Género
La brecha en la inclusión financiera
En 1929, la escritora inglesa Virginia Woolf publicó un ensayo titulado "Un cuarto propio", que propone que una mujer sólo necesita un cuarto propio y un ingreso fijo para escribir ficción. Es un ensayo que habla de dinero y sobre todo habla de trabajo, del derecho de las mujeres de vivir de algo. Casi un siglo después, si bien hubo importantes y numerosos avances, la brecha financiera sigue afectando a las mujeres, que no se han involucrados tanto como los hombre en este ámbito.
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La libertad financiera es esencial para cerrar la brecha de género en el ámbito económico y alentar a las mujeres para que tomen el control de su futuro financiero. Según el Global Findex 2017 en América Latina y el Caribe, antes de la pandemia el 51 por ciento de las mujeres no tenía cuentas bancarias, apenas el 10 por ciento disponía de crédito y el 11 por ciento contaba con algún ahorro formal.
La crisis generada por la pandemia ha evidenciado las situaciones críticas que han enfrentado las mujeres con menores ingresos y sin ahorros ni acceso a productos financieros que amortiguaran el impacto.
Sin embargo, en economías con menor alfabetización, las mujeres enfrentan dificultades para obtener créditos y construir un fondo de emergencia. Este desequilibrio también se agrava porque las mujeres se ocupan mayoritariamente de las tareas domésticas y de cuidado, y también por los factores socioeconómicos actuales.
Por otra parte, para tener un panorama de la situación local, los primeros datos de la Encuesta de Hogares y Empleo municipal arrojó que en Tandil, al cuarto trimestre de 2023, la tasa de actividad ascendía a 57,9 por ciento, la de empleo a 54,6 por ciento, la de desocupación a 5,7 por ciento y la de subocupación a 7,9 por ciento.
A la hora de separar las tasas por género, se observa las tasas de actividad y de empleo son más elevadas en el caso de los varones (66,7 y 64,1 por ciento respectivamente) que en el de las mujeres (49,6 y 45,8 por ciento respectivamente), mientras que las tasas de desocupación y subocupación son más elevadas en las mujeres que en los varones.
En tanto, el Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género del extinto Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación publicó el año pasado el “Informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción” con datos relevados del segundo trimestre de 2022 en base a la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (EPH-INDEC). Entre los datos principales se destacan que las mujeres ganan, en promedio, un 28,1 por ciento menos que los varones; los sectores de menores ingresos están compuestos casi en un 64 por ciento por mujeres; la tasa de desocupación es del 7,8 por ciento para las mujeres y del 6,1 por ciento para los varones; y las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales.
Todavía es necesario revisar y pensar la participación efectiva de las mujeres en el mundo del trabajo; la brecha salarial; el acceso a puestos de poder y decisión; pero también la posibilidad de acceder a una educación financiera que permita que cada vez más mujeres pueda ahorrar, invertir y planificar si futuro económico.