Un grupo de vecinos solidarios asiste a unos 80 niños y ancianos carenciados con comida y abrigo
Se trata de Corazones Solidarios Tandil, una agrupación que surgió con el fin de asistir a niños y abuelos que atraviesan necesidades extremas. “El hambre existe de verdad y el frío también”, aseguró uno de los integrantes del grupo. Y afirmó que recorriendo los barrios se encuentran con “historias terribles, escuchamos chicos que lloran de frío y hambre, intentamos asistir a todos pero a veces no llegamos”.
Corazones Solidarios Tandil es una agrupación que se conformó hace tan sólo unos meses pero que ya brinda asistencia a cerca de 80 niños y ancianos en situación de extrema vulnerabilidad que viven en distintos barrios. Sucede que en muchos casos ante la ausencia de un Estado que dé respuesta, son los mismos vecinos de la ciudad que se organizan para ayudar, al ver personas que pasan hambre y frío.
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Walter Gómez, uno de los integrantes del grupo contó que la agrupación se conformó hace cuatro o cinco meses aproximadamente a raíz de una nota que leyeron en El Eco de Tandil en la cual una familia de La Movediza que vivía en una casa de chapa pedía ayuda.
“El primero que vio la nota fui yo y me contacté con un amigo. Juntamos un poco de plata e hicimos comida y le llevamos la cena a esa familia que vive en La Movediza al fondo. Pero resulta que cuando caímos en el barrio vimos un montón de necesidades terribles, chicos durmiendo en carpas, familias enteras o nenes durmiendo en lo que ellos le llaman casa pero son cuatro chapas”, explicó.
A raíz de ver esa realidad decidieron organizarse mejor y empezar a hacer “una cena más grande, siempre de nuestro propio bolsillo”.
“Después empezó a haber más demanda de otros barrios, entonces empezamos a recorrer El Tropezón, Maggiori, La Unión y después se empezó a sumar más gente hasta que llegamos a 14 en el grupo. No nos quedó otra que hacerlo público porque ya no nos daba más el bolsillo, así que se hizo un grupo bastante grande y bastante fiel y con unos corazones inmensos así que empezamos todos a aportar y nos donaron una olla gigante porque no nos alcanzaba para todos”, rememoró.
Así fue que decidieron ayudar solamente a niños y abuelos, que son los que no pueden valerse por sí mismos. Hoy en día asisten cerca de 80 personas, entre niños y abuelos.
“El hambre existe de verdad y el frío también”
Aclaró que no tienen ninguna orientación ni vínculo político sino que son “gente común ayudando a humildes. Tenemos gente en el grupo que también ha pasado situación de calle como ellos que saben lo que es el hambre y el frío y entonces aportan más que nada el conocimiento social, y el apoyo a estas familias porque las historias que nos cuentan son terribles”.
“El plato de comida lo reciben con un amor increíble, algunos comen delante nuestro y es terrible verlos comer. El hambre existe de verdad y el frío también”, recalcó.
Y aseguró que reciben llamados a cualquier hora por gente en situación de calle o con necesidades y se encuentran con “historias terribles, escuchamos chicos que lloran de frío y hambre, intentamos asistir a todos pero a veces no llegamos”.
Si bien en el grupo son 14, cuentan con el apoyo de mucha gente. “Marisa Barragán tiene una panadería y con un corazón enorme aporta el pan y las facturas, ella conoció la parte social y la calle entonces es una gran ayuda. La verdad que tenemos en el grupo una gente increíble, y nos manejamos todo con donaciones”, señaló.
Un plato de comida caliente
Contó que como las distancias entre los distintos lugares donde reparten comida son extensas, debían pensar la forma de que la comida llegara caliente. Entonces “vamos en una camioneta con una cocina arriba y una garrafa. En nuestras casas hacemos la comida y de ahí salimos en la camioneta con una garrafa y una cocina y al llegar a los lugares las calentamos para darle la vianda calentita a los chicos, también hicimos para el Día del Niño con chocolatada”.
