Opinión
Cómo se hace un chequeo
“Quien no sabe lo que busca no entiende lo que encuentra” Claude Bernard (1813-1878)
En forma cotidiana los médicos clinicos recibimos en el consultorio personas de todas la es edades que vienen por su control en salud. “Quiero que me pidas de todo” suele ser la frase utilizada, imperativa, en lugar de aguardar a ser evaluado. Supongo que ese imperativo surge de un convencimiento colectivo de que los sistemas público o privado van a intentar retacear gastos.
No afirmo que no sea así, puede ser, pero en realidad un chequeo, un examen periódico en salud, es un continuo en la vida de una persona que, en cada encuentro, debe llevar pocas cosas, pocas órdenes.
Utilizando Google como buscador, el más eficiente, encuentro en los primeros links (supuestamente los más relevantes), que “te deben pedir” una ecografía de tiroides, un examen funcional respiratorio, marcadores tumorales, y muchas cosas que no tienen razón de ser en medio de otras razonables. En el mundo real hay instituciones, algunas muy prestigiosas, que hacen un chequeo en el cual entrando por una puerta y saliendo por otra un par de horas después, “te hacen todo”. Ese “todo” dista de serlo a juicio de quien escribe. Se le realizan las mismas investigaciones a una persona de 20, o 40, o 60 años, sin casi preguntarle el nombre. La cuestión es atravesar puertas.
Entonces, ¿qué es hacerse un control de salud? Como se dijo al principio es un continuo. Lo comienzan los pediatras, actores principales en el oficio, observando cómo llegamos al mundo y proveyéndonos de los artificios de la ciencia para darnos protección (vacunas, cuidados de la boca, alimentación, etc). Cuando el reloj biológico marca el paso del clínico de niños al de adultos, no hay ningún quiebre, es simplemente un pase de manos. Y será ese reloj biológico, la edad, quien vaya marcando cómo chequearnos.
Pesan los antecedentes familiares, cuestiones ambientales, sucesos que nos puedan ir marcando en la vida, pero sobre todo la edad. El sexo es casi una obviedad destacarlo, la mujer tiene su examen periódico ginecológico, y en ocasiones es el tocoginecólogo quien toma en sus manos el rol de clínico, y está bien. El nivel de actividad física, si es recreativa o competitiva, también marca diferencias en cómo controlarnos.
Si el año pasado te hiciste un ecodoppler cardíaco, ¿tiene sentido repetirlo este año? ¿La prueba de esfuerzo cardíaca, tan solicitada, es racional? ¿La clásica radiografía de tórax, con su carga de rayos X, sirve como chequeo? Podría continuar la lista, pero no tiene mayor sentido. Lo importante es contar con el profesional que pueda tomar en sus manos ese continuo del que hablamos. Llegará el momento de analizar la próstata, la videocolonoscopía, pero todo en su momento.
Muchos se podrán preguntar qué se hace en el caso de no tener ese continuo, de no ser consecuente en el seguimiento de la salud. Allí la entrevista será más larga y, según la edad y los antecedentes, serán más o menos necesarios estudios complementarios.
Manejado así, el control periódico en salud, una vez al año siendo EN SALUD, va a llevar pocas hojitas del recetario del médico. Ningún retaceo en gastos por parte de los auditores, y mayor eficiencia. ¿A qué llamamos eficiencia? El viejo adagio del genial Claude Bernard sigue muy vigente. Un marcador tumoral o reumatológico fuera de contexto, o variaciones de la normalidad de algunos análisis (los consabidos valores de referencia, tan mal interpretados), suelen llevar a una catarata de estudios posteriores que solamente aportarán confusión.
La relación médico-paciente debe ser una relación humana de mutua confianza. Logrado eso, la persona evaluada no va a necesitar aquel imperativo “pedime de todo”, y seguramente va a quedar más tranquilo que atravesando muchas puertas.