Una tandilense que vive en Australia y su dramático relato sobre los incendios
El fuego no termina y las consecuencias de los incendios que comenzaron en septiembre pasado son lapidarias. Una tandilense que vive hace varios años en el país oceánico sumó su relato a El Eco de Tandil.
No importan los más de 12700 kilómetros que separan Argentina con Australia. Más cuando la tecnología acorta distancias y permite conocer la realidad de primera mano. Y más aún cuando la posibilidad de ese relato está dado por una vecina de Tandil, que hace varios años decidió emigrar y que hoy es parte de la comunidad del país oceánico.
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Australia vive por estos días uno de los peores incendios de su historia. La desesperación aumenta día a día y los esfuerzos para combatirlo se multiplican.
Yasmin Giaconi (34) hace varios años ya decidió probar suerte en diferentes países. Su búsqueda la llevó por muchos lugares. Vivió en Nueva Zelanda y luego en Australia donde, por esas casualidades de la vida, conoció a otro argentino, se casaron y ahora esperan por un hijo. Viven actualmente al norte de la ciudad de Wollongong, en un barrio que se llama Wombarra y que queda a una hora y media al sur de Sidney.
Según señaló en diálogo con El Eco de Tandil, “estuvimos bastante rodeados por los incendios aunque alejados al mismo tiempo; del foco del incendio del sur a 1 hora y media y del oeste (Blue Mountains) a 2 horas de distancia”.
Su relato combina el dramatismo propio de la situación, congoja por las consecuencias y admiración por aquellos que día a día tratan de luchar contra las llamas.
“La situación está complicada y las emociones de la gente a flor de piel. Esta ola de incendios comienza en el mes de septiembre, pasando desapercibida. Es en diciembre, donde la cantidad de focos de incendios se multiplica, siendo mayormente afectados los estados de Victoria y New South Wales, este último donde vivimos”, dijo Giaconi.
Además, señaló que “tocó un año inusualmente seco y caliente y como broche de oro, vientos furiosos de más de 80 kilómetros por hora”.
“El 31 de diciembre de 2019 es una fecha que va a quedar en la memoria de muchos residentes y turistas que vivieron en carne propia uno de los focos más agresivos que sufrió el país. Localidades como Bega, Mogo, Batesman Bay, entre otras (sureste australiano), quedaron inmersas en un humo, haciéndose la noche en plena luz del día”, relató.
Evacuación
Para hacerle frente al desastre, según explicó, “hay varios centros de evacuación distribuidos por diferentes zonas. En su momento se alojaron turístas que habían quedado atrapados producto de rutas cortadas, como así también residentes quienes no estaban preparados para defender sus casas en caso de que el fuego golpeara sus puertas. Mucha de estas personas hoy sigue en estos espacios hasta que puedan conseguir un alquiler u otro lugar donde vivir. Los seguros de las viviendas, en muchos de los casos, se harán cargo de pagarles ese alquiler el tiempo que sea necesario (en teoría el gobierno ayudaría a los seguros a que esto se pueda llevar a cabo)”.
“Por otro lado, los bomberos voluntarios se están llevando todos los halagos y agradecimientos de la comunidad entera. Hubo algunos casos donde perdieron su vida por dar una mano”, subrayó y además, puntualizó que “la gente acá sigue en shock, sin poder creer semejante realidad. Se nota la necesidad de reunión, de juntarse para charlar para descomprimir un poco. También sobresale la necesidad de ayudar al otro, la cantidad de donaciones recibidas es maravillosa”.
Entre las donaciones, Giaconi explicó que puede ser “desde comida, ropa, hasta dinero. Se han creado links con diferentes cuentas bancarias donde la gente puede depositar plata y muchos de esos objetivos ya han sido alcanzados. Estas donaciones económicas tienen diferentes destinatarios como la Cruz Roja, a los bomberos voluntarios, a organizaciones que ayudan al rescate de animales, entre otros”.
Medioambiente
“Otro tema importante es la contaminación del aire, de los gases contaminantes que están dejando los incendios. Se liberó muchísimo dióxido de carbono a la atmósfera, provocando una contribución al calentamiento global enorme”, afirmó preocupada.
También dijo que el tema de los animales es “uno de los puntos más tristes. Más de un millón de animales muertos, desde reptiles y aves, hasta canguros y koalas. Murió más del 30 por ciento de la población de koalas. Son
animales que no han podido escapar fácilmente debido a sus condiciones físicas, su lenta movilidad”.
Datos
Australia está sumida en una ola de calor con temperaturas récord desde hace tres meses. Cuando promediaba diciembre y nadie creía que los incendios podían ser tan mortales, los australianos vivieron el día más caluroso de la historia: la temperatura promedio fue de 41,9 grados centígrados. Abrumador incluso para una población acostumbrada al calor.
Este calor extremo fue acompañado además por otro factor inesperado: los fuertes vientos. Las ráfagas de hasta 96 kilómetros por hora -el pasado lunes- han sido el combustible fatal para el fuego. Esto permitió que las llamas se expandieran rápidamente.
Además, Australia atraviesa la temporada más seca de los últimos 120 años. New South Wales y Queensland son los estados más golpeados por el fenómeno. Las lluvias son casi nulas desde principio de 2017, y su vegetación está casi muerta desde entonces. Incluso, la sequía ha afectado las áreas agrícolas más productivas del país, incluidas algunas de las que ahora están en llamas.
Decenas de miles de bomberos, la gran mayoría de ellos voluntarios, están trabajando desde hace semanas, sin descanso. El Gobierno federal de Australia anunció la semana pasada que los voluntarios en New South Wales, así como en otros estados, si lo solicitaban, recibirían una compensación de hasta aproximadamente 4 mil dólares.
La semana pasada, cuando los incendios causaron una destrucción generalizada, Australia desplegó sus fuerzas armadas y pidió ayuda a los países aliados, los Estados Unidos y Canadá.