JULIO CABODEVILA

Falleció el 23 de julio de 2024.

“Nació el 16 de noviembre de 1941, en Santamarina, un pueblito cercano a Necochea, siendo el cuarto hermano de una familia compuesta por sus papás Leónidas y Juan; y sus hermanos "Quico","Cacho","Tita","Pety" y "Mary".

Sus primeros años los transitó en el campo, pero al tiempo se trasladó a Tandil. Se radicó en Villa Italia, más precisamente en Quintana y Dinamarca, donde cosechó grandes amistades y pasiones por los deportes (fútbol, básquet y bochas).

Amaba a su Racing Club y a Santamarina.

Siempre activo, alegre, trabajador, honesto, amiguero, a veces gruñón...,pero sobre todo buena persona.

Le encantaba el mar, el de Necochea, la música y recorrer la ciudad en su bicicleta, hasta que sus piernas se cansaron y las ayudó con su bastón.

Tío, "Cabito", hasta el último minuto diste batalla, pero te cansaste...y está bien...te fuiste en un sueño eterno, seguramente acompañado por tu gran amor: tu mamá.

Partiste de este mundo el 23 de julio, con tus 82 años bien vividos (sé que nada te quedó pendiente).

¡Tío nos duele en el alma tu partida! Pero nos consuela saber que no sufrís más.

Ese día me quedé pensando que algunas personas jamás nos dejan, nunca se van por completo. Aunque ya no estén, su esencia queda, su voz se escucha, te sentimos sonreír. Algunas personas jamás nos dejan, son eternas. Descansá en paz, tío”.

OSVALDO JESÚS LISTA

“Hasta que un día se van, primero que nadie, o primero que el resto. Se van aun con mucho por vivir, pero se van y nos dejan así, un rato bastante largo, a tientas en la noche, como queriendo sostenernos del último vestigio de luz que dejan tras de sí a la hora del adiós”. (El Escribidor).

Falleció el 12 de junio, a los 94 años, en Tandil.

Nació en Coronel Dorrego, el 4 de enero de 1931.

“Llegó a esta ciudad siendo muy pequeño. Era hijo de Manuel Lista y Francisca Torres. Recordó siempre su llegada en tren y a Mustafá, su mascota, a la que nunca pudo traer ni reemplazar. Vivió una linda infancia y juventud en su hogar de calle Quintana. Fue a la Escuela 21, pasó por clubes de barrio, y también tiene recuerdos del campo y de la casa de Matías, rodeado siempre de familiares y amigos de Villa Italia.

Ingresó muy joven a trabajar en el Ferrocarril Roca, luego cumplió por ley el Servicio Militar en Comodoro Rivadavia, siendo licenciado en su trabajo. Ya estaba a cargo de la familia porque su padre Manuel se había enfermado.

Pasó desde la cuadrilla, el galpón de máquinas, fue aspirante y en simultáneo estudió en la fraternidad, mientras trabajaba con el objetivo de seguir avanzando. Amaba sus historias laborales en el Ferrocarril, sus amigos y siempre me relataba y contaba emocionado historias de aquella época. Se recibió de maquinista de máquina a vapor, máquina diesel, coche motor y con una vacante en Temperley se recibió como un gran maquinista de aquellas locomotoras de época.

Se casó con Iris Elba Roig el 24 de octubre de 1957. Vivieron 59 años juntos, luego le tocó despedir a su compañera y a partir de ese momento su vida cambió y la tristeza lo invadió. Trataste siempre de vivir recordándola a través de la música, sus fotos y de la familia.

Tuvo 5 hijos: Osvaldito, fallecido muy pequeño; Rodolfo, Raúl, María Rosa y Patricia.

En 1986 te retiraste del ferrocarril pero no te quedaste quieto, seguiste trabajando en mantenimiento de la seccional OSDE de Tandil unos cuantos años, rodeado de muchos y queridos compañeros y compañeras que siempre recordabas por los buenos momentos vividos.

Como el gran campeón de la vida, tus nietos y tu bisnieta Alondra te recordarán... también tus familiares, vecinos y amigos. Fuiste un gran padre, abuelo, hermano, vecino, amigo y tío de todos, con un gran corazón. Pasaste por esta vida dejando grandes recuerdos, con tu buen humor y tus anécdotas, tus valores seguirán presentes entre nosotros, como también tu forma de ver la vida aconsejando y preocupándote por toda la familia: si venían, no venían o cómo les iba en sus viajes, estudios, trabajos y en la vida misma.

Me toca despedirte con mucho dolor, papá, y recordarte por siempre como un viejo sabio, tranquilo, silencioso porque donde ponías una palabra era la palabra justa, la necesaria para mí, para mi familia y para todos. Gracias por tus consejos, tus momentos compartidos, tu ausencia se siente y la casa ya no es la misma. Quiero agradecerte una y mil veces, tu generosidad, tu tiempo, lo mucho vivido, tu gran corazón y toda tu luz que brille por siempre en cada uno de nosotros”.

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