Opinión
La trampa populista de Milei y la posibilidad de Juntos Por el Cambio
Los dos gritan. Los dos insultan. Los dos sobreactúan la bronca, la angustia y la grieta. Viven de ella. No conciben su existencia sin la del otro. Los dos tienen enemigos claramente definidos. Los dos dicen que van por todo. Los dos demuestran poco respeto por las instituciones. Los dos se la pasan insultando a los medios y a los periodistas. Los dos dicen que son distintos pero a kirchneristas y libertarios les bastó el mes post PASO para demostrar que son iguales.
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Mientras el ministro Sergio Massa aplica desesperadamente la fórmula clásica del peronismo para dar vuelta elecciones, desde el lado libertario de la grieta le responden con más populismo. Aunque se pasea disfrazado de Robin Hood, Massa tardó años en subir el mínimo del impuesto a las ganancias y le cuesta explicar por qué no lo eliminó. Massa debería aprender que cuando hay sed de castigo lo mejor es no explicar nada. En el otro bando insisten con la dolarización y hacen agua cuando tiene que explicar el cómo de medio plan de gobierno. Prometer eliminar impuestos es fantástico pero la sociedad necesita ver esperanza.
Los dos tienen un enemigo poderoso en común: los medios. Massa y la vocera presidencial se enojan cuando los periodistas preguntan incisivamente y dejan en evidencia que sus promesas están flojas de papeles. Milei también. El economista libertario está a cinco minutos de hablar de “los esbirros de los medios hegemónicos” pero por ahora sigue diciéndoles “periodistas ensobrados”. ¿Ensobrados? Si. Massa se paseó por canales estatales y afines pidiendo perdón por “tener simpatía” con este gobierno sin recibir re pregunta alguna, como si no fuese Ministro. Milei se entrevistó con el animador Tucker Carlson que vino al país sólo para conocer al candidato. Un malintencionado dijo que aprendieron bien del porteño amarillo.
Kirchneristas y libertarios tienen un sistema narrativo propio. Basan sus discursos en eslóganes con gran fuerza retórica que reducen la realidad al máximo y facilitan su repetición en cualquier debate de café o grupo de WhatsApp. Aunque hay que reconocer que no se la ponen muy difícil, Milei y Massa hacen que todos caigan en la trampa de discutir los temas que ellos mismos instalan.
En este escenario de fervor populista para Juntos Por el Cambio no está todo perdido. Las elecciones dejaron en claro que cuanto menor es el nivel económico-social más es el voto peronista. Puesto de otra forma, a mayor nivel económico-social más voto antiperonista. La diferencia es que Milei tiene la misma cantidad de votos entre ricos y pobres. Tal vez debería ser Milei quien tiene que correr como Rocky Balboa en un video. Aunque la victoria de Milei pueda poner en duda la importancia del armado territorial en una elección, en las provincias que eligieron gobernador e intendente el mismo domingo que Milei dio el batacazo las coaliciones tradicionales hicieron una mejor elección. Unión por la Patria y Juntos sacaron entre cinco y diez puntos más, mientras que Milei sacó trece puntos menos. Cuando se tiene que votar intendente y gobernador se piensa distinto.
Otra chance se le abre a Juntos Por el Cambio de la mano de Massa. En el acto con la central sindical de la semana pasada parecía haber más gente arriba del escenario que abajo. Una pícara metáfora del momento del peronismo. Una pícara imagen del humor social.
Hay tres provincias que habrán elegido gobernador antes que Milei, Bullrich y Massa aparezcan en el cuarto oscuro nuevamente. Santa Fe repitió la elección con Pullaro ganando la gobernación. De repetirse un triunfo de JxC en Mendoza y Chaco podría cambiar el clima político y generar la inercia que necesita Bullrich para entrar a la segunda vuelta.
Se acerca octubre y la política sigue debatiendo qué hacer con Milei. Mejor dicho, cómo terminar con el fenómeno libertario, con este monstruo del que se sabe muy poco pero del que se piensa y escribe mucho.
Acostumbrada al guión de la grieta la reacción de la casta es de desesperación total. Como si la batalla de la percepción se tratase de un debate lógico y racional, medios oficialistas y opositores, funcionarios, candidatos, políticos y hasta los curas villeros se encargan de criticar a Milei todo el tiempo sin reparar en que lejos de sacarle votos lo benefician. Es muy torpe.
A este fenómeno atípico no lo horadan las herramientas tradicionales. Para intentar ganarle hay que ser innovador. La respuesta existe y no la dieron las encuestas. Mucho menos los politólogos y los expertos en campañas electorales. Como muchas cosas que pasaron en la política post pandemia la estrategia anti Milei también la predijeron Los Simpsons. Hace 28 años Springfield fue atacada por carteles de publicidad gigantes que sucumbían cuando la gente los ignoraba. La fórmula que debe utilizar la casta es fácil: just don’t look. Simplemente no miren.