Vecinos de La Movediza 2 volvieron a reclamar el acceso al agua potable
Bajo el lema "El agua es un derecho", se acercaron a la Dirección de Obras Sanitarias para solicitar que cumplan con el compromiso asumido de instalar dos tanques en la zona para abastecer a las más de 90 familias residentes. El martes serán recibidos por las autoridades para abordar la problemática. El caso está judicializado tras la intervención de la Defensoría del Pueblo.
En algunos lugares de Tandil, el agua es un lujo. En el barrio La Movediza 2 el suministro de agua potable sigue siendo un problema para las más de 90 familias que residen en el sector delimitado por las calles Azucena, Rodríguez, González Pacheco, Galicia y Ruta Provincial 30. Pese a las promesas del Municipio, la falta de servicios básicos de infraestructura urbana es moneda corriente en la zona, porque tampoco hay asfalto, ni cloacas ni red de gas natural.
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Cansados de ser relegados, en la jornada de ayer, los vecinos se presentaron en las oficinas de la Dirección de Obras Sanitarias para entregar un pliego de demandas en el que se piden explicaciones por el incumplimiento del área respecto de la colocación de dos tanques para abastecer al barrio de agua potable. Tras la reiteración del reclamo, el próximo martes a las 10 serán recibidos en la Secretaría de Planeamiento y Obras Públicas -repartición que nuclea a Obras Sanitarias- a cargo de Luciano Lafosse, para abordar la problemática.
Pedido sin respuesta
Con una capacidad total de 10 mil litros, los tanques deberían ser llenados semanalmente por el camión aguatero de la ciudad debido a la imposibilidad de extender la red de agua corriente. Pero esta iniciativa, al menos, permitiría garantizar el suministro de un agua segura.
Esta solución fue concebida en el marco de una reunión celebrada hace tres meses entre las autoridades municipales, los habitantes del barrio y la Defensoría del Pueblo, que intervino en la situación. La fecha límite para resolverlo era el 15 de enero, pero jamás hubo respuestas ni acercamiento alguno por parte del Estado municipal.
Además, reclamaron que se implementen soluciones provisorias como el abastecimiento con bidones hasta que los tanques se instalen. Por el momento, el acceso al agua se produce gracias al ingenio de los vecinos debido a las autoridades no se han ocupado del asunto. También se adjuntó un informe de factibilidad que, según el relevamiento de los funcionarios municipales, determina la dificultad de realizar una obra de las características necesarias para extender la red de agua corriente a ese sector del trazado urbano.
Agua, divino tesoro
La Movediza 2 es un barrio popular por una ley nacional que es el Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares), que compromete y establece la regularización o relocalización de este tipo de asentamientos, de los cuales hay 4000 en Argentina. Esa ley prohíbe el desalojo por cuatro años, sean los terrenos de particulares o del Estado; y obliga a brindar los servicios básicos, porque para ingresar como tales no deben tener acceso a los servicios básicos ni acceso a la tierra.
Perla González y Fabiana Beherán son dos de las vecinas que se movilizaron hasta la dependencia municipal y relataron en primera persona cómo es el día a día sin acceso al agua. Algo que para la mayoría de las personas es tan simple como abrir la canilla y usar el recurso, para ellos implica un gran despliegue.
“Hace nueve años que vivo ahí y no tenemos agua, estamos enganchados clandestinamente de una manguera, hemos tenido que traer de otros barrios. De Azucena para el otro lado está la red y de ahí tomamos un poco de agua para nosotros”, expresó Perla.
Vivir sin agua
No es menor señalar que los residentes se arreglan de diferentes maneras para obtenerla y cubrir sus necesidades básicas. En algunos casos llegan a juntar agua de lluvia para lavar y atender las cuestiones por fuera del consumo humano. En otros casos, ciertas conexiones precarias a alguna red de abastecimiento cercana fluctúan de acuerdo al tiempo, la presión y el uso que se haga en otros sectores.
La dificultad en el acceso a este servicio tan esencial complejiza todas las tareas cotidianas, no sólo el consumo, sino la higiene personal y de los hogares, el lavado de ropa y el desagote de los inodoros. “Pedimos agua, por favor, no tenemos ni para cocinar”, clamó Fabiana, que regresa de trabajar de madrugada y conecta la manguera la canilla para lograr recolectar, hacia las 7 de la mañana, al menos 15 litros que sirvan para encarar el día.
La poca agua disponible llega gracias al rebusque de la gente, que se las arregló para conectar la manguera y lograr un mínimo de abastecimiento. Si la manguera se rompe o se sale, son ellos quienes también se ocupan de resolver cualquier contingencia. De hecho, a veces, la Policía no les permite repararla porque se encuentra en la vía pública y no tienen autorización. “Para vivir necesitamos agua”, subrayaron, y detallaron que “de una manguera en una vereda tenemos diez conexiones”.
“Juntamos agua en tanques, bidones, botellas, si pasan más de tres días ya no es potable y tenemos el riesgo por acumular agua de mosquitos, dengue y otros problemas”, reseñó Fabiana. Y Perla remarcó: “Estamos en la obligación de acumular cuando obtenemos un poco de agua, no nos queda otra. No hay cloacas, el agua potable se usa para consumo humano, el agua lavarropas para el inodoro, lo que logramos juntar para limpiar y así vamos”.
La intervención de la Defensoría
En julio pasado, la defensora del Pueblo del Tandil, Paula Lafourcade, recorrió la barriada junto con la Defensoría Departamental del Departamento Judicial de Azul, y elevaron dos notas al Ejecutivo.
El caso está judicializado y se interpuso una acción de amparo contra el Municipio solicitando que de forma urgente se provea de agua al barrio, y se inicien gestiones a nivel nacional y provincial para que se realice la infraestructura necesaria para tal fin.
En esa oportunidad, la titular de la Defensoría señaló que “cuando fuimos a relevar y dialogamos con los vecinos, lo que más nos manifestaron fue el problema del acceso al agua potable, un derecho humano. Y las conexiones al tendido eléctrico son muy precarias”.
A raíz de ello, el viernes 19 de julio de 2019 se elevaron notas al intendente Miguel Lunghi y se efectuaron copias a la Usina y a los diferentes departamentos, puesto que los habitantes del barrio La Movediza 2 ya habían pedido con anterioridad el acceso a los servicios esenciales, pero no obtuvieron respuesta alguna.