Opinión
#OlivosGate: el festejo de Fabiola que le costó cuatro puntos al FdT ¿Será Alberto el nuevo Herminio?
A poco más de dos semanas de las PASO y luego del escándalo que se generó por la foto de la Quinta de Olivos que explotó en plena carrera electoral, el kirchnerismo está obligado a recalcular. Los pilares en los que en un primer momento pensó su campaña el Frente de Todos, el proceso de vacunación y la imperceptible recuperación económica (que Alberto Fernández se empeña en resaltar hasta el hartazgo al momento de analizar la elección con su círculo privado), ya no son suficientes.
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Por más que en el oficialismo se empeñen en decir que “la puerta de salida está cerca”, o “que vamos camino a la vida que queremos”, la realidad es que, especialmente en los lugares más carenciados de la provincia de Buenos Aires, los argentinos pasaron de llenar la heladera a sobrevivir. Del asado, a la polenta. La propia Cristina Kichner lo sabe, por eso mira con preocupación el conurbano y el clima social pre electoral. El reclamo de la semana pasada con el que fue recibido el nuevo ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, se enmarca en ese contexto.
A falta de buenas noticias, la vuelta de timón se intenta constantemente en la confrontación discursiva con el pasado: “Ah, pero Macri”, es la síntesis retórica de esta estrategia que, por cierto, recuerda mucho a la que utilizó Cambiemos cuando en 2019 el sueño de la reelección se opacaba porque nunca llegó el tan esperado “segundo semestre”.
Luego de la escandalosa fiesta organizada por la “querida Fabiola”, lejos está el Frente de Todos de recomponer su vínculo con esos sectores que fueron duramente castigados en 2020, un poco por la pandemia y otro poco por las decisiones del Gobierno Nacional. El oficialismo lo sabe, de hecho, ya no alientan a su tropa gritando a los cuatro vientos que van a “poner a la Argentina de pie”; en un tono un poco más bajo ahora dicen “estamos saliendo”.
En ese contexto, a los desencantados que en 2019 por las políticas económicas de Mauricio Macri compraron la idea del kirchnerismo moderado, Alberto los alejó. Es que el festejo de cumpleaños de Fabiola Yañez en plena cuarentena estricta irritó a varios: al “relajado sistema de salud” que salvaba vidas mientras el Presidente y su pareja tomaban champagne violando todos los protocolos, a los familiares de las víctimas y hasta los funcionarios del oficialismo.
A diferencia del resto, vale aclarar que este último grupo no se enfadó por sentirse traicionado y usado por su ¿líder?, sino porque se sintieron debilitados en medio de tanta impunidad. Lo llamativo, es que estos mismos que ahora se quejan porque nadie de los presentes en la fiesta se avivó de guardar los celulares, meses atrás por poco comparaban a Fernández con Churchill y sostenían que el Jefe de Estado era un gran líder, un “rosquero” nato. Cuando golpea, la realidad muchas veces duele.
Así, como todo lo que pasa últimamente en la Argentina de la grieta, en términos electorales la foto debe leerse a partir de la polarización. Distintos sondeos reflejan que en los sectores de la oposición la foto, síntesis de la mentira como método de comunicación, provocó asco, bronca e indignación. En los oficialistas, se manifestó una señal de apoyo a Fernández y compañía: para el 26% de los votantes “frentetodistas” la foto les fue indiferente y solo para el 8% supuso indignación.
Sin embargo, hay un dato por el cual la preocupación en el Gobierno crece en medio de una elección que parece reñida. Volviendo a los desencantados (el grupo de votantes que todos buscan porque hacen la diferencia a la hora del poroteo), desde que estalló el #Olivosgate emigraron a otros espacios.
Tal fue la migración de estos indecisos, que en los próximos días comenzarán a circular por los medios encuestas con un pronóstico desalentador para el kirchnerismo: la lista que encabeza Victoria Tolosa Paz en el distrito electoral más importante del país ahora está segunda y cuatro puntos por debajo de Juntos. ¿Será Alberto el nuevo Herminio?