“Lo que observamos es que la mayoría viven en terrenos usurpados, entonces el Estado se niega ayudarlos pero se olvidan que aparte del papá o la mamá que está usurpando el terreno, hay niños y abuelos imposibilitados de poder trabajar. Nosotros no juzgamos porque para eso hay una ley y un juez que los debería sacar, nosotros no miramos la parte de la usurpación, sino la parte más social, somos un grupo de ayuda humanitaria. No nos encargamos de juzgar legalmente porque no nos olvidemos que Tandil tiene los alquileres más caros de toda la provincia, entonces hay gente que tiene que elegir entre alquilar y comer”, manifestó.
Pero aclaró que “nosotros no apoyamos las usurpaciones, no apoyamos que alguien se quede con algo que no le pertenece pero tampoco podemos mirar para el costado cuando se trata del hambre, entonces no esperamos que el Gobierno los asista, por eso creamos ese grupo para aunque sea darles un plato de comida”.
“En el grupo hay gente que vivió en situación de calle y hoy tiene otra oportunidad. Salimos a trabajar, salimos a flote pero no nos olvidamos de dónde vinimos. La gente que está usurpando ahí no son chorros porque si no, nosotros no los ayudaríamos. Hacemos un censo exhaustivo y al pie de la letra sabiendo quiénes son los que asistimos, porque si nosotros ayudamos a un delincuente le estaríamos sacando la comida a otra familia que en verdad sí se lo merece. Entonces son familias que solamente tienen problemas de usurpación, la mayoría sale con la máquina de cortar el pasto al hombro y salen a trabajar”, expuso.
Por otro lado, expresó que “sería un sueño poder darle de comer a los chicos todos los días pero no podemos porque son muchos. Por ahora lo hacemos solamente los viernes”.
“Los chicos a los que le llevamos el plato de comida son unos ángeles, a veces la gente juzga mal, por el hecho de vivir en una casa de chapa de dos por dos no son malas personas, los nenes que asistimos son hermosos, las nenas son re educadas, nos abrazan o nos reciben llorando porque no tienen para comer”, afirmó.
En tanto, explicó que “el grupo está activo las 24 horas y cuando detectamos situación de gente durmiendo en la calle salimos, lo entrevistamos y loa asistimos en lo que podemos. Cuando no tienen lugar para dormir tenemos el apoyo de Red Solidaria, que tienen lugares donde llevar a las familias temporalmente, entonces trabajamos así en conjunto”.
“Es muy triste”
Por su lado, Irial Castillo resaltó que “somos gente de trabajo y más de una vez tenemos que salir afuera de las casas porque es muy triste, todos tenemos hijos y es muy feo ver esa realidad”.
Walter Gómez contó que la sensación es “ir feliz a entregar al vianda, y volver llorando. Hay nenes que no tienen cariño, hay mucha falta de amor, también otras necesidades”.
No obstante, aclaró que no ayudan a chicos de 15 años para arriba que ni estudian ni trabajan, porque “no solamente somos gente que lleva el alimento sino también ejemplos. Si a un nene que no estudia de 15 en adelante le llevamos al comida, frazada y ropa todos los viernes le estamos haciendo la vida fácil y después lo toman como una costumbre”.
“Yo aparte de ser municipal camino 14 kilómetros al Cristo de las Sierras, cuido autos y con esa plata le doy de comer a estos chicos también, entonces si lo puedo hacer yo, un nene de 15 años también lo puede hacer. Si estudia sí lo vamos a asistir, porque también apostamos a él. Pero si quiere una frazada se la va a tener que ganar, salir a cortar pasto o limpiar un vidrio, porque de otra forma no estaríamos llevando ejemplos, estaríamos llevando comodidad”, explicó.
Gómez sostuvo que “cuando empezamos a recorrer los barrios nos dimos cuenta de que es muchísima la necesidad, y nos dimos cuenta de que era verdad o alquilan o comen, no se puede con todo, la garrafa subió, todo subió, el que vive de changas se le hace imposible, es muy triste, la gente pide comida”.
“Todos los días nos asombramos de la cantidad de gente que vive este tipo de situaciones”, expresó Claudia Fernández.
Por último, invitaron a quienes se quieran unir al grupo o hacer donaciones a contactarse al Facebook Corazones Solidarios o por teléfono al 154-343787.