Necrológicas
NÉSTOR ABEL REYES (TITO)
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Néstor Abel Reyes, conocidos por sus allegados como ‘Tito’, nació en Urdampilleta el 19 de mayo de 1947. Al año de vida por razones de salud de su familia vino a vivir a Tandil, donde hizo su vida hasta el pasado 13 de mayo de 2021, a los 73 años, que se fue para siempre.
Trabajó en varios lados donde cosechó muchos amigos, aunque como él decía “conocidos y gracias “, pero tenía amigos, pocos pero buenos.
Conoció a la ‘Paisana’, su negra como le llamaba a María Cristina Bichi, y hacía 50 años que habían formado una familia donde nació su único hijo Fabián quien junto a Vero, su hija política, le dieron dos maravillosas nietas: Belén y Ailen, las cuales lo cuidaron hasta el último suspiro, dada la maldita enfermedad que es el Covid que lo hizo partir.
“Hasta siempre amor”, lo despiden su esposa, hijo y nietas. “Damos gracia al Hospital Ramón Santamarina, médicos, enfermeros y mucamas de la sala general de Covid y en especial al doctor Mezzina por los 24 años de atención y a la doctora Mariagenles Alzogaray, médica de cabecera. Gracias a todos”, cerró la familia.
BETTY CANO
El pasado 29 de mayo de 2021 falleció en Tandil Betty Cano, luego de transcurrir una cruel enfermedad. Era hija de Francisco M. Cano (f) y Nélida Pagnutti. Había formado una hermosa familia junto a su amado esposo Carlos Reyes, con quien tuvo dos hijos: Germán y Kevin.
Era cariñosa, buena amiga, sociable y con una sonrisa única. Nunca bajó los brazos. Adoraba cocinar, en especial tortas para todos sus seres queridos.
Su partida es lamentada por sus seis hermanos: Miguel, Alfredo, Marisa, Susana, Estela y María José; por su cuñada Cristina y su suegra Delia; por su sobrinos, tíos, primas y sus amigas, en Sandra L. y Sandra A., sus amigas del alma, junto al grupo ‘Las Locas’.
“Betty tu partida nos duele, pero sabemos que estas en paz en un lugar sin dolor. Te extrañamos y te extrañaremos cada día aún más”. Sus restos previo velatorio recibieron inhumación en el cementerio parque Pradera de paz.
HORACIO GONZÁLEZ
Horacio González nació el 6 de febrero de 1960 en Curuzú Cuatia. A sus 18 años por obligaciones cívicas se mudó a Tandil, donde finalmente encontró su hogar. Conoció el amor, se casó con Marcela y años después nació Rocío su única hija. El 10 de mayo de 2021 con 61 años, falleció en manos del Covid, el que según él, le iba a costar llevárselo. La peleó pero después de lucharla, como siempre le gustó hacer en su vida y con sus metas, esta vez no pudo ganar.
Los partidos del ‘Rojo’ (Independiente) no van a ser lo mismo sin él, ni los picaditos con sus amigos que perdieron a su ‘jacaré’, su compañero de truco y esa risa picarona que tan linda era de escuchar.
“Te extrañamos cada día todos los que te conocimos y en este momento tan triste, injusto y doloroso elegimos recordarte por tu alegría constante, tus chistes y ese remate justo que siempre tenías. Por tu garra, tu sed de mejorar de superarte y de promoverlo en los demás. Con tus consejos y esas charlas larguísimas por las que hoy daríamos lo que fuese porque sean por cinco minutos más y así también con tus momentos de debilidad que no hacían más que mostrar tu bondad infinita. Vas a ser nuestro angelito gordito allá donde estés y acá con nosotros siempre. Te amamos eternamente”.
STELLA MARIS MARI
Stella Maris Mari nació el 14 de mayo de 1969 y falleció el pasado 10 de mayo de 2021 por causa del Covid-19. Tenía tres hijos: Pamela, Lorena y Horacio; era divorciada y disfrutaba de sus cinco nietos: Melanie, Eliseo, Lauti, Alexis y Sheila.
Sus siete hermanos: Adriana, Sonia, Hugo, Darío, Alfredo, Mónica y Raúl y sus dos yernos Gustavo y Nicolás la extrañan como lo hace el resto de la familia.
Fue una gran guerrera y luchadora, toda su vida se sacrificó mucho para criar a sus hijos. Era muy solidaria y ayudaba a quien lo necesitase.
Le gustaba mucho juntarse en familia y comer asado, si estaba ella el asado no podía faltar, y soñaba mucho con poder hacer un crucero y viajar mucho.
“La recordamos como un gran ejemplo de lucha y perseverancia. Fue nuestra guerrera y nos dejó una enorme tristeza y dolor, pero sabemos que está en los brazos de Dios llena de amor como se ella se lo merece”.
