Urbanismo
¿Qué ves en el cielo?: edificios, patrimonio y el desafío urbano de Tandil como ciudad intermedia
La tensión entre el crecimiento de la ciudad y las escalas de las construcciones plantean un debate sobre la agenda urbana.La densidad del centro de la ciudad se ubica dentro de la capacidad máxima permitida, como ocurre en la mayoría de los centros urbanos. A fines del año pasado, el Concejo avanzó con modificaciones al Plan de Ordenamiento Territorial vinculadas a la altura máxima de las construcciones, con un tope de 31 metros y 10 niveles para la zona céntrica. Además, el explosivo crecimiento demográfico obliga a ampliar las redes de servicios y repensar la planificación urbana en todas sus dimensiones. Por otro lado, las propiedades antiguas no catalogadas como bienes patrimoniales son derribadas para construir edificios que necesitan de nuevo suelo urbano.
Mirar para arriba ya no es lo que era. Si hace 20 años los edificios de la ciudad eran contados con facilidad, en la actualidad las nuevas obras emergen como musgo entre las piedras. El perfil de Tandil en los últimos años va de la mano de una tendencia que da lugar a la construcción de modernos edificios y a la redensificación urbana y, sin perjucio del desarrollo inmobiliario, muchos vecinos han alertado sobre los incumplimiento de la legislación vigente y la destrucción del patrimonio arquitectónico, una tensión latente.
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En el corazón de Tandil proliferan los emprendimientos habitacionales que cubren un nicho muy específico: tienen un alto valor de mercado, suelen ser de categoría y están pensados para un público con un gran poder adquisitivo, que los usa como vivienda, inversión o para alquilar de forma temporaria. La postal actual son estos edificios confortables que se recortan en el horizonte de la ciudad contra las sierras y marcan, sin dudarlo, el pulso de una época. Todo en esto en un marco de emergencia habitacional sin precedentes en el distrito, que tiene en jaque a las familias tandilenses cansadas de alquilar y sin muchas chances de acceder a una vivienda propia, ante la falta de tierras a valores accesibles y de políticas habitacionales acordes a la coyuntura.