Un vecino encontró la mejor solución para evitar que sus paredes sean tomadas por los grafiteros
Daniel Garaguso vivió lo que muchos, sus amplias paredes fueron blanco de grafitis y otras rayaduras. Para evitar que vuelva a pasar, decidió convocar a una artista y convertirlas en un mural. Camila Calderón fue la mano mágica, que además reveló que Tandil es un de las ciudades más pintadas del país. Lo demostró en su libro pronto a presentar.
Desde el 2012 que su laboratorio está instalado en la esquina de Las Heras y Rodríguez y aunque aseguró que lo perdonaron bastante tiempo, en el 2016 empezó a experimentar el problema de no poder mantener sus paredes limpias, pintadas como él las había dejado. Es que tanta superficie en blanco era una verdadera tentación para los grafiteros.
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“Siempre me dio pereza volver a emprolijar, sabiendo que pasaría lo mismo una y otra vez”, explicó el dueño del lugar, Daniel Garaguso. Finalmente, este año se iluminó con la idea de hacer un mural, que no solamente evitaría las pintadas sino que además embellecería la esquina con un lindo mensaje.
Decidió contactarse con la artista Camila Calderón, conocida en el ambiente de arte callejero como CEB, y empezaron a debatir sobre la temática que quedaría plasmada en esos muros. “Ella me propuso hacer caras de mujer y a mí me pareció fantástico”, indicó y juntos buscaron la forma de unir eso con la actividad del laboratorio que es agropecuario. La combinación con lo natural no tardó en llegar.
El propietario se mostró fascinado con lo que hizo la artista. “Terminó siendo como un homenaje a la mujer, que con la naturaleza tienen muchas cosas en común porque son dadoras de vida”, resumió.
La percepción de Camila no fue diferente, se mostró muy gustosa de haber podido dejar su arte en esas paredes. Así, las caras femeninas, con sus rasgos y expresiones, se entrelazan con flores de colores, pastos y mariposas, dando lugar a que la imaginación no se detenga en un simple dibujo, sino que vaya más allá buscando interpretar esos gestos tan palpables y nítidos.
La fachada cambió totalmente y las repercusiones de los vecinos no tardaron en llegar. Fueron todas muy buenas. “Es impresionante como un poco de color cambia el espacio en el que habitamos”, manifestó, contenta con el resultado.
Uno de los mejores trabajos
En el ambiente la conocen como CEB, de hecho en varios muros de la ciudad es posible vislumbrar su firma. Ella pinta de todo, desde grafitis, paisajes y murales de todo tipo, ya que no tiene un estilo definido.
Justo este último año estuvo practicando mucho todo lo referido a las proporciones, que a su parecer es lo más difícil, ya que desde el punto de vista expresivo no importa tanto la estructura del rostro sino lo que es capaz de transmitir.
“Estoy en una búsqueda personal como artista, en fijarme cómo son realmente esas proporciones”, exteriorizó, asumiendo que en tamaño gigante es un poco más difícil aún. Entonces, para lograr lo que hizo en Las Heras y Rodríguez estuvo mucho tiempo practicando en hojas, fue la técnica de “la cuadrícula” lo que le facilitó poder plasmar el dibujo en las paredes. “Es importante que el ojo esté donde tiene que estar y tenga el tamaño que debe tener, lo mismo con la utilización de las luces y las sombras”, dijo a modo de ejemplo.
“Para mí fue una muy buena oportunidad de poder lanzarme a hacer eso que tanto venía practicando, ver los buenos resultados que tiene el estudiar y estar tantos meses en la búsqueda de esa estructura. Era algo que me costaba un montón”, confesó gratificada.
Después de varios meses de trabajo, la artista puede verse reflejada como tal en este mural. “Es uno de los mejores trabajos que hice hasta ahora en la ciudad”, certificó. Allí, además quedó plasmada su profesionalidad y autoexigencia, ya que cuando Garaguso pensaba que la obra estaba terminada, volvía Camila con sus pinceles, látex, aerosoles y escalera a retocar y sumergirse en el mundo de los detalles.
Los muros de la ciudad en un libro
Lamentó que esta obra no haya podido entrar en su libro de arte urbano que terminó de imprimir hace poco. En ese ejemplar, que llevó un arduo trabajo autogestionado de principio a fin, CEB reúne material de toda la ciudad.
Para documentarlo, recorrió las calles tandilenses por 15 días con fotógrafos, pero el caudal artístico es tal que no han logrado abarcar todo, incluso las paredes se siguieron pintando en un avance constante.
Su idea es poder presentar este libro en 2020, además de tener en mente la publicación de una revista donde poder incluir no solamente este mural de las mujeres y la naturaleza, sino la gran cantidad de obras destacables que no ha llegado a incluir.
“Tandil es una de las ciudades más pintadas del país”
Conocedora como pocas de los recovecos y el arte, la pintora reveló que esta ciudad es hoy en día una de las más reconocidas en materia de arte urbano. Con su libro se metió en la exploración de compaginar todo y demostrar lo que realmente es Tandil, buscando que la gente se impresione al verlo.
Antes de elegir las obras, hizo un relevamiento de todo lo existente, incluso de paredes que ya no están, quedando seleccionadas menos de la mitad por una cuestión de espacio, a pesar de tratarse de abultadas páginas.
“Me di cuenta de que si yo no me ponía a hacer el libro, no lo iba a hacer nadie más”, dijo a razón de su motivación. Fue un año entero de trabajo, en el que ella recorrió las calles, seleccionó, escribió los textos y asumió los gastos económicos para la impresión con un papel de calidad.
“Con este libro también pretendo consolidar a la ciudad como una de las mayores referentes del arte urbano a nivel nacional”, planteó.