Reclamo vecinal
Vecinos de Reynoso al 2400 reclamaron que el Municipio destape las bocas de tormenta
Aseguran el anegamiento del alcantarillado ocasiona distintos trastornos para los habitantes de la zona y que genera mal olor. Piden que el Municipio tome cartas en el asunto.
Vecinos de Américo Reynoso al 2400 reclamaron que, desde hace por lo menos seis meses, las bocas de tormenta de esa cuadra permanecen tapadas por diversos materiales y solicitaron que el Municipio las desobstruya.
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“Hace varios meses que tenemos la esquina así, pero la situación empeoró con los últimos diluvios”, dijo a El Eco de Tandil Edith Álvarez, vecina del barrio, en referencia a las fuertes tormentas registradas entre marzo y abril de este año, que ocasionaron anegamientos en distintos puntos de la ciudad.
La mujer atribuyó la obstrucción y desborde de agua en el alcantarillado a “las distintas obras que realiza el Municipio en las calles de más arriba, de Avenida Lunghi hacia acá, de las que se desprenden materiales como arena, tierra y piedras que los automóviles también arrastran y que terminan cayendo en la boca de tormenta”.
“El tema es que nunca las han venido a limpiar”, señaló la vecina y pidió que “el Municipio se acerque a destaparlas porque, de lo contrario, tenemos la calle y las veredas llenas de agua y barro”, lo cual acarrea distintos trastornos a los frentistas y a quienes ocasionalmente transitan por esa cuadra.
“Eso sin contar que, con el aumento de las temperaturas, los charcos empezaron a despedir un olor nauseabundo”, dijo Álvarez, que vive desde hace 4 años en el lugar, y manifestó la preocupación de que, durante los meses de más calor, “se empiecen a juntar moscas y otros insectos”.
“Queda todo el material estancado acá, sobre el asfalto: hay montículos de tierra, agua y hay cada vez más olor", reiteró.
Vale recordar que la pavimentación de la avenida Américo Reynoso (exQuintana), iniciada por la Comuna a mediados de 2019, trajo consigo la problemática de las inundaciones recurrentes para los vecinos del lugar.
Viviendas llenas de agua, numerosas pérdidas materiales e incluso una perra que murió electrocutada fueron los resultados fatales de los desbordamientos de agua que se registraron en ese entonces en la zona.
Hoy, la problemática en la calle que se encuentra frente al Barrio Arco Iris -a una cuadra de la Ruta Nacional 226- es otra.