Consumos problemáticos
Adicciones: "Dejé todo por consumir cocaína, sufrí en silencio, pero me ayudaron y pude salir adelante"
Facundo Traverso tiene 25 años y pudo recuperarse y pensar en otra vida posible, lejos de las adicciones. Es parte de la Casa Convivencial Comunitaria de Vientos de Libertad, donde residen 20 jóvenes que buscan salir del consumo de sustancias. Ezequiel Carrillo es otro joven recuperado que hoy se desempeña como coordinador de la casa aportando su experiencia para ayudar a sus pares. En un país en el cual los consumos problemáticos crecen y su atención sigue siendo un flanco débil, la posibilidad de salir adelante es un triunfo colectivo frente a las injusticias y desigualdades estructurales.
La atención integral de las personas con consumos problemáticos de sustancias representa un gran desafío para el sistema de salud. Con frecuencia, las personas recurren a los servicios de salud para encontrar respuestas ante estas situaciones pero algunas veces, no encuentran en el sistema sanitario una respuesta adecuada a las problemáticas que manifiestan, tanto por dificultades en el acceso como en la continuidad de cuidados. En este sentido, resulta fundamental repensar los modos y estrategias de cuidado y atención a fin de adecuarlos a las necesidades de las personas y al carácter dinámico e histórico de las problemáticas de consumo.
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El estigma, el miedo, el dolor, el desamparo son denominadores comunes de quienes atraviesan consumos problemáticos y de sus familias, que muchas veces ven con desesperación cómo no pueden hacer nada por ellos. Es preciso pensar que el consumo es uno los tantos problemas sociales que parte de injusticias y desigualdades estructurales y, por lo tanto, no son una conflictividad individual, sino colectiva.
En Tandil, la Casa Comunitaria Convivencial de Vientos de Libertad -rama del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)- es un dispositivo que brinda un acompañamiento integral a los jóvenes de los barrios populares con problemáticas de consumo que deciden hacer un proceso de transformación. En la actualidad 20 chicos residen allí y hay lista de espera para ingresar. La apuesta del espacio es que sean ellos quienes, generando un proceso organizativo y político, conduzcan y desarrollen los lugares de acompañamiento.