La tercera es la vencida: nuevo intento de reforma laboral
Cuando el Congreso sesione en marzo, veremos desfilar la propuesta impulsada por el ministro de Producción y Trabajo Dante Sica, referida a la Reforma Laboral.
Recibí las noticias en tu email
Esta insistiría con la implementación de un fondo de cese laboral y el blanqueo, pero lo nuevo, estaría en la reducción de las jornadas de trabajo de 8 a 6 horas, modificando la ley de jornada 11.544. El único capitulo sin contradicciones es la creación de la Agencia Nacional de Evaluación de Tecnología de Salud (AGNET), que ya se analizó en el transcurso del 2018.
La principal movida de Sica, y la que traerá más conflicto de intereses, se basa en el título “Blanqueo y Litigiosidad”. Se estima que 40% de la población está en clandestinidad laboral, esto es, 4.5 millones de argentinos están en negro. Ahora bien, el verdadero camino para combatir el empleo en negro sin alterar el espíritu “protectorio” de la Ley de Contrato de Trabajo, es eliminar el temor de las empresas a emplear trabajadores sin que ello culmine en un endeudamiento, debido al alto impuesto al trabajo y la presión fiscal, ya que las cargas sociales son las que ocasionan el principal problema del empleo en la Argentina.
Los especialistas creemos que es momento de impulsar un plan de blanqueo laboral mediante una reforma laboral sin tocar las Ley de Contrato de Trabajo ni avasallar ningún derecho laboral. El blanqueo laboral pretende beneficiar a los empleadores que regularicen a sus dependientes, alivianando el costo laboral y la presión fiscal en materia impositiva. A su vez, le reconoce al empleado no registrado, aportes y contribuciones de los periodos que trabajó en la clandestinidad.
El blanqueo laboral no trasciende por la modificación de las leyes laborales, pues la reforma laboral pasa por la flexibilización en materia de generar más empleo evitando el estrangulamiento de las empresas a la hora de contratar personal.
La reforma mediante el blanqueo laboral, significaría que las empresas puedan generar empleo genuino que no sea una carga impositiva y no las comprometa a un futuro de endeudamiento y problemas legales. El problema no solo reside en el costo laboral, sino también al bajo financiamiento para la adquisición de bienes productivos, los impuestos, la debilidad de la operatividad de la ley y la baja de consumo, todas estas variables negativas caminan en la misma vereda a contramano de las pequeñas y medianas empresas.
El crecimiento de la productividad es un resultado de la inversión y la innovación, pero estas solo son fructíferas con la generación de empleo y no modificando leyes. En tal sentido, lo que falla es la operatividad y no la letra misma de la norma. Es necesario una reforma laboral que tome de guía las reglas para potenciar el empleo y generar oportunidades en las empresas.
Lo nuevo de esta Reforma Laboral es la reducción de la jornada de trabajo a 6 horas diarias y a 36 horas semanales. Lo que esperamos los laboralistas es que, el recorte de horas, que a mi juicio es productivo, se aplique sin recorte salarial, para todos los trabajadores en relación de dependencia que desempeñen su labor en la actividad pública o privada.
Las estadísticas indican que la mayor cantidad de accidentes ocurre en las últimas horas de trabajo o en la primera como producto de la desatención sufrida por cúmulo de fatiga.
Estudios llevados a cabo por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestran que los países de ingresos bajos y medios tienden a trabajar más horas que sus contrapartes más ricas. Esto se debe a una serie de factores que van desde la proporción de trabajadores cuentapropistas o autónomos a los salarios más bajos, la inseguridad laboral y cuestiones culturales.
Según encuestas de la OIT, el problema es de índole cultural y social la reducción de la jornada laboral para incrementar la producción. En las Américas y el Caribe, el 34% de las naciones no tienen límite de horas semanales, la tasa más alta entre todas las regiones.
La expectativa de Sica, en general, es intentar un éxito legislativo, en un año electoral, con el menor nivel de conflictividad posible. Sin cambios en la Ley de Contrato de trabajo, el oficialismo espera que prospera el tercer intento de la Reforma Laboral.
(*) Abogado. Especialista en Derecho del Trabajo.