CON GRANDES DESAFÍOS
Bernardo Arévalo asumirá hoy la presidencia de Guatemala
El sociólogo Bernardo Arévalo asumirá 145 días después de ganar la segunda vuelta y tras múltiples acciones judiciales en su contra y reiteradas protestas en las calles.
Tendrá como gran reto reconstruir la institucionalidad del país, responder a una desbordante expectativa social y, centralmente, de tejer con la Justicia y el Congreso una relación que le permita encarar la gestión con alguna calma.
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A sus 65 años, Arévalo llega a la jefatura del Estado para reemplazar a Alejandro Giammattei y cortar una racha de cuatro gestiones centroderechistas, respaldado por una inédita alianza de sectores rurales, organizaciones de pueblos originarios, grupos urbanos intelectualizados y jóvenes.
“Lo que viene para Arévalo es la urgencia por reconstruir la institucionalidad del Estado. Era una institucionalidad que ya venía sufriendo un desgaste importante, pero ese proceso se aceleró en la gestión de Giammattei. Fue creciendo de manera evidente la insatisfacción con el Estado, en función de no otorgar las garantías necesarias”, evaluó Jahir Dabroy, coordinador del Departamento de Investigaciones Sociopolíticas de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales de Guatemala.
Analista e investigador, Dabroy remarcó a Télam que “el mayor de los retos” para el futuro presidente “estará en construir un Estado democrático de derecho, que permita otorgar certezas a la población”.
Arévalo fue la sorpresa de la primera vuelta, en junio, y ganó con alguna comodidad la segunda, en agosto, sobre Sandra Torres, exesposa del exmandatario Álvaro Colom (2008-2012), el último -y único- presidente de centroizquierda que tuvo el país en las últimas décadas.
Pero desde su triunfo debió enfrentar un marcado asedio de parte del Ministerio Público (MP) que le sacó la personería al triunfante Movimiento Semilla, pidió que le quiten la inmunidad que el propio Arévalo tenía como diputado, cuestionó al Tribunal Superior Electoral (TSE) por avalar los resultados electorales y finalmente pidió que se declaren nulos los comicios.
Denuncias
Aunque la fiscal general, Consuelo Porras, declarada “corrupta” por Estados Unidos, explique que el MP solo está cumpliendo su deber de investigar, Arévalo denunció de modo permanente que se orquestaba un golpe de Estado para no dejarlo asumir y culpó de la maniobra a lo que llama “el pacto de corruptos”, que se vería afectado por su gestión.
“Esta transición inevitablemente desgastó la figura de Arévalo y de la bancada de Semilla, por los enemigos que tuvieron, tanto él como el partido, y que intentaron impedir que tome posesión”, lamentó Dabroy.
Y tuvo el respaldo sin fisuras, en el país, del Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad, y fuera de Guatemala, de la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, Estados Unidos y el Mercosur.
El tironeo, de alguna manera, distrajo tiempo y esfuerzo del futuro equipo de gestión para avanzar en la planificación de políticas públicas para un país con pobreza extrema, pésimos índices de educación y salud, alta inseguridad, una corrupción enquistada en toda la estructura del Estado y miles de ciudadanos con pretensiones de emigrar. (Télam)