Crimen de Gianfranco Adaro
Una vida vale más que un cable, pero la demagogia punitiva lo tapó todo
El crimen de Gianfranco Adaro, el adolescente de 18 años que falleció tras recibir un tiro por estar robando cables, exacerbó el afán punitivista de la sociedad y la noción de que cualquier delito puede ser reprimido con mano dura.
El asesinato a sangre fría de Gianfranco Adaro en manos de Emanuel Marino, generó una fuerte reacción en la sociedad a favor del uso de armas y de la justicia por mano propia.
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Según la crónica policial, el pasado lunes a la madrugada, en Chienno y Cabral, Marino disparó cuatro tiros con una pistola calibre 22 y uno de ellos impactó contra la nuca del joven, que en ese preciso instante huía en moto con otro cómplice tras robar cables del tendido público.
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