Esperando el 18J
Faltan pocos días para el final de la “cuarentena estricta” y ya podemos adivinar lo que harán los gobiernos. Como poco a poco va pasando desde la única cuarentena que se respetó integralmente (la decretada el 19 de marzo de 2020), el cumplimiento se deshilacha.
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Como el relato. Durante los más de 100 días, la política en general intentó convencernos de la ventaja del “Estado presente” que nos iba a salvar la vida arbitrando entre el dilema Salud vs. Economía. Sin embargo, ese mismo Estado que nos dijo en enero que el virus no llegaría y en marzo que se curaba con un té caliente, terminó adoptando como solución novedosa y excluyente la misma que se aplicó en el siglo XIV. La sugerencia de “quédate en casa” y someter a aislamiento a la población. Aislamiento que el pueblo en general cumplió demostrando que la decisión individual, más allá del cuentito del Estado todopoderoso, fue el mejor antídoto contra la pandemia. Y cuando la paciencia se agotó, ese Estado tan presente se quedó sin ideas ni futuro.
Comprensible en todo caso porque mal puede el ciudadano poner su vida y bienes en manos de un tercero que compra fideos y barbijos más caros y de peor calidad que los que él mismo compra en el “chino” de su esquina. ¿Le darías tu sueldo a un funcionario público para que el te lo administre mes a mes? ¿Que resuelva qué y dónde comprar? Bueno. Menos le entregarías la vida, para que te la administre.
Después de estos más de cien días de aislamiento, superamos en contagios a China, Suecia y Ecuador. La curva que buscamos achatar en marzo sigue subiendo y arrojará al final de la pandemia más positivos que la gran mayoría de los países del mundo (hoy estamos dentro de los primeros 25 del ranking).
Lo importante empieza ahora. Cuando hay que tomar decisiones. El coronavirus absorbió el desastre económico del gobierno de Macri y los muy malos primeros meses del de Fernández. Nadie está en condiciones de criticar nada porque la pandemia tiene la culpa de todo. Todos, oficialismo y oposición, tienen el miedo del que compra un auto nuevo y lo saca para “bendecirlo” en Luján. Estadísticamente, es el momento más propicio para que lo choquen.
Encima, tienen que lograr que el despegue “encaje” con lo que nos contaron durante estos interminables meses. Comparando cifras con Bolsonaro, como si nosotros lo hubiésemos votado.
Para completar el panorama, la salida que imaginan está supeditada a lo que pase en el AMBA, donde para variar manipulan las cifras. Como cuando empezó la cuarentena, la única salida está en manos de los individuos. Depende de nosotros, los que hasta ahora lo hemos hecho mejor que en otros lados, de la mano de un intendente que fue estricto cuando empezó pero supo encontrar un sendero en conjunto, con responsabilidad.