Con el paso de las horas y el avance de la instrucción penal preparatoria que arribó al pedido formal de la detención del femicida –ayer se negó a declarar-, se conocieron pormenores de una historia atravesada por la violencia que terminó en muerte.&nbsp;Víctima y victimario había transitado una relación tóxica desde hace unos 8 años, con pasajes de violencia, denuncias, distanciamientos y reencuentros. A tal punto que pesaba sobre el homicida una restricción de acercamiento y se había elevado una causa para su próximo juicio precisamente por un hecho de espeluznantes semejanzas, con la misma víctima.&nbsp;En efecto, en septiembre del año pasado, en Mar del Plata, casi bajo la misma mecánica y también en un hotel alojamiento, el acusado golpeó y ahorcó con sus propias manos a Mónica Vedda hasta casi asfixiarla. No lo logró, y le valió la acusación que tenía en curso por lesiones y que lo llevarían a juicio. Empero, ahora el final sí fue fatal, bajo la misma modalidad la mujer volvió a quedar atrapada en las manos del violento que ahora la asesinó.&nbsp;En las huestes judiciales se preguntan y miran de reojo si el juez marplatense (en proceso de jubilación) que en aquel primer hecho intervino no debió ser más severo en las restricciones para con la víctima, léase estar detenido preventivamente frente al riesgo procesal del claro cuadro de violencia de género. El caso era una bomba de tiempo, y explotó en Tandil.&nbsp;Como se informó&nbsp;en la edición pasada, Mónica Marcela Vedda (54) fue asesinada el viernes por la madrugada en un hotel alojamiento ubicado en Urquiza y Ugalde y por el hecho quedó detenido su pareja, Mariano Leopoldo Wanderkauven (42).&nbsp;De acuerdo al reporte policial, aproximadamente a las 4.45 ingresó un llamado al Sistema de Emergencias 101 Mejorado que alertaba sobre un conflicto de pareja en el hotel Los Alerces.Al llegar, los efectivos constataron que una mujer, se encontraba inconsciente en el garaje de una de las habitaciones. Posteriormente, se dio aviso al Hospital y una ambulancia del SAME se hizo presente en el lugar, donde el personal confirmó su fallecimiento.A través de las cámaras de seguridad, los efectivos establecieron que un hombre, que sería la última persona en estar con la víctima, se retiraba del lugar.Poco después, un sospechoso se presentó en la Seccional Primera para denunciar la pérdida de sus documentos, y el personal policial advirtió que las características físicas y vestimenta coincidían con las del individuo identificado a través de las cámaras.Como resultado, los efectivos lo aprehendieron a Wanderkauven, que quedó a disposición de la Justicia, quien ayer se concretó la audiencia 308, en la que el acusado se negó a prestar declaración, bajo las garantías de la defensoría oficial.&nbsp;<h3>Detalles del crimen en la habitación 16</h3>De lo que se desprende del expediente judicial, se conocieron más detalles que hacen al suceso criminal que el viernes conmovió a la comunidad y más allá de las fronteras serranas, dada la identidad de los protagonistas del trágico suceso.Al decir de la pesquisa, entre momentos posteriores a las 4 y las 4.26 aproximadamente, en el sector correspondiente a la habitación 16 del Hotel Alojamiento denominado "Los Alerces", Wanderkauven, quien venía ejerciendo violencia de género sobre su pareja Marcela Mónica Vedda, la asfixió ejerciéndole presión en la zona de su cuello, comprimiendo los vasos sanguíneos de esa zona, con lo que le provocó la muerte por asfixia.El operador en turno de Radio Emergencia 101, recibió el alerta de una mujer que refirió escuchar una pelea como de una discusión de pareja, proveniente del interior de la habitación 16. Allí, entonces, se comisionó distintos móviles policiales, quienes fueron recibidos por Mariana Cantarelli, dueña del hotel, quien les dijo que al dirigirse al exterior de la habitación 16, observó a una mujer de gran contextura, de pantalón de tipo jean, de campera oscura, y zapatillas deportivas, aparentemente sin signos vitales, estando recostada sobre garaje externo de la habitación. Acotó además la denunciante que instantes antes un hombre delgado, de campera oscura, de pantalón tipo jean y zapatillas deportivas, se hizo presente en ingreso, queriendo irse rápidamente, y muy desesperado, amenazando a la empleada del hotel, por lo que las mismas le abren el ingreso, para así retirarse del lugar el sujeto.Ante la alerta de la testigo, la policía ingresó a la finca, más precisamente a la habitación 16, observando a la mujer aparentemente sin signos vitales, estando recostada decúbito lateral derecho, teniendo en su lateral una moto marca Mondial modelo TD 150 color negra, blanca, roja. También en ese lateral se encontraba una mochila de color negra, un casco de motovehiculo y un candado de la moto.Ya dentro de la habitación, se vio varios cigarrillos, bebidas alcohólicas, manchas de color rojizo símil líquido hemático. Ante el escenario, los efectivos, convocaron a las autoridades de la fuerza, la policía científica como de la fiscalía.