Tras la aparición de perros envenenados, se colocaron cámaras dentro del barrio Golf
Luego del lamentable hecho que vivieron los vecinos del barrio Golf en el mes de agosto, cuando 26 perros murieron envenenados, se colocó una SmartCam, o cámara autónoma, para aumentar la seguridad de la zona. Asimismo, vecinos del barrio aseguraron que ya son muchas las familias que prefieren no dejar salir a sus mascotas.
A poco más de un mes de la aparición de una importante cantidad de perros envenenados en el barrio Golf, vecinos de la zona aseguraron que la situación se aquietó y que muchos decidieron no dejar salir a la calle a sus mascotas por temor a que volviera a ocurrir algo similar.
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Previo al escalofriante hecho, los canes paseaban libremente por las calles de tierra del lugar, recorriendo la zona con total tranquilidad ante la mirada serena de los vecinos, acostumbrados a la situación. Si bien es verdad que muchas personas que se aventuraban en el barrio habían manifestado su desagrado respecto a ello, la realidad es que nunca había ocurrido ningún inconveniente.
Sin embargo, tras el hecho ya varias familias decidieron dejar dentro de sus casas a los perros. “Todo se ha aquietado. Hay menos perros en la calle, lo que muchos vecinos celebran pero también otros no toleran. Suele pasar”, señaló Ángel Ponce de León, residente del barrio Golf, en diálogo con El Eco de Tandil.
La denuncia fue radicada y la investigación es llevada a cabo Gustavo Morey, titular de la UFI 8. Sin embargo, el propio Ponce de León reconoció que, debido a la burocracia judicial, ya se ha perdido el interés por la causa y por determinar qué veneno era. “La Universidad lo único que te puede decir es si es veneno o no. Pero no te puede asegurar a ciencia cierta cuál es”, agregó.
Cabe recordar que a fines de agosto se recogieron algunas muestras en el barrio Golf y, tras realizarse los análisis correspondientes de las mismas, se determinó que estaban contaminadas. El médico veterinario Alejandro Soraci, profesor del Área de Toxicología de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Unicen, había declarado en diálogo con este medio que podría tratarse de “carbomatos fosforados”, pero que “no podemos certificarlo porque no hicimos el análisis exacto de la puesta en evidencia del principio activo”.
En tanto, el director de Bromatología, Federico Sánchez Chopa, reconoció que desde la fiscalía están siguiendo la causa pero que aún no le han manifestado ninguna novedad.
Monitoreo
Tras la aparición de los perros envenenados, comenzaron a sacarse conjeturas respecto a lo que podría haber ocurrido y cómo lo habrían llevado a cabo.
Desde un principio lo que se pensó fue que había sido alguien que había pasado en un automóvil o en una motocicleta y que había arrojado carne envenenada a las veredas. Pero la incertidumbre y la preocupación aumentaron cuando una vecina encontró un trozo dentro del patio su casa.
No obstante, Sánchez Chopa explicó que en ese caso lo que ocurrió fue que algunas aves falconiformes habrían encontrado algún trozo de carne tirado, que personal de Bromatología no advirtió cuando realizó las recorridas, y murieron en el aire al intentar comerlo. “Así, la comida cayó al patio de algunos vecinos, que creyeron que también estaban arrojando veneno a sus jardines”, completó.
Inmediatamente, y para despejar las dudas, se revisaron las tres cámaras de seguridad que el Municipio tenía apostadas en las cercanías -Curva de la Muerte, rotonda de acceso al Campus Universitario y El Paraíso-, pero ninguna captó al posible envenenador. “Las cámaras andan normalmente, pero esto fue adentro, en una zona muy boscosa. Y las particulares no muestran nada”, clamó Ponce de León.
Por tal motivo, los vecinos reclamaