesos).
Otro dato no menor para la pesquisa: se supo a Fabre se encontraba en un estado de ánimo “desesperado” en los días previos al encuentro con Ávila y compañía, siendo que necesitaba dinero para pagar una multa.
Al decir del expediente, el acusado tenía una instrucción penal pendiente por un accidente de tránsito, cuya condena resultó el pago de una multa de 10 mil pesos. Como suele ocurrir en este tipo de sentencias, de no cumplirse con el pago de dicho dinero, el juez ordena la inmediata orden de prisión por los días que considere a criterio del magistrado según reza el Código.
De allí se desprende el estado de nerviosismo del señalado en pos de juntar el dinero para no ir a prisión, situación que ahora efectivamente deberá cumplir, y por un hecho muchísimo más gravoso, como el de un homicidio en ocasión de robo.
El hecho
Tal lo informado, Daniel Ávila, un jubilado de 82 años, nativo de la provincia de Córdoba pero que hace años reside en la ciudad, fue encontrada sin vida en su casa de Almafuerte 2666 con un fuerte golpe en el cráneo.
Hasta la escena del hecho concurrió una comita policial y judicial que poco después confirmó que el deceso, ocurrido entre los últimos minutos del martes 30 y los primeros del miércoles 31, se había producido en circunstancias violentas.
Efectivamente se hicieron presentes en el lugar personal de la comisaría Segunda por corresponder a la jurisdicción, más efectivos de Policía Científica y el responsable de la UFI 16, Marcos Eguzquiza, fiscal que comenzó a ordenar rápidas diligencias procesales para recabar información sobre el asesinato.
Sin pausa, consecuentemente, se emprendieron las primeras averiguaciones tendientes a dar con pistas que lleven a los eventuales responsables, quienes -al decir de los trascendidos de la pesquisa- no resultarían ajenos al entorno de la víctima.
Ávila era un hombre solo, que vivía en su austera casa y de su jubilación, con un joven identificado como Claudio Nieves, quien precisamente fue quien dio aviso a la policía sobre la horrenda escena observada cuando volvía al domicilio. El jubilado yacía tendido en el piso con claras señales de haber recibido golpes, rodeado de un charco de sangre.
Las sospechas como las respectivas diligencias procesales de los investigadores se acotaron al entorno señalado, a partir de los dichos del joven que vivía con la víctima como así también a los vecinos, acerca de los últimos movimientos percibidos en la cuadra.
Lo que se pudo reconstruir fue que Ávila compartió el almuerzo con Nieves y Fabre, con una sobremesa que se extendió hasta alrededor de las 17, cuando los dos jóvenes dejaron al jubilado con rumbo desconocido. Nieves regresó alrededor de las 23 y dijo toparse con la terrible sorpresa.
Por lo que se pudo conocer, ellos dos eran los que sabían que Ávila había cobrado la jubilación, dinero que no se halló una vez conocido el macabro hallazgo, de allí la carátula de la instrucción penal preparatoria.
Otro dato que tuvieron muy en cuenta los investigadores fue que más allá de la precaria propiedad y austera vida de la víctima, tenía cierto resguardo de seguridad en su casa y no entraba cualquiera. De hecho, la puerta la cerraba con una traba de seguridad que sólo sus allegados conocían.
Autopsia
Según el informe de autopsia, la víctima murió por un golpe en la cabeza, perpetrado con un elemento contundente de peso e incluso con algún filo, dado el corte que se detectó en la lesión.