&nbsp;Al unísono, se dio aviso al Centro de Monitoreo, alertándose sobre las circunstancias del hecho y las descripciones del hombre bajo sospecha, con las características de la vestimenta que llevaba, detalles que también fueron recopilados a través de las filmaciones del propio hotel sobre el ingreso y egreso.Más allá del seguimiento realizado por el Centro de Monitoreo en la búsqueda del sospechoso, finalmente el hombre se apersonó espontáneamente en la comisaría para denunciar el extravía de su DNI ante la imposibilidad de no poder sacar un pasaje en colectivo, donde el oficial Yanibelli advirtió las similares características físicas del hombre que era buscado y su procedió a su aprehensión.<h3>La empleada que escuchó la pelea</h3>Quien alertó sobre el incidente dentro de la habitación que luego terminó en una escena criminal resultó ser la empleada del hotel que cumple funciones hace nueve años como recepcionista, camarera, mucama como así también se ocupa de la parte de lavandería en el horario comprendido de 23 a 7 de domingo hasta los viernes de cada semana.La mujer relató a los investigadores que aproximadamente a las 22 del viernes ingresó una pareja a bordo de una moto marca Mondial TD tipo Cross de 150cc, de color blanca y negra, conducida por un hombre que estaba con el rostro descubierto mientras que de acompañante estaba una mujer con casco colocado, a quien se le notaba que sobresalía el cabello de color rubio.Una vez en la habitación, en cuatro oportunidades le solicitaron&nbsp; cuatro envases de cerveza, y también consumieron una botella de vino de un litro que se encontraba sobre la cómoda de la habitación.&nbsp;Aproximadamente las 4, el hombre llamó por teléfono de línea Interna a recepción, quien le refirió a viva voz: "Mi pareja me afanó cien mil pesos” (SIC), mientras que de fondo también escuchaba la voz de la mujer que se excusaba manifestando también a los gritos que ella no había afanado nada.&nbsp;En la llamada el hombre le pregunta cómo podía solucionar el tema, por lo que la empleada le refirió que ellos no podían interferir en este tipo de conflictos, invitándolos a retirarse del Hotel.No obstante, en un momento dado, oyó a través de las paredes como la mujer mediante gritos le exigía que le devuelva el celular y luego escuchó que el sujeto aparentemente le habría pegado a la mujer por un grito que la mujer expresó en ese instante.&nbsp;Poco después la empleada oyó cuando encendieron la motocicleta, y al notar que luego de varios minutos, éstos seguían allí, es que se acercó hacia el Box y les preguntó a través de la puerta y sin abrirla, si se iban a retirar, y en ese instante el hombre se acercó y le refirió: "yo me voy a ir solo, pero ella se va a quedar porque está tirada durmiendo en la cochera" (SIC).Al cabo de unos minutos, más precisamente siendo las. 4.26, &nbsp;pudo observar a través de las cámaras de vigilancia privadas como el hombre daba toda la vuelta por el sector de circulación de vehículos y ella le abrió el portón de entrada del Alojamiento, retirándose solo caminando hacia la vía pública.&nbsp;Bajo ese contexto, rápidamente la empleada se acercó hacia la cochera de la habitación a la que se habían hospedado y se encontró a la mujer tendida en el suelo en posición decúbito lateral derecho, y a su lado la moto. Frente la escena y creyendo que la mujer se encontraría en estado de ebriedad o bajo los efectos de estupefacientes, dio aviso de inmediato a la dueña del hospedaje, quien minutos más tarde se hizo presente y llamó a la policía, más precisamente fue hasta el Escuadrón de Caballería que se encuentra en la vereda del frente, donde los uniformados le sugirieron que llamaran al "101" emergencias.