Inseguridad vial
Volvieron a cortar la ruta para realizar picadas ilegales
Una vez más, vecinos denunciaron encuentros de motos en la Ruta 30.
El problema de las picadas ilegales pareciera no tener solución. A pesar de que hace exactamente un año el intendente Miguel Lunghi se había reunido con autoridades policiales para reforzar los controles, lo cierto es que la imprudencia de algunos motociclistas no mermó.
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El pasado domingo el buen clima acompañó y, una vez más, cientos de motos se congregaron en la Ruta Provincial 30, donde realizaron picadas ilegales y maniobras temerarias.
Ocasionales testigos del hecho, ciudadanos que transitaron por la zona, se comunicaron con El Eco Multimedios para denunciar lo que estaba ocurriendo en horas de la tarde: “Automóviles y colectivos que tenían que pasar por el lugar tuvieron que esperar, por lo menos, diez minutos porque habían cortado todo”.
La secuencia no es nueva, como tampoco lo es la denuncia. El hecho ocurre a menudo y data de largo tiempo. En septiembre del año pasado el tema se coló en la agenda del Concejo Deliberante y el edil del Frente de Todos Darío Méndez propuso retomar el proyecto del picódromo.
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“Es una alternativa para erradicar un problema. No va a sacar automáticamente a las motos de las calles, pero sí les brindará un lugar habilitado a aquellos que quieren competir, como sucede en varios municipios vecinos”.
Tras ello, en el despacho del jefe comunal se reunieron el secretario de Protección Ciudadana, Atilio Della Maggiora, el director de Control Urbano Vehicular, Walter Villarruel, y los responsables de la Jefatura Departamental y de las comisarías Primera y Segunda.
Desde entonces, a pesar de las intervenciones de los inspectores, la situación no ha cambiado y la conducta de los motociclistas dista mucho de ser la esperada por las autoridades.
Vale recordar que el propio Villarruel había manifestado que no pueden intervenir en las rutas porque es competencia de la Policía Bonaerense.
Asimismo, había resaltado que “tenemos ciertas herramientas para poder controlar, como detener una moto, pedirle la documentación, hacer una infracción o la retención preventiva. Pero cuando más de 70 motos deciden encarar a 80 kilómetros un puesto de control, las herramientas se agotan”.