¿INTERPELACIÓN?

Esta semana, la agenda estuvo atravesada por temas que ya llevan varios días marcando el pulso de la información pública. En concreto, el escándalo por la denuncia por irregularidades en la Policía Local y el reclamo de profesionales del Hospital Municipal “Ramón Santamarina” por la reestructuración de la UCRI.

Este Oído se enfocará en el segundo de los tópicos a propósito de lo que dejó la reunión de la Comisión de Salud que se celebró el martes pasado, en el primer piso de la Municipalidad.

Si bien la decisión del desplazamiento de los jefes ya se había tomado, incluso se difundió una copia del decreto firmado por medio del cual el intendente Miguel Lunghi ratificó la medida del Sistema Integrado de Salud Pública, los concejales convocaron a los profesionales médicos para abordar el caso y escuchar sus argumentos. Luego, hicieron lo propio con las autoridades de Salud con miras a conocer el enfoque de ambas partes.

Parece que durante el intercambio hubo duras acusaciones, algunas de las cuales señalaron a las autoridades del sistema sanitario de ejercer “autoritarismo”. Pero también se habrían realizado planteos hacia los concejales en cuanto a la posibilidad de “pedir una interpelación” a los funcionarios públicos.

Claro que la mención generó gran repercusión entre los presentes y la reacción de las partes. Si bien se presume que esta línea no prosperaría, según lo manifestado a este Diario, hablar de interpelación contempla una situación “complicada y difícil” y no tiene casi antecedentes en la gestión.

Independientemente de las instancias, los médicos continúan con su reclamo, pese a que la decisión de desplazamiento ya está tomada. Las partes mueven sus fichas.

MEJOR NO HABLAR DE CIERTAS COSAS

Depende de qué lado se lo vea, los médicos desplazados de la UCRI se reunieron con Lunghi, o el Intendente recibió a los exintegrantes de la jefatura de la mencionada unidad.

En resumen, hubo reunión entre los profesionales que llevan a cabo el reclamo para que la Unidad de Cuidados Intermedios no pase a depender de Terapia Intensiva y del Ejecutivo. Más allá del carácter armónico del encuentro, los recibidos se fueron con las manos vacías. La decisión –“política”, por si hacía falta aclarar-, ya estaba tomada y firmada.

Lo particular del encuentro fue algo que dejaron trascender los propios médicos y que les motivó una visible molestia o indignación. De acuerdo a lo que relataron, el jefe de Gabinete Julio Elichiribehety les dijo que las cosas hubieran tomado otro rumbo si los profesionales no hubieran hecho público su reclamo.

La negativa a ceder es una regla principal de la política para no dar muestras de debilidad. Sin embargo, hay excepciones. En todo caso, ante la posibilidad de otra resolución del conflicto, el propio Ejecutivo podría haber capitalizado el sostener la Unidad bajo la misma órbita y hasta mantener a los jefes de un servicio sobre el cual solo hubo expresiones de conformidad con su funcionamiento.

Lo triste del asunto es que le marca la cancha a otras áreas del Sistema de Salud y hasta de la planta municipal en general, donde no son pocos los reclamos. “Mejor no hablar de ciertas cosas”, decía la canción.

MALESTAR ENTRE UNIFORMES

Como se dijo, la denuncia anónima por irregularidades en la Policía Local que anticipó este Oído fue uno de los temas fuertes de la semana que culmina. Con el avance de las horas, se confirmó que hay dos investigaciones abiertas: una administrativa, que lleva adelante la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad y otra penal, que instruye la Fiscalía de Delitos Especiales del Departamento Judicial de Azul.

Pero eso no fue todo en estos días agitados para las autoridades de la Policía Bonaerense. Un final doloroso que se llevó la vida de un efectivo sacó a la luz una situación de extrema gravedad ocurrida hace algunos días en la otra dependencia ubicada al norte de la Ruta 226.

Esa situación, que puso en riesgo la salud de un grupo de policías, llegó hasta algunos despachos de la Municipalidad, dando cuenta de la vulnerabilidad y falta de acompañamiento con la que estarían trabajando los agentes que le ponen el cuerpo a diversas problemáticas sociales que hacen también a la seguridad ciudadana.

Más allá de trasladar la inquietud a funcionarios locales, el mando y funcionamiento de la Policía depende exclusivamente de la Provincia. Si bien siempre se puede tender una mano, la respuesta última la tendrá el Ministerio de Seguridad.

A la sazón, en las puertas del fin de semana, también se confirmó que el delicado episodio llegó a la Justicia, a la misma fiscalía que conduce el doctor José Ignacio Calonje, a cargo de investigar hechos que pudieron darse en ámbitos institucionales.

Hasta aquí, lo que se puede contar, más allá de que circula todo tipo de versiones y especulaciones…

TELÉFONO PARA LA JUEZA Y PARA LA MUNI

“¿El marido de la jueza que intervino es funcionario de la oficina municipal que aprueba los planos?”, lanzaron desde la Asamblea por la Preservación de las Sierras.

