Informe sobre el impacto social de la cuarentena en Tandil reveló datos alarmantes y consecuencias críticas
Es el segundo relevamiento encarado desde el Observatorio Social de Unicen y la FCH. Unos 28 testimonios ponen al trabajo, la alimentación y la salud como principales problemáticas. Además, trastornos emocionales y violencia intrafamiliar entre otras preocupaciones. La esperanza está puesta en políticas públicas que excedan la pandemia.
Se dio a conocer el segundo informe local sobre el impacto social de las medidas de aislamiento y distanciamiento. Para esto, Dana Valente Ezcurra del Observatorio Social de la Secretaría de Extensión y Transferencia de la Facultad de Ciencias Humanas de la Unicen, en representación del Equipo local que realizó el relevamiento, puntualizó en cada detalle y compartió el documento.
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Contó que se han propuesto, como Universidad Pública, sumar información en base a la situación de emergencia económica que se está viviendo en el marco de la pandemia. La intención, según manifestó en el programa “Tandil Despierta” emitido por EcoTV y Tandil FM (104.1), es contribuir a un diagnóstico de datos a nivel local sobre el impacto social de la cuarentena en la ciudad.
Esta es la segunda edición del relevamiento, ya que la primera se hizo en conjunto con el Ministerio de Ciencia y Técnica, Conicet. Debido a los cambios que se dieron en Tandil con la Fase 5 y la necesidad de saber si los problemas habían empeorado o cómo se han desarrollado las diferentes situaciones en los barrios es que convinieron avanzar en un nuevo trabajo, a fin de que puedan derivar en la implementación de políticas públicas orientadas a dar cobertura a las necesidades emergentes.
“Nos hemos encontrado con algunos datos alarmantes sobre zonas, grupos y dinámicas críticas en relación a las consecuencias generadas por la pandemia”, reveló e informó que, en rasgos generales, casi un 80 por ciento de la población consultada consideró que la mayoría de la población está siendo afectada.
Vale destacar que el trabajo se llevó adelante a partir de la información recolectada a través de entrevistas semi-estructuradas de carácter individual, realizadas entre los meses de junio y julio a un grupo de 28 informantes claves de diferentes ámbitos, organizaciones y territorios de la ciudad de Tandil.
Así, la mayoría de los consultantes fueron mujeres de edad adulta y, como destaca el documento, allí se evidenció la diversidad registrada, comprendiendo profesionales de la salud comunitaria, de la educación (pública y privada, en sus diferentes niveles y ramas), investigadores, comunicadores, líderes de jóvenes, referentes de organizaciones sociales, de Centros de Día, de Asociaciones Civiles, así como también, trabajadores de la economía popular, movimientos sociales y políticos, asambleas barriales y vecinos de diferentes barrios.
Las ocho principales dificultades
En este sentido, la investigadora contó que se identificaron ocho problemáticas como las más importantes, donde la más relevante está vinculada al trabajo y situaciones críticas asociadas. Luego se advirtieron la alimentación, problemas de salud, de viviendas y accesos a servicios básicos, también relacionados a violencia intrafamiliares y de género y, en menor medida, vinculados a la educación y al acceso a las políticas públicas.
Otra de las conclusiones generales surgidas a raíz del informe fue que el impacto de la cuarentena en Tandil significó un proceso diferenciado, tanto social como espacialmente. Datos que demuestran que la problemática es menor en las áreas céntricas y es mayor en los barrios periféricos y populares.
“Hay especialmente dos que están en situación crítica de urbanización, que son Villa Cordobita y Movediza II, donde se evidencia la imposibilidad de acceso a servicios esenciales como el agua potable”, detalló, advirtiendo que en estas condiciones de pandemia es un recurso más que necesario para sostener los cuidados elementales.
Por otro lado, se refirió a otras problemáticas preexistentes que se han agravado en estos últimos meses y, a la vez, se han asociado a otras complicaciones. Al respecto, Valente Ezcurra explicó que muchas de las dificultades se han reconfigurado por su combinación con otras, lo que conlleva a una situación más crítica todavía.
