La clasificación a la final
Una vez más, la Selección Argentina desató la alegría en las calles
La gran convocatoria de los hinchas tandilenses se potenció después la victoria del equipo nacional contra el croata.
Un nuevo triunfo de la Selección Argentina de fútbol reeditó los gritos, risas, llantos y saltos de los tandilenses. Como una cábala, reunidos en La Isla del Lago a las 16 para ver el partido a través de la pantalla gigante que ofreció el Municipio, un nutrido grupo de vecinos siguió los pormenores de una semifinal que resultó más “tranquila” que la anterior presentación frente al seleccionado de Países Bajos. Una vez la pitada final, la alegría, una vez más, se trasladó a grito pelado y trapos en alza, a la esquina de Pinto y Rodríguez, donde confluyeron miles de almas arropados en atuendos celestes y blancos, esta vez bajo la mirada de una celosa custodia policial que buscaría abortar las imágenes del festejo pasado, acerca de los que se treparon en los andamios del exBanco Comercial. Empero, los descontroles igualmente no cesaron, sólo se trasladaron de esquina. Más precisamente la cercevecería Cheverry fue el escenario de otro nuevos despropósito. Con un grupo de jóvenes trepándose peligrosamente y colgándose de la pantalla led.
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La especulación sobre un rival como Croacia generaba precaución durante la previa en El Club Náutico y en todo el país. La expectativa unió a todos allí, una vez más, hasta para ver al equipo finalista de la copa del mundo.
Al iniciar el partido, todos los espectadores se pusieron de pie, cantaron y hasta incluso saltaron para entonar el Himno Nacional. Cuando comenzó a correr la pelota, ya se encontraban todos sentados mirando con atención cada minuto, cada escena, cada instante del cotejo. Familias enteras compartiendo el momento, desde niños jugando y correteando entre todo el publico, con personas mayores que llevaron su silla para sentarse a pasar la tarde.
“Vengo siempre a verlo acá porque la paso mejor que viéndolo en mi casa, me traigo mi silla con el mate y disfruto de compartir con todos”, comentó Mabel, una mujer que concurre a la isla desde el primer juego.
El día acompañó con un cielo totalmente despejado para que todos pudieran ver el partido sentados frente al Lago. Las camisetas, el mate, espuma de cotillón y vuvuzelas fueron solo los preparativos para ubicarse en cada lugar del parque y obtener la vista perfecta a la pantalla que mas tarde mostró los tres goles de Argentina campeona contra el equipo de la selección de Croacia.
Los aplausos se escucharon a cada instante; cada vez veían una buena jugada, aunque no terminase en gol, como también cada vez que el equipo de Lionel Messi recuperaba la pelota o “El Dibu” cuando atajaba intentos de gol del oponente.
Alegría fue lo que se destacó cada momento. Luego del segundo gol, el alivio caracterizó a los presentes que murmuraban planes para el próximo juego, especulando cómo seria la final y dónde lo mirarían.
Desde el primer gol lanzado al ángulo por Lionel Messi que se dio a raíz un penal tras la infracción que cometió el arquero croata con Julián Álvarez, quien fue a su vez, el autor del segundo tanto, luego de una corrida de 40 metros en la cancha del estadio Lusail ,y el tercero con un centro del 10 que acercó la jugada para que defina el “Araña”.
Previamente, durante el entretiempo, cuando el partido iba 2-0, el público de la Isla aprovechó el servicio de cantina para comprar panchos, más espuma, recargar agua caliente, ir al baño o bailar al ritmo de la música que sonó en los parlantes del lugar.
Cerca de los 70 minutos del partido, uno de los niños de la Isla gritó contento “vamos 3 a cero” sujetándose el borde de la camiseta Argentina, compartiendo a su grupo de amigos.
Las multitudes festejaron
Una vez terminado el partido en La Isla, la euforia se destacó y duplicó en las calles del centro de la ciudad, al encuentro de miles de personas reunidas en multitudes sobre las calles Rodríguez y Pinto. Lo que provocó cortes en las aledañas para que todos puedan circular con tranquilidad.
Si bien el futuro centro comercial en plena construcción se encontraba vallado con presencia policial, los tandilenses desplegaron las banderas y camisetas saltando en las garitas de colectivo, ventanas, balcones, techos de los edificios y los arboles de la Plaza Independencia. Sin consecuencias ni accidentes, aunque con un riesgo latente e innecesario.
La gente cantó “vamos vamos argentina, vamos vamos a ganar”, “En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel, de los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”, “el que no salta es un inglés” “yo soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar” “olé olé olé, Diego, Diego”. Y acompañó con el banderazo más grande del centro citadino.
Las multitudes albicelestes llegaron a ocupar cuadras completas celebrando el triunfo. De múltiples maneras, con niños subidos a los hombros de sus padres, maquillajes, gorros, fotos, videos que compartieron la felicidad. “Estoy muy contento, la verdad lloré, el futbol es así”, contó Rafael, un hincha que sale a festejar al centro desde el primer partido ganado de Argentina 2-0 México.
Pasaban los minutos y la multitud crecía, duplicando la convocatoria de las celebraciones anteriores. Pasadas las 20 comenzaron a volver a sus hogares, cerrando un día emocionante para Tandil y toda la Argentina.
Ahora solo queda esperar al domingo para seguir alentando. Al mediodía otra vez al país desde la pantalla gigante del Centro Náutico del Fuerte esperará por sus espectadores y, porqué no, con la ilusión de desatar la última alegría en las calles.