OSCAR HONORIO DURÉ (CACHO)
Oscar Honorio Duré, conocidos por sus seres queridos y amigos como ‘Cacho’, fue hijo de una familia muy humilde, el octavo de nueve hermanos. Se casó con ‘Chelita’ con quien tuvo tres hijas, siete nietos y once bisnietos. Excelente padre y abuelo, siempre atento, dispuesto a dar una mano y jugar con los más pequeños. A quienes deja los mejores recuerdos de la infancia.
Dedicó toda su vida al trabajo, los tuvo en gran variedad, con sus historias de rebusque entretenía a todos. Su principal meta fue dejar un techo a sus hijas, meta que cumplió y siempre se lo agradecerán. En su juventud comenzó a trabajar como electricista en la Usina, pero también en forma particular, y enseñó el oficio a sus nietos.
‘Cachito’ fue también un buen amigo, en su vida se rodeó de muchos y grandes amigos, con quienes disfrutaba jugar a las bochas y a las cartas entre chistes y risas. Todo el mundo lo recuerda con cariño por su trato amable, respetuoso y de agradecimiento.
Su gran pasión en la vida fue el tango, amaba escucharlo, cantarlo y bailarlo. Cada vez que suene un tango él estará en la memoria de su familia.
“Papá, abuelo, ‘Cachito’ como nos cuesta dejarte ir. Solo nos queda el consuelo de saber que ahora estás con tu compañera Chelita que te amó con todo el corazón como todos nosotros. ¡Hasta pronto papi, hasta pronto abu! Tus hijas: Norma, Graciela y Alejandra; nietos Alejandro, Mariana, Marcos, Soledad, Natalia, Josefina y Sofía y bisnietos: Federico, Sol, Chiara, Apolonia, Lola, Petra, Dante, Charo, Vicente, Aureliano y bebé en camino”.
ISABEL TEODOLINDA VERA
Isabel Teodolinda Vera nació el 2 de abril de 1930 en la ciudad de Lincoln hija de María y Rufino Vera, la mayor de cinco hermanos.
Vivió hasta su adolescencia en su ciudad natal, luego emigró a la ciudad de Buenos Aires donde se casó y formó su familia junto a Ramón Bruña con quien tuvo dos hijos: Alberto Horacio y Ramón.
De profesión ama de casa y de muy buen desempeño en la cocina, muy atenta y cariñosa con sus hijos y nietos. Siempre fue una luchadora de la vida y muy trabajadora, creyente con una fe inquebrantable, amante de las plantas y de los animales. La recuerda con mucho cariño Alberto su compañero a lo largo de toda su vida.
“Te llevaremos siempre en nuestro corazón y memoria su nuera Susana Elsa Luján; nietos Ariel Horacio y Diego Raúl Bruña, Rita Inés Ceballos; bisnietos Marisol Bruña, Bruno Nicolás Bruña, Héctor Adolfo Bruña y Lucila Bruña; tataranieto León Bruña”.
PEDRO EMILIO FUENTES
Pedro Emilio Fuentes, alías ‘Pedrito’, nació el 6 de octubre de 1944 en Tandil. Hijo de Pedro Fuentes y Felisa Eijo, fue el menor de nueve hermanos; uno de ellos: su mellizo. Desde el mismo momento en que llegó al mundo, él se transformó en un luchador: el médico que atendía el parto creyó que se encontraba sin vida y fue la enfermera que asistía a Felisa, la que un rato más tarde notó que tenía signos vitales.
La infancia de Pedro transcurrió entre la calle Yrigoyen y el Club Santamarina, donde pasó la mayor parte de sus días. Se desempeñó en varias disciplinas, entre ellas, básquet y patín. Allí fue donde cultivó entrañables amistades que lo acompañaron durante el resto de su vida.
Ahí también conoció a Susana Haydée Fernández, su “Susanita”, con quien mucho tiempo después se casaría y formaría una familia.
Sus padres fueron propietarios del mítico restaurante El Imperial, ubicado en la esquina de Yrigoyen y San Martín. En la cocina y el salón del lugar también trascurrió su infancia; y de adolescente compartió jornadas laborales junto a sus hermanas y cuñados. Tuvo la oportunidad de conocer a muchas celebridades que, en su paso por Tandil, visitaban El Imperial, dejándole historias coloridas que no se cansaba de contar (era un agradable narrador).
Fue amante de la fotografía y de la literatura, empujado por una pasión autodidacta que lo llevaba a aprender todo lo que pudiese. En la búsqueda de su vocación, montó su propia casa fotográfica (El Emporio Fotográfico), y trabajó como periodista en El Eco de Tandil y en su diario de Ayacucho. Dueño de una personalidad emprendedora y extremadamente creativa, el 16 de junio de 1976 fundó Cidle Editora (Centro Integral del Libro Educativo).