Estos son, por ejemplo, la precariedad habitacional y la falta de bienes básicos, que han dificultado la posibilidad de cumplir con las medidas de aislamiento y distanciamiento. Además, indicó que el empleo y salarios precarios generan dificultades para alcanzar una buena alimentación y, a su vez, un empeoramiento en la dieta nutricional, lo que recae en mayor demanda en los comedores barriales y escolares.
“Si bien las medidas alcanzan a toda la población, no todos los sectores sociales tienen las comodidades de poder cumplir con ellas adecuadamente”, consideró y sostuvo que este punto fue justamente muy planteado por los vecinos, organizaciones sociales e instituciones consultadas.
Las problemáticas mentales, emociones y violencia
En otro aspecto, aseveró que estas condiciones complejas se vincularon a otras problemáticas más novedosas como las relacionadas con la salud mental y los temores, angustias, fobias y el malestar emocional general, además del cansancio. Además, se advirtieron situaciones de maltrato psicológico en el núcleo de los hogares, por el propio “trastrocamiento de los hábitos”, los vínculos y la ordenación de la familia.
De hecho, dentro del informe replican algunos testimonios de los consultantes al respecto que denotan dicha preocupación: “Se nota también el maltrato que ha generado este encierro en las mismas familias. En el barrio se ha notado. Este encierro ha generado situaciones que no podes creer. Puso a la luz situaciones que no eran tan así como se veían. Te quedas helada. Lo que más me enoja es que los hombres digan ‘sin mí que vas a hacer’, como que no te sabes desenvolver. Es mucha desvalorización hacia las mujeres. El maltrato psicológico es muy dañino: ‘no servís, inútil’y muchas cosas más”, declararon.
“Esto nos muestra, por un lado, un trabajo muy importante de las organizaciones sociales en el territorio, pero que resulta insuficiente en muchos casos para poder contener dichas dificultades”, estimó la investigadora.
Consiguientemente, reveló que quedó en evidencia que la población no tiene mucho conocimiento sobre cómo están funcionando las áreas del Estado durante la pandemia, sin noción de adónde recurrir o cómo gestionar demanda. Esto, a la vez, provocó otros problemas, como no acceder a internet o el desconocimiento de lenguaje digital para realizar los trámites de forma virtual.
El futuro, entre los temores y la esperanza
El análisis sobre las perspectivas de futuro de cada informante, para los investigadores plantea elementos “muy interesantes”, tanto porque involucran sus expectativas, temores y esperanzas, como también por sus referencias a las condiciones necesarias para que exista un futuro en el que se reviertan determinadas problemáticas.
En este sentido, plasmaron que el imaginario de futuro “está fuertemente vinculado al análisis que hacen del presente, en términos de las dificultades y problemáticas antes desarrolladas.
Uno de los sentimientos preponderantes se vincula a la preocupación por considerar que el escenario post pandemia resulte “complicado” o “difícil”, sobre todo en lo que respecta a los aspectos económicos y laborales; y asociadamente de la pobreza, la profundización de problemas estructurales preexistentes, el aumento de precios, la falta de trabajo y la precarización laboral.
Otras inquietudes acerca del futuro más próximo se relacionan con las condiciones para la continuidad pedagógica, con la posible agudización de la situación de emergencia habitacional y, en menor medida (aunque también con una presencia importante), con el agravamiento de problemáticas de salud mental.
Uno de los temores expresados en relación a una “nueva normalidad” alude a una probable circulación local del coronavirus y, especialmente, sobre sus implicancias específicas en las condiciones sanitarias de la ciudad y en el acceso a la salud de la población.
Al mismo tiempo, los testimonios expresaron sentimientos de esperanza, principalmente vinculado al trabajo de las organizaciones sociales y las estrategias colectivas de resolución de problemas, así como también, a la posibilidad de contar con un Estado presente y activo, con mayor atención a las necesidades populares. Aquí reforzaron la importancia de contar con políticas públicas que ataquen las problemáticas estructurales, más allá de la situación de urgencia inmediata en materia de asistencia social.