Alquileres
Una rescatista animal de la ciudad, a punto de quedar en la calle
Erika Esteban convive con nueve perros rescatados, algunos con patologías que requieren atención diaria. Los dueños de su hogar actual decidieron no renovarle, se enfrenta a un desalojo inminente y busca desesperadamente una casa para ella y sus canes.
En medio de una preocupante falta de lugares para alquilar que desde hace varios años preocupa a la población tandilense, Erika Esteban, una rescatista de 42 años, dedicada desde hace varios años a cuidado de perros y a la asistencia de tutores en funciones de cuidado y manejo de la conducta animal, se enfrenta a un inminente desalojo. Por estas horas busca sin éxito desde hace 6 meses una casa para alquilar, en la que pueda vivir con sus animales y seguir haciendo su trabajo asistencial.
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En dialogo con El Eco de Tandil, la mujer narró sus inicios como rescatista, y detalló la preocupante situación en la que se encuentra inmersa.
Actualmente, además de su labor en la asistencia animal, se dedica a trabajar con los dueños, a quien elige llamar tutores; enseñando lenguaje animal y técnicas de modificación de la conducta, para mejorar el trato y la convivencia con sus mascotas. Todo lo que aprendió se lo atribuye a la veterinaria Laura Colman, quien supo ser su mentora.
“Surgió por un problema que tenía con uno de mis perros y ella me empezó a enseñar. Yo soy acompañante terapéutica, pero cuando aprendí me empecé dedicar a esto también, sobre todo para ayudar a personas que tenían mi problema”, contó.
Comenzó dando clases de paseo a los tutores, “para que se animen a pasearlos y tengan las herramientas, porque creo que mucha gente tiene miedo a sacarlos. Los perros están muy encerrados y si ya tiene problemas de conducta, eso solo empeora la situación”, aseguró.
Con el correr del tiempo, hizo algunas especializaciones y capacitaciones que la fueron formando. “Siempre haciendo hincapié en las personas, porque todo problema que tiene un animal es el reflejo del humano. Es un trabajo un poco complejo pero muy gratificante”.
Además del trabajo con las personas, Esteban comenzó a alojar perros que necesitaban asistencia, convirtiendo su propia casa en una especie de refugio. Hoy tiene un mural en la vereda que representa su amor por los canes, y tiene bajo su cuidado a nueve perros, algunos de ellos con patologías que requieren una atención diaria.
“Yo tengo nueve, y muchos necesitan una atención especial, hay uno que tiene un problema de ansiedad, otra tiene fobia, y una padece de síndrome de pica, que básicamente es la necesidad del animal por ingerir alimentos y sustancias de todo tipo, sin importar si son comestibles o no. Así que tiene que estar muy controlada”, explicó.
Tras llegar a su casa actual, parecía que había encontrado el lugar ideal para trabajar, y a la vez, convivir con sus animales, ya que “siempre me costó conseguir lugar para vivir. Hace un tiempo me tuve que ir a Villa Cacique, cuando tuve la posibilidad me volví, y me alquilaron esta casa hace tres años”.
De todas formas, luego de dos años de tranquilidad, comenzó a tener algunos desencuentros con los dueños, y “hace poco me dijeron que querían la casa porque supuestamente la quieren vender, me habían dado seis meses, de un día para el otro me dijeron que no me podían dar más tiempo, ellos saben de mi situación, que tengo muchos perros, que a pesar de que no hagan mucho ruido porque muchos son viejitos y aparte yo los saco todos los días, creo que fue una de las razones por las cuales no quisieron alquilar más”.
Así fue como hace seis meses la rescatista comenzó a buscar un nuevo sitio para ella y sus perros, y a pesar de haber agotado las opciones y los recursos, no ha conseguido que nadie le alquile, por lo que decidió solicitar a los dueños que le den un plazo más para seguir buscando alquiler. Los mismos se negaron, y tras una disputa judicial, Esteban se enfrenta a un desalojo que puede llegar en cualquier momento.
“Me pidieron la casa, no quisieron recibirme más el dinero del alquiler, así que tuve que ir a un abogado. Fuimos a juicio y salió el desalojo en diciembre, justo llegó la feria judicial, así que en enero estuve un poco más tranquila, pero hace seis meses que estoy buscando un lugar”, manifestó.
La falta de departamentos y casas en alquiler, es una situación que se viene dando desde hace varios años en la ciudad. Para un estudiante solo ya es difícil conseguir algo a un precio razonable, por lo que para una mujer con nueve perros la situación es mucho más compleja.
“Lo primero que te dicen es que es sin mascotas o con un perro chiquito, los precios de las casas están inaccesibles y también es muy difícil que te acepten con tantos animales”, explicó Esteban. Y agregó que “cuando me vine a esta casa, las condiciones eran deplorables, de a poco logré ir arreglándola, el techo y algunas cuestiones básicas. Yo me acomodo, no es que pretendo algún lujo. Necesito un espacio con un techo, y un poco de patio para poder vivir y trabajar. Y pagarlo, ni siquiera estoy pidiendo que me lo regalen, puedo pagar un alquiler”.
En su búsqueda, acudió también al Municipio, pero no pudieron darle una solución. “Fui a Bienestar Social, a ver si me podía dar una mano en esta situación, teniendo en cuenta mi trabajo como proteccionista, porque en realidad las que tenemos animales protegidos no somos muchas. Yo nunca pedí ayuda económica, donaciones ni nada, pero bueno, fui para ver si me podían ayudar a conseguir una casa para que alquile, y me dijeron que solo tenían lugares compartidos, o sea pensiones, y que no aceptaban animales”, algo que claramente no le sirve.
Las pocas propiedades que hay en alquiler, piden sumas muy elevadas, y aparte no aceptan mascotas. En su desesperación, la mujer contó que ha investigado sobre casas vacías que ha encontrado, hasta llegar a sus dueños, pero ni aun así ha logrado que le alquilen.
En caso de que se dé el desalojo, tampoco tendría lugar en donde dejar a los canes, ya que “pregunte en algunas agrupaciones, pero están colapsadas, acá no hay un lugar en el que puedas decir, voy y dejo un perro, y en mi caso son nueve. Bromatología suele aceptar perros pero que han tenido denuncias por su peligrosidad, y son para rehabilitar, y gracias a dios hay voluntarios que los sacan a pasear, pero están abocados a eso” manifestó.
Por último, aseguró que a pesar de la desesperación, no dará el brazo a torcer, y seguirá en la incansable búsqueda. “En cualquier momento me pueden desalojar, y no tengo adonde ir, con los nueve perros, estuve con ataques de pánico y ansiedad, porque todos los días no sé qué va pasar, si van a llegar a sacarme, y realmente no me canso de buscar, y que todas las opciones me digan que no”.