ENFOQUE
Sobre el impacto del alcohol en la sociedad
“Quise ahogar las penas en alcohol, pero las condenadas aprendieron a nadar”. Frida Khalo.
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El consumo moderado de alcohol, cuando no hay una contraindicación formal, en las condiciones adecuadas, no es un problema para la salud. Condiciones adecuadas son cuando se lo hace en buena compañía, en baja cantidad, no antes de trabajar o de conducir, teniendo un estado anímico normal y no depresivo o de enojo. Todo lo contrario pasa a ser problemático: beber en solitario, triste, más de una copa, fuera de horas razonables, teniendo que desarrollar tareas de precisión.
Los médicos respondemos en forma cotidiana a la pregunta sobre tomar alcohol. Inclusive vienen los pacientes con la convicción de que una copa de vino, sobre todo tinto, es beneficiosa para su condición clínica, cualquiera sea ésta. Esa convicción proviene de lectura de buenas fuentes, con cita de personas ilustres inclusive de la Medicina. La respuesta es tajante: no te voy a contraindicar la toma de una copa de tinto, pero tampoco te la voy a indicar como la pastilla de la presión.
Quien escribe no cree que sea exclusivamente un tema actual, décadas atrás también pasaba, el hecho de salir y beber como forma de diversión. Incluso de no concebir no tomar alcohol cuando se sale. Lo que sí parece novedoso, de los últimos años, es el cambio de modelo. Se toma -mucho antes de ir al lugar programado; la previa incluye altas cantidades de diferentes bebidas, incluso blancas y con el estómago vacío y en tiempo récord. Kalsarikäni es un vocablo finlandés que define el hábito de beber alcohol solo, en su casa y en ropa interior, pero que se ha generalizado para definir un modelo habitual de los países nórdicos de muy alta ingesta alcohólica en condiciones no adecuadas. Este modelo de esos países parece trasladarse a nosotros latinos, que no compartimos en lo más mínimo sus características. El frío, la oscuridad, la idiosincrasia, todo nos diferencia de las personas de esa región.
No se está queriendo decir que estas conductas de nuestros jóvenes lleven en forma inevitable a problemas de salud, físicos y/o mentales. Esto sí va a suceder cuando pasa el tiempo, el chico deja de serlo y persiste en la conducta. Cuando aquella forma de divertirse se ha perpetuado y pasa a interferir en su desarrollo personal. Lo que era una diversión, es un hábito.
La intoxicación que provoca el alcohol, la droga más comúnmente utilizada, y permitida, es responsable de varias tragedias. Es una rareza abrir un diario y no encontrar una noticia sobre un accidente de tránsito relacionado con la ingesta de alcohol. El sexo sin protección, las agresiones a terceros por causas nimias o sin causa, la violencia sexual, son también moneda corriente. El conocido efecto desinhibidor del alcohol, buscado en forma consciente o inconsciente, lleva a veces a “romper el hielo” de algunas relaciones, pero también a liberar otras conductas como la represión o la xenofobia.
La Organización Mundial de la Salud estableció que el límite máximo de alcohol permitido no debe exceder los 0.5 g/l de sangre. Hay países desarrollados que, en su afán de dar libertades a sus habitantes ponen ese límite por arriba del valor sugerido, por ejemplo Inglaterra con 0.8 g/l, y hay otros que lo ponen por debajo, como Suecia que establece 0.2. Ahora, estar lúcido o intoxicado, ¿es previsible cuando se bebe? ¿La curva alcoholemia/ precisión, es lineal? Rotundamente no, y desde estas líneas se aboga por la tolerancia cero en cuanto a alcoholemia y conducción de vehículos. La libertad propia termina donde empieza la del otro.
Entonces, es común y aceptado socialmente iniciarse en el alcohol, y continuar su uso. Cuando se detecta un modo no recreativo del beber, antes de las consecuencias perjudiciales comentadas, se trata ya de un problema.
No se está utilizando el tiempo libre para distenderse, sociabilizar en forma constructiva o gratificante; la personalidad lejos de crecer comienza a frenarse. Es de persona inteligente pedir ayuda, y de persona noble acercarse para ayudar a alguien querido que va en ese rumbo.