La NASA dio a conocer hace unos días que un asteroide de tamaño considerable podría impactar contra la Tierra a principios de 2032. Las probabilidades son bajas, pero vienen en aumento: hoy tenemos una chance de 2,32 por ciento de que nos emboque.

A mí esto de que me anuncien el fin del mundo con siete años de anticipación me parece un despropósito. Un fin del mundo que se precie de tal tiene que llegar de sopetón. O a lo sumo, con tres días de preaviso. Porque cuanto mayor sea el tiempo que tenemos para prepararnos, más probabilidades tenemos de olvidarnos de poner las cosas en orden. O al menos en mi caso y el de todo trabajador de diario que haya trabajado en el turno noche, que actúa apremiado por la hora de cierre.

A mí me dicen ´prepará tus cosas que en los primeros días del 2032 se acaba el mundo” y me agarra el brindis de fin de año del 31 con la tarea sin empezar. Y a esa altura del campeonato, no voy a hacer nada porque ya no va a haber tiempo.

En cambio si me alertan ´el lunes se acabó lo que se daba´, capaz que entre sábado y domingo me pongo a tono.

Como sea, un fin del mundo con siete años de anticipación es un fiasco y echa por tierra todas mis especulaciones al respecto.

Mi fin del mundo preferido es así:

En una vieja redacción, un antiguo aparato que reproduce la frecuencia policial se escucha entre carraspeos ´Atento central, atento central, ¿me copia? Cambio…´.

-Sí, acá central. ¿Quién es? Cambio.

-Móvil 2012 reportando posible infracción artículo que no me acuerdo, el que habla del atentado al pudor. Cambio.

-Ajá. Reporte nomás... cambio.

-Un Natalia Natalia totalmente desnudo con dos implantes emplumados en la espalda y munido de una corneta o similar. Cambio.

-¿Lugar? Cambio.

-Ruta 226 a la altura de El Paraíso. Apareció en medio de la niebla a los gritos y haciendo sonar la corneta. Cambio.

-¿Identificación? Cambio.

-No tiene. Ya le dije que está desnudo. Cambio.

-¿Señas particulares? Cambio.

-Masculino, petiso y gordito. Caderón. Cambio.

-Tráigalo a la seccional y dígale que está a disposición del fiscal de turno por ebriedad y desorden. Cambio.

-Pero no está borracho. Cambio.

-Bueno, me le compra una caña Mariposa a la pasada y se la empina de prepo. No me haga quedar mal ante el fiscal que me tiene entre ceja y ceja. Cambio.

-Comprendido. Cambio y fuera.

Paralelamente, oyentes preocupados llaman a la radio para dar cuenta de las andanzas de cuatro sujetos de a caballo que vienen haciendo estragos en la zona rural. El locutor editorializa sobre el avance desenfrenado del abigeato y de la promesa incumplida de refuerzos para la Patrulla Rural.

De inmediato se comunica el jefe de la Departamental para aclarar que los delincuentes son foráneos y que iba a salir una brigada en su búsqueda, pero los cuatriciclos no tienen combustible, porque el Municipio no provee.

La ciudad es un caos por donde se la mire. Desde la dirección de Prensa de la Municipalidad se confirma que personal de Recolección no ha salido a trabajar porque no están dadas las condiciones de seguridad y desde el área de Tránsito, su director afirma que el desorden es proverbial, pero no distinto al de un día común. No obstante, el mismísimo intendente pide disculpas a la población y promete que si el año próximo le aumentan la coparticipación, se va a ocupar del tema. Y que por indicaciones de los especialistas no va a salir el carro fumigador ante la invasión de mosquitos que más que mosquitos parecen langostas.

El pronosticador meteorológico del pueblo es corrido por una horda de vecinos que salió de casa con paraguas por el anuncio de precipitaciones, pero lo que está lloviendo parece fuego o algo así. ´Para eso te pagamos el sueldo. Vos sos la casta…´, grita desenfrenado un hombre, mientras embiste a paraguazo limpio contra el indefenso agente del Servicio Meteorológico Nacional.

En la peatonal, un loco de túnica se desgañita gritando que llegó el último día y ordena que los fieles se vayan ubicando de la vereda par y los infieles enfrente. Nadie le presta demasiada atención, pero por las dudas, algunos cruzan la calle.

¡Juicio final! ¡Juicio final! vocifera el barbudo y a los diez minutos aparece un reconocido abogado repartiendo tarjetas y prometiendo hábeas corpus para todos y todas. Desde la cámara de comercio sacan una solicitada quejándose porque con este clima de convulsión social y el avance de las compras por internet, las ventas han caído a cifras históricas.

Predicadores de todos los credos se disputan a los que se quieren salvar a último momento y algunos vivos aprovechan para vender bolsas de residuos casa por casa haciéndose pasar niños expósitos.

De repente se hace de noche y al rato nomás, todo el pueblo se va a dormir.

Un borracho apura el último trago de ginebra y enfila para la calle. Compra el diario y se cruza con el barbudo que le pregunta por la Terminal.

-Qué sé yo dónde queda la Terminal. Cortate esos pelos, mejor..-, le rezonga y se pierde por la esquina. Debajo del brazo, el diario deja ver el título de portada: "Se acabó el mundo; pero Tandil es una isla".

Últimas Noticias

Últimas Noticias

Nuestros medios

Siete años de preaviso