Para esa época, junto a Susana, ya eran padres de su primera hija —Carolina—, siguiéndole luego Matías, Ignacio y Felicitas. Tiempo después llegaron los hijos políticos Gerardo, Jorgelina, Lorena y Lucas y los nietos: Maite, Francisca, Pedro, Bernardo, Fermín, Agustín, Emilia y Benjamín.
Cidle Editora fue su gran proyecto, con una intensa presencia en Tandil (casa matriz), y en localidades de la zona como Olavarría (sucursal), Azul (sucursal), Ayacucho, Tapalqué, Rauch, Benito Juárez y Gonzales Chaves.
Durante años tuvo un rol protagónico en el desarrollo cultural de Tandil. En su rol de editor, Pedro acompañó a escritores locales publicando sus libros. Fue además precursor de la Feria Anual del Libro y de Las Artes (1991), evento que comprendió varias ramas artísticas, no sólo literaria. La misma se realizó en el Teatro Cervantes, y como anexo, se montó una gran carpa sobre la calle Rodríguez, de la cual participaron muchos artistas reconocidos; algo totalmente novedoso para ese entonces. A pesar de que dicha Feria tuvo una sola edición, resultó uno de los puntapiés iniciales para la hoy conocida Feria del Libro de Tandil, de la cual también formó parte con su presencia en el comité organizador en cada una de sus ediciones. Asimismo, fue impulsor de las Ferias del Libro de Olavarría y Azul.
En el plano personal, era familiero y amante de las reuniones; se caracterizaba por ser un gran anfitrión. Él nos enseñó que, aunque la casa fuera chica, el corazón tenía que ser siempre más grande. Las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas para quien quisiera pasar. También fue generoso, honesto, trabajador y con cualidades muy nobles. Una persona con valores propios y que supo sembrar muchas amistades. Falleció el pasado 30 de abril de 2021.
“Pedrito querido: fuiste un gran tío, hermano, cuñado, esposo, padre y un abuelo inolvidable. Hace ya un mes que nos tocó despedirte, y a pesar de que te vamos a extrañar mucho, tu legado y tus valores, viven y vivirán arraigados en cada uno de nuestros corazones”.
ALICIA SUSANA GALMAN
Cuando contaba con tan solo 53 años el pasado 16 de mayo de 2021 se apagó la vida de Alicia Susana Galman, causando dolor y angustia entre sus seres queridos.
Alicia nació en Tandil el 26 de enero de 1968 junto a sus cuatro hermanos. En su juventud se casó con Juan Carlos Gago naciendo sus hijos: Verónica, Florencia, Emiliano, Ivana, Andrea, Anahí y Lucrecia. Con el correr de los años y fruto de otra relación disfrutó también con los nacimientos de Milagros y Adriana.
Tuvo la dicha de ver a cada uno de sus hijos con sus respectivas familias y conocer a cada uno de sus nietos. Hacía más de 40 años se había radicado en esta ciudad, tras una breve estadía en Buenos Aires. Su familia la recuerda con mucho amor.
“Alicia era una persona muy alegre trabajadora y querida por cada ser que la conocía. Siempre te vamos a recordar con tu sonrisa y esa fuerza única de leona que tenías. Mamita te amamos. Sus restos previo velatorio recibieron inhumación en el cementerio Municipal”.
NORMA BEATRIZ IRIANI VIUDA DE OREGIONI
El pasado 4 de mayo dejó este mundo la querida Norma Iriani, con sus joviales 83 años. Nació el 22 de diciembre de 1937, en el hogar conformado por sus padres Mela y Mingo y su hermana Diana. Siempre recordaba su infancia, como una etapa que transitó con muchísima felicidad. A los 19 años contrajo matrimonio con Alberto Oregioni, quién fue su compañero de vida hasta su fallecimiento, en noviembre de 2012.
Fue madre de Alejandra, Daniel, Marcela y Silvina. La vida puso a prueba su fortaleza de espíritu, cuando tuvo que atravesar, a muy temprana edad, lo más penoso que le puede ocurrir a un ser humano, como lo es, la pérdida de un hijo. A los 9 años, su hija mayor, falleció en un accidente. El inmensurable dolor que provocó en el joven matrimonio esta pérdida, hizo que esta gran mujer tomara fuerzas para seguir con la crianza de sus otros hijos, a los que les brindó todo su amor y dedicación.
Su vida laboral se desarrolló en el Ministerio de Trabajo de la Nación, habiendo dejado, también ahí, imborrables recuerdos. Norma dejó este mundo, pero su luz brillará para siempre. Alegre, jovial, emprendedora, amiga, consejera, centro de su familia, son tan solo algunos adjetivos que caracterizaron su hermosa personalidad. Su fortaleza, su honestidad, su espíritu inquieto, sus ganas de vivir, son legados que guiarán a sus hijos, sus nietos, sus bisnietas, sobrinas y todos aquellos que tuvieron la posibilidad de compartir su vida o parte de ella. Querida y amada Norma, descansa en paz, has cumplido con creces tu misión en esta vida.