&nbsp;<h2>EL TESTIMONIO DEL HIJO</h2><h2>“Intuía que podía terminar como terminó”</h2>También dentro del voluminoso material probatorio contra el femicida, se volcó en el expediente la declaración testimonial de uno de los hijos de la víctima, quien refirió a la historia violenta que vivía su madre y de los intentos frustrados de ellos por evitar lo que pasó.El hijo contó que conoció a Mariano Wanderkauven porque había sido amigo de su padre; que luego de que se separaran sus padres desde hace unos ocho años a la fecha y aproximadamente desde hace unos cinco años hizo pareja con su madre.Contó que en ese lapso habían &nbsp;vivido juntos en diferentes etapas, yéndose su mamá a convivir con él; "pero no duraba"; que una semana más o menos y su mamá volvía a su casa ya que "él se drogaba y la golpeaba".Reseñó que siempre era lo mismo y su mamá volvía y al tiempo otra vez la contactaba y vuelta a lo mismo. El hijo no sin dolor supo señalar que en algunas oportunidades vio a su mamá llegar con rastros de haber sido golpeada, venir con el "ojo inflado", casi cerrado de los golpes, pero que él nunca quiso actuar&nbsp; porque sabía que luego se las podía agarrar con ella.Recordó que cada vez que ella venía golpeada, trataba de llevarla a que "haga una restricción", inclusive como para lograr que ella tampoco se pueda acercar a él por un tema legal.Sobre la última vez que había visto a su madre, manifestó que había sido el día anterior, el jueves, alrededor de las 9 de la mañana. Que luego recibió mensajes de audios de WhatsApp, en los que su madre le dijo que estaba en Tandil, que había venido con Mariano porque él tenía que cobrar una plata acá. Asimismo le mando fotos en que se la veía a ella, evidentemente sacadas por él; que se la notaba normal, es decir riéndose, se la escuchaba bien.&nbsp;El hijo contó que tanto él como su padre en más de una vez habían &nbsp;manifestado de querer matarlo, porque sabía lo que pasaba; pero ambos en verdad no tenían intenciones de concretarlo, sino más bien como una expresión de angustia por lo que vivía su mamá.&nbsp;El hijo confió a los judiciales que intuía que esto podía terminar como terminó.<h3>Pedido de detención</h3>Como se consignó, ayer el fiscal Vaticano hizo efectivo el pedido de detención del acusado, quedando a criterio del juez de Garantías 1, a cargo del doctor José Alberto Moragas, de quien se desprendía que iba a convalidar tal situación procesal, al aguardo de la prisión preventiva.&nbsp;Al evaluar los hechos y la pena en expectativa que comprende el homicidio, el fiscal apeló a los riesgos procesales que habilitan la medida de coerción en tratamiento, puesto que permiten válidamente afirmar que la magnitud de la pena en expectativa habilita a inferir que el encartado intentará eludir la acción de la Justicia o entorpecimiento en la averiguación de la verdad para el caso, de allí pidió la detención, circunstancias que claramente el magistrado marplatense no tuvo en cuenta a la hora del antecedente que ya pesaba sobre el nombrado.Vale señalar que hechos descriptos fueron calificados como “Homicidio agravado por la relación de pareja preexistente y mediando violencia de género, en los términos del artículo 80 incisos 1 y 11 del Código Penal, que contempla como condena la prisión perpetua.&nbsp;<h2>Las filmaciones y huellas como pruebas incriminantes</h2>El abrumador caudal probatorio contra el imputado no solo quedó complicado con los testimonios, los antecedentes e incluso las imágenes recogidas de las cámaras tanto del hotel como del Centro de Monitoreo, también un aporte científico robustece aún más la autoría del nombrado.En efecto, del acta de levantamiento de rastros en la habitación 16 del hotel se detectaron tres huellas papilares en una botella de vidrio de vino Viñas de Alvear y el otro en una lata de cerveza "Quilmes". Dichos rastros fueron cotejados con el informe de la Coordinación Científico Regional Atlántica (Sección AFIS), que da cuenta que los mismos se corresponden con los dígitos Pulgar y Anular de la mano derecha de Mariano Leopoldo Wanderkauven.

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Asesinato en la habitación 16 y la historia de violencia detrás

El acusado por el femicidio se negó a declarar y quedó detenido. El año pasado bajo la misma mecánica, con la misma víctima, protagonizó una idéntica agresión, sin llegar a la muerte. Iba a juicio pero en libertad.