Opinión
La verdadera batalla cultural
Liliana Barela: "No tiene que ver solamente con una cuestión presupuestaria. Si compramos un montón de libros o computadoras y no activamos el proceso de inquietud, no sirve para nada. Estimular la lectura y la imaginación es esencial".
Liliana Barela tiene una sólida formación como historiadora, y posee una extensa trayectoria en la gestión pública: fue directora nacional de Patrimonio, Museos y Artes; subsecretaria de Acción Cultural del Gobierno de la Ciudad; directora del Foro de Patrimonio del Mercosur; directora del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires y directora general de Patrimonio e Instituto Histórico, entre otros. Pero lo que más la destaca es que es una mujer de acción y por sobre todo de grandes convicciones.
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En un contexto de permanente crítica al gobierno nacional, donde se le achaca entre otras cosas la falta de sensibilidad y de interés por la cultura y la educación pública, Liliana durante la hora que duró la nota no dejó de hacer hincapié en la necesidad imperante de tomar el toro por las astas, dejarse de eufemismo y hablar de la verdadera batalla cultural que tenemos que librar todos los argentinos juntos: la de la educación.
Para ello se valió de su nutrida y vasta experiencia no solo en la gestión pública, sino en la acción, en la calle, en los barrios, en las milongas, donde todavía la recuerdan como una de las impulsoras para que el Tango sea declarado patrimonio inmaterial de la humanidad.
"Hay una política que se ve, relacionada con festivales y museos; y otra que no se ve, que es la educativa", declaró, dejando claro que ahora la lucha no se enfoca en la resignificación del pasado sino que la verdadera lucha tiene que ver con el futuro, y ese futuro son los niños y tiene a la educación como campo de batalla, ya que es en el aula, donde se forjan las mentes y se moldean las identidades.
La secretaria destacó la alarmante crisis de comprensión lectora que nos afronta. En un mundo donde la información abunda, no alcanza con saber leer; sino que hay que enseñar a comprender.
"No tiene que ver solamente con una cuestión presupuestaria. Si compro un montón de libros o computadoras y no activo el proceso de inquietud, no sirve para nada. Estamos trabajando en un plan nacional de lectura para llevar narradores a todo el país, utilizar las estructuras de las bibliotecas populares y hacer talleres de lectura. Estimular la lectura y la imaginación es esencial."
Es necesario un compromiso de todos; la educación debe declararse como esencial para que los paros, obviamente legítimos, corran paralelamente y no perjudiquen a los chicos, que ya bastante perjudicados fueron en su momento por la cuarentena.
"Las escuelas se han convertido en refugios de emergencia, muchas veces limitadas a un rol asistencial", afirmó. "La escuela debe ser un espacio de aprendizaje genuino. Necesitamos nutrir el desarrollo cognitivo de nuestros niños", remarcó, instando a que es momento de dejar de colocar parches y retomar la esencia de la educación.
La experiencia de Liliana en la villa 1-11-14 fue un punto destacado en la charla, ya que la verdadera dignidad no se encuentra en un plan, sino en el reconocimiento del esfuerzo. "Lo que me ofrecieron no fue un regalo, sino un valor: ‘Es la primera vez que aprecian lo que hago, lo que soy’", le compartió emocionado uno de los adjudicatarios de las becas que gestionó hace algunos años junto al gobierno de Italia. Es en esa dignificación del trabajo donde se encuentra la clave para reconstruir nuestra identidad colectiva.
"Cultura es todo. Es el trabajo, la economía, la música, el teatro, la gastronomía y por sobre todo la pluralidad. Hay belleza en lo diferente", enfatizó, advirtiendo sobre los peligros de los discursos que persiguieron y silenciaron las voces disidentes.
Así, la verdadera batalla cultural se muestra ante nosotros como una oportunidad para releer el pasado, trabajar fuertemente en el presente y así poder transformar el futuro de nuestras generaciones. Con cada lectura, con cada obra de arte y cada diálogo, construimos un puente hacia una cultura que por fin nos abrace a todos, aun en nuestras diferencias.