La pregunta formaba parte de una comunicación a partir de la cual convocaron a una marcha para el próximo 28 de marzo, frente al Municipio, en reclamo por el cese de las irregularidades en el control de las construcciones en áreas protegidas del faldeo serrano.

La pregunta hace mención -sin nombrarla-, a la magistrada María Gabriela Vila, a cargo del Juzgado de Faltas 1, bajo la órbita del propio Municipio. Se trata de la jueza que recibió la causa por la polémica construcción en la manzana 187Q de Don Bosco, donde no se puede hacer más de una vivienda, pero ya se levantaron cuatro. El propietario presentó un estudio propio que determinó la existencia de dos alturas diferentes en el terreno. ¿Qué decidió el Juzgado? Otorgar el permiso para construir contemplando ambas altimetrías.

En concreto, se avaló usar “distintas varas” para lotear o levantar viviendas de acuerdo a la altura de cada parte de la manzana.

Lo particular del caso, es que por lo menos en la declaración jurada de la jueza, el nombre de su cónyuge coincide con el de un funcionario de la Secretaría de Planeamiento y Obras Públicas. Un simple rastreo online permite saber que dicho trabajador municipal estuvo hace años a cargo de un “control exhaustivo” del avance de diferentes obras privadas.

Habrá que ver si tuvo incidencia o no en el expediente de la manzana 187Q, y si fue así, si la jueza no tendría que haberse excusado de intervenir. Por otro lado, si la Asamblea no decía nada, la cosa pasaba. Otra vez.

A SOL O SOMBRA, PERO SIN GARITAS

Aunque muchas veces se hable de Tandil como “una isla”, este recóndito lugar en el extremo sur del planeta no queda exento de lo que sucede en el resto del mundo. Por lo tanto, también la ciudad experimenta una sostenida temporada de sequía acompañada de altas temperaturas.

Mucho se habló de cómo el fenómeno climático repercute en la producción agroganadera, de su impacto en los incendios -los bomberos estuvieron a pleno durante enero y febrero-, y hasta de cómo proteger la piel y la necesidad de hidratarse.

Pero poco se ha dicho de una postal que se repite de manera transversal en la mayor parte de los barrios de la ciudad. Se trata de vecinos que se resguardan en la “vereda de la sombra” mientras pispean si llega el colectivo.

Claro, al no haber garitas, no queda otra que cruzar la calle y esperar del lado de enfrente. Ya no hace falta que los refugios tengan letreros led ni otros lujos. Con un techito alcanzaría, por lo menos para que los plásticos de la tarjeta SUBE no se derritan en los bolsillos de los pasajeros.

QUEJAS AL PIE DE LA PIEDRA

“Si sabía que era así, ni me venía hasta acá”. Al pie de La Movediza, uno de los paseos más visitados de la ciudad, una turista manifestaba su malestar porque, luego de subir los 264 escalones que la llevaron hasta la réplica de la mítica Piedra, no pudo refrescarse ni ingresar al único baño que hay en el predio, un servicio que es de gestión municipal.

Al calor típico de febrero se le sumaron las dificultades que la mujer encontró para llegar hasta la Piedra, aunque –hay que reconocerlo- éstas forman también parte del atractivo del lugar.

“Me costó llegar hasta arriba y sentí vértigo durante casi todo el recorrido”, aseguró la ocasional turista. Parece que la pasarela con dos terrazas y miradores construidos para que los visitantes puedan apreciar el paisaje natural de todo el entorno le dejaron gusto a poco a la mujer.

Pero lo que más le molestó fue que el baño que linda con el Centro de Interpretación “Cerro La Movediza” se encontrara cerrado bajo llave en horas tempranas de la tarde.

Lo cierto es que, si bien es imposible dejar conformes a todos los turistas, la cuestión de la falta de agua y de baños de acceso público más otro tipo de infraestructura es un problema que ya había sido planteado por los artesanos de la feria del lugar, que llevan más de una década trabajando en el predio.

Semanas atrás, durante una recorrida de El Eco de Tandil por ese lugar, algunos emprendedores consideraron necesario que el Municipio instale servicios esenciales, así como también que brinde una mayor seguridad en el paseo, “que es la bandera de Tandil”, según señalaron.

“Hay gente que sube hasta la Piedra y luego tiene mucho calor y necesita refrescarse y tomar agua pero no tienen cómo”, habían remarcado los artesanos, dado que los baños que se encuentran en el tradicional paseo pertenecen al Municipio y sus puertas se cierran al público a las 14.

“No me va a quedar otra que ir hasta una estación de servicio”, planteó para terminar, y muy indignada, la turista esta semana, desconociendo la coincidencia de su demanda con un pedido más generalizado que –al parecer- sigue sin una respuesta oficial.

Últimas Noticias

Últimas Noticias

Nuestros medios

Con el Oído Agudo