Necrológicas
ÁNGEL CAPEL
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailFalleció el 12 de enero de 2025, a los 95 años. La dedicación y ayuda a su familia, en especial la entrega a quien fuera en vida Marta Nuncia Gómez, su esposa también fallecida, hoy lleva a recordarlo como un ejemplo de vida.
La integración de lazos de amistad frecuentes, lo llevó en su vida a cultivar esas relaciones que tienen una estrecha vinculación con las mejores conductas, que se inculcan y se proyectan en el bienestar general, no sólo a sus allegados, sino que tienen un efecto derrame que alcanza a los vecinos del barrio, comerciantes y personas que tuvieron la oportunidad de tratarlo.
Nacido en 1929, con casi un siglo de vida dejó una huella imborrable en esta ciudad, ejerciendo la carpintería como oficio, en el cual se destacó junto a su hermano Genaro, en 9 de Julio y 25 de Mayo, y luego en Gaucho Rivero 542, en el barrio de Villa Laza. Su empeño en el trabajo de la madera lo convirtió en una especialidad, en la cual descolló en líneas del hogar como muebles de cocina y dormitorios. Pero no le escapó ni a las puertas y ventanas.
Disfrutó del fútbol. En el orden local fue ferviente seguidor de Ramón Santamarina y siguió varias de sus campañas, en el profesionalismo River Plate fue el club de sus amores.
Cuando decidió dejar de trabajar, lo que hacía demasiadas horas del día, las herramientas que usó para ganarse la vida fueron donadas a una escuela de jóvenes, que abrazaron su profesión y aprendan el manejo de las mismas como una salida laboral, hecho que fue reflejado ampliamente por el diario El Eco de Tandil.
A la hora de cuidar o atender un enfermo nunca estuvo ausente, tenía especial predisposición para sentirlo como un samaritano, y así mereció el reconocimiento de quienes pudieron apreciar sus bondades en ese aspecto, que merece dedicarle esfuerzos y atención.
Haber llegado a los 95 años no le impidió estar cerca de los más necesitados, siempre con la misma convicción y respeto prácticamente hasta el final de su vida, a veces hasta desde su lecho de enfermo mostró su preocupación y ofreció soluciones. Fue un desarrollo a través de la empatía que tenía en su carácter familiar, social y laboral.
El juego de mus y las bochas estaban en la predilección de sus entretenimientos. Era un visitante frecuente de Mar del Plata, de sus playas y en especial su gastronomía. Pero no por ello dejó de ser un excelente asador de carne vacuna, sus menudencias y se destacó con manjares como preparar el lechón en todas sus formas, al asador o la parrilla.
“Hace un mes nos tocó despedirlo en Praderas de Paz, con los mejores sentimientos que él mismo supo compartirlos durante toda su vida”.
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