EN EL DEBATE DE LOS CANDIDATOS DE TANDIL
¡No se olviden de la “Avenida 226”!
POR NÉSTOR DIPAOLA
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“Suelen al hombre perder
la soberbia y la codicia.
También el coraje envicia
al que le da noche y día;
el que era menor debía
más muertes a la justicia”.
(Borges)
En sus variados poemas relativos al viejo Buenos Aires, Jorge Luis Borges pinta con maestría las situaciones sociales de los suburbios. En “Milonga de dos hermanos” describe cómo Juan Iberra mató a su hermano menor, porque no podía admitir que el más chico lo aventajara a la hora de contar muertos, en los arrabales de entonces. Si hoy retornaran los Iberra, hijos de la “cultura del cuchillo”, sin escuelas ni pizarrón, se asombrarían de vivir un mundo con universidades, música y poesía, pero con más odios, hambre y muertes que el que ellos transitaron. Se mata en las guerras con armas y se mata sin ellas. Comprobarían que sus muertos fueron una gota en el mar. No entenderían cómo hoy roban los asaltantes pero también los que “manejan los piolines de la marioneta universal”, que son los que matan por hambre, sin armas. Los hermanos Iberra, por ejemplo, no llegaron a conocer el automóvil. Y quedarían absortos al comprobar que se mata impunemente en las rutas y luego la presunta justicia deja en libertad a los asesinos al volante alegando que “nadie sale con su auto con intención de matar”, sin tener en cuenta que la irresponsabilidad es hermana gemela del crimen. Por eso, son miles las personas que “deben muertes a la justicia”, como en el poema de Borges.
¿TANDIL, CIUDAD DE INSENSIBLES?
Para el miércoles próximo está previsto el debate público de los cuatro candidatos a intendentes del Tandil, de cara a las elecciones del domingo 22. Es un acontecimiento tan importante o más, que el nacional, porque quienes gobiernan los municipios del país tienen buenas posibilidades de mejorar la calidad de vida de los habitantes de sus respectivos pueblos o ciudades. En cambio el accionar de quien resulte electo presidente depende mucho del margen de maniobra que le permita el poder hegemónico global.
El tránsito es un problema serio, como en tantos lugares. Pero aquí se agrava por el trayecto de la Ruta 226 que hoy en día debemos convenir en que atraviesa el centro de la ciudad. Y sin embargo, hasta el momento los candidatos están hablando del problema de la inseguridad en Tandil, pero de “la otra”. Es decir, la de la delincuencia. Tal vez no saben que está comprobado que la inseguridad del tránsito provoca muchas más víctimas fatales. Y que en la mayor parte de los casos no se trata de “accidentes” sino de crímenes por conducir de manera irresponsable. La solución no pasa por un simple curso de educación vial, ni por las leyes de alcoholemia cero. Pasa por una legislación que condene con cárcel efectiva a los asesinos al volante.
En el caso de Tandil se suma la insensibilidad, porque se piensa en el automovilista y en el tiempo que perdería y no en las vidas humanas. Ya poco y nada se habla del tema de la “avenida 226”, pese a la proliferación de muertes y de peatones que sí pierden su tiempo “estudiando” por dónde cruzar. Aquí se trata de actuar ya, poniendo lo que hay que poner. Son muchas las ciudades del país en las que se ha actuado directamente, en los casos en que Vialidad Nacional no interviene rápida y eficazmente. La única solución es la de convertir en avenida, con veredas y cordón cuneta, el tramo que va desde la intersección de las rutas 30 y 226 hasta el acceso al Campus. Y después habrá que continuar hasta El Paraíso, por lo menos. Pensar en otras “soluciones” sería, por lo menos, insensible, o casi criminal. Ni puentes, ni rotondas. La ciudad no puede ni debe seguir “cortada al medio”. Ese tramo debe ser transferido ya mismo al municipio, como acertadamente señalan los miembros de la organización “Estrellas amarillas”.
Quien escribe estas líneas viene publicando la propuesta de semaforización desde el año 1998. O sea, un cuarto de siglo atrás. Hasta ahora, nada se ha hecho, más que un par de colectoras y de rotondas que nada solucionan y mucho entorpecen. De sur a norte del país, las rutas nacionales y provinciales están llenas de sectores urbanizados y con semáforos, para impedir que las ciudades queden divididas. Pero sobre todo, para evitar un sinfín de muertes anunciadas. Apelamos, una vez más, al sentido común y a la sensibilidad de funcionarios locales, provinciales y nacionales.