Falleció Carlos Calderón, referente

de Gardel en la ciudad

Y un día nos dejó…

Carlos (Carlitos) Calderón parecía tan eterno como el agua y el viento. O como Gardel, la gran pasión de su vida. Aunque no era muy amante de confesar la edad, algunos apuntes mencionan la cifra de 82. Excepto una aguda sordera que de alguna manera le impedía comunicarse en el último tiempo, se lo veía bien, leyendo materiales de tango y otros del canto popular argentino.

Con un peinado netamente gardeliano, difundía su obra en cada esquina. En el trabajo, durante los muchos años en que se desempeñó como empleado del Juzgado Civil de San Martín esquina Rodríguez. En los grupos culturales en los que participó, como por ejemplo el que homenajeaba, allá por los setenta y ochenta a Hugo del Carril, referente tanguero si los hay, en el canto y en el cine.

Pero respecto de Gardel, su máximo ídolo, en algún momento quiso “traerlo” nuevamente a Tandil. Fue allá por 1990, después de haber revisado los diarios históricos de la ciudad. Hoja por hoja, dato por dato, hasta encontrar las fechas exactas de las cinco presencias oficiales de don Carlos en esta ciudad. 1918; 1922; 1924; 1930 y 1933. Un montón. No en muchas ciudades del Río de la Plata estuvo cinco veces. Aunque don Omar Gómez, fallecido extitular de los Amigos de Gardel, tenía “la fija” de que en 1916 también había estado aquí. Pero esa visita no fue oficial ya que fue contratado por un grupo de amigos que se unieron, pusieron unos pesos cada uno y le pagaron. Seis presentaciones, pues, aunque esta última no figuró en los diarios. En el caso de las cinco restantes, Carlos Calderón registró todas ellas, con lujo de detalles, incluyendo los anuncios previos y las reseñas posteriores.

Armó todo, desde el primer material hasta el último. Buscó fotos de Gardel en las revistas de la época que hacían referencia a sus películas. Allí encontró también los listados completos del cancionero y de la filmografía del cantor de todos los tiempos. En las viejas y recordadas máquinas de escribir Olivetti, con mucha paciencia fue construyendo un material muy rico. Y a esos informes de prensa les sacó copias. Tras la compaginación y armado de rigor, consiguió apoyo de las áreas de Cultura tanto del municipio como de la Universidad, para que pudiera perdurar en un libro. Se emocionó hasta las lágrimas en la presentación, su felicidad no tenía límites.

Y siguió “gardeliando” por el resto de sus días. Casi veinte años atrás, teniendo en cuenta su pasión y dedicación, se lo nombró presidente de la Agrupación Amigos de Carlos Gardel, que había sido creada en 1963. Por esas cosas que tienen las instituciones, pero también por razones estrictamente biológicas, la comisión se fue desmantelando. Y llegó un momento en que hubo coincidencia unánime en que Calderón se había ganado el derecho de ostentar el cargo de “presidente vitalicio”. Y cumplió. Colaboró siempre en todos los actos, hasta el más reciente, el 24 de junio último. También lo hizo con el conocido programa “Deshojando Tango”, de Radio Tandil.

Nos dejó Carlitos Calderón, algo así como “un pedazo de Gardel” en esta ciudad. Lo recordamos como se lo merece, como un hacedor de la cultura popular, con su espíritu siempre altivo y su ánimo conciliador y participativo en tantas reuniones en las que intervino. Descansa en paz. (Colaboración de Néstor Dipaola).

RICARDO ENRIQUE VILLA

Nació el 19 de septiembre de 1949 y falleció a los 75 años el 24 de septiembre de 2024.

“Papá, nos dejaste tan pronto...tu partida fue devastadora no hay consuelo para tanto dolor. Sé que estás en un lugar mejor, lleno de paz y sin sufrimiento pero queríamos tenerte un poco más con nosotros. El amor que siempre nos diste nos fortalecerá en los momentos más difíciles, en cada lágrima derramada hay un destello de tu amor que nos calma un poquito esta inmensa tristeza. Te prometemos que junto a tus nietos cuidaremos mucho a mamá, mientras tanto volá alto y no hagas renegar a la abuela. Besos al cielo. Te amamos, tus hijos Matías, Romina, Florencia y Leonardo”.

HERMINDA ISABEL ÁLVAREZ (VIUDA DE GILES POTICH)

Nació en Tandil el 8 de septiembre de 1938. Falleció el 27 de septiembre de 2024, a los 86 años.

“Nació cuando sus padres Venancio Álvarez y Virginia Rivero trabajaban en estancia Montiel. Más tarde, llegó su hermano Celso Oscar (f) y luego Silvia Zulema.Y a ubicada la familia en un tambo de la misma estancia, concurrió a la Escuela primaria 32 en Ramón II. En la iglesia de ese lugar tomó su primera comunión.

Realizó estudios secundarios en el colegio de la Sagrada Familia, donde estuvo pupila y obtuvo el título de Perito Mercantil, y aprendió inglés y bordado a mano, en lo que se destacó.

Fallecido su padre, la familia de ubicó en Tandil, Roca al 1000. Allí realizó tareas como costura y cobranzas hasta que entró a trabajar en la fábrica Kafka hasta su jubilación.

Supo ganarse el afecto y respeto de superiores y compañeros, recuerdo que a diario manifestaba un gran cariño por todos ellos.

Casada con Martín Giles, estimada persona. No tuvieron hijos. Sí sobrinos, a los que quería mucho.

Generosa y preocupada por ayudar al prójimo. Fue Rosada Voluntaria en el Hospital Ramón Santamarina durante muchos años.

En su juventud disfrutó el baile en club El Solcito, Amigos Unidos de Iraola, Santamarina y reuniones sociales en la Escuela 60. Participó de coros, cantar le daba gran placer. Hacía reuniones familiares, en las que jugaban a las cartas.

Tenía su pequeña huerta y jardín y algunos frutales que cuidaba con esmero.

De carácter firme, cordial, honesta, amiga de hacer amigos que mantuvo durante toda su vida.

Vivió durante más de cincuenta años en la zona de Montiel y Garibaldi, donde sus vecinos fueron sus mejores auxiliares y donde vio crecer a los hijos de los hijos de esos vecinos.

¡A todos ellos gracias!

QEPD Herminda”.

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