CIPOLLETTI LO HIZO
Semáforos y veredas en la Ruta 226, urgente
Por Néstor Dipaola
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Desde mucho tiempo atrás, el tramo urbano de la Ruta 226 viene provocando muerte tras muerte, y aquí solamente organizamos reuniones, sin resolver nada. Se habla mucho y se elaboran proyectos que luego no se cumplen. Está claro que ni el traslado de la ruta ni la elevación de la misma, ni los famosos puentes son viables, porque entre la decisión política de Vialidad Nacional, llamados a licitación y ejecución de las obras pasarán unos cuantos años. O tal vez una eternidad. Y las muertes son ahora. Y la ciudad dividida sin poder atravesarla, también es ahora.
Desde 1998, quien escribe esta columna lo había anticipado en reiterados comentarios, en el suplemento dominical La Vidriera de este Diario, con palabras como las que siguen: “Las muertes van a seguir ocurriendo si a esos tramos de la ruta no se los declara ‘avenida’ y se colocan semáforos, veredas y cordón cuneta. En todos los casos hemos pronosticado nuevas muertes. Desgraciadamente esos pronósticos se cumplen”.
En Cipolletti lo hicieron, sin autorización
La respuesta ha sido siempre la misma. “No se puede, porque se trata de una ruta nacional”. Pero a lo largo y ancho del país hay ejemplos notorios. “Las vidas de nuestros vecinos deben ser prioridad”. De esta manera lo entendieron, en los últimos años, los intendentes de Cipolletti, Aníbal Tortoriello y Claudio Di Tella, respectivamente. En 2019 se colocaron los primeros semáforos y luego prosiguieron.
El diario Río Negro, de General Roca, se ocupó intensamente del tema en los últimos meses. Entre otros párrafos, leemos: “Cómo 11 semáforos bajaron drásticamente las muertes en la Ruta 22 (título). La polémica que al principio se generó parece haber quedado en el pasado. Tanto conductores como autoridades de Tránsito de Roca, Cipolletti y Villa Regina destacan la importancia de estas obras. Además, los departamentos policiales encargados de la Seguridad Vial remarcaron que desde que se instalaron los semáforos no se registraron más incidentes fatales en esos cruces.
“Estamos a favor de seguir sumando semáforos en los cruces de Cipolletti y Ruta 22. Los accidentes se disminuyeron notoriamente y se organizó mejor el tránsito en los cruces”, indicó el intendente actual, Claudio Di Tella. “Si bien hay una demora para cruzar la ciudad, estamos hablando de la protección de lo más preciado que es la vida. Si ponemos en balanza eso, la instalación de semáforos ha sido beneficiosa”.
El diario Río Negro también dialogó con los conductores que continuamente transitan por la Ruta 22 y la mayoría se mostró de acuerdo con los dispositivos. “Por la tarde, alrededor de las 17 o en horas de la mañana hay mucho tráfico y se tarda mucho, pero no hay otra forma de evitar accidentes”, expresó un vecino de la ciudad. Laura Sánchez, que vive en la zona de Cuatro Galpones está de acuerdo y dijo: “Entiendo que cuando andan muchos camiones es engorroso esperar los semáforos, pero es necesario”.
Los camioneros también se mostraron a favor (sigue la crónica del diario Río Negro) aunque realizaron algunas críticas. Alberto Gallo hace 50 años se dedica a transitar las rutas por su oficio. “Son muy largos (los tiempos de los semáforos), tendrían que ser con menos espera. Igual me parecen bárbaros para que pueda cruzar la gente”, expuso. Todas las semanas hace el recorrido Buenos Aires-Neuquén. “Antes nos convenía porque no parábamos, pero la gente que tenía que cruzar estaba esperando mucho rato. Los semáforos tienen que estar”, reiteró.
Mientras, en tandil se delibera y los muertos siguen
En los próximos días, miembros de la agrupación Estrellas Amarillas ocuparán la Banca 21 por este tema. Entre otras cosas, pedirán que prontamente se tramite que Vialidad Nacional ceda al Municipio los espacios urbanos por donde pasa la ruta. Está perfecto. Pero hay que proceder ya. En todo el país hay semáforos que atraviesan las rutas, y que sepamos, no fueron colocados por el Espíritu Santo.
A los funcionarios de Vialidad Nacional ya se los esperó demasiado. A ellos no les importan nuestros muertos. Pero si tampoco nos importan a nosotros, estamos complicados. Hay que hacer esa obra, ya. Semáforos primero, y luego cordón cuneta y vereda. ¡Ah!, y a renglón seguido, abrir las calles hacia y desde Villa Aguirre y demás barrios, actualmente cortadas por las colectoras.
Esa sería, realmente, la ciudad del Bicentenario. Sin muertes evitables, pero que además sea una sola y no dos, como ahora. Por todo ello y mucho más, es una obra fundamental y urgente. Tandil está dando un ejemplo maravilloso de convivencia política cuando vemos reiteradamente al intendente Lunghi y al diputado Iparraguirre trabajar juntos por la ciudad. Ambos, debieran ir ya a Vialidad Nacional para avisarles que vamos a hacer entre todos, prontamente, una nueva ciudad. Pero nunca a pedirles, porque no nos van a tener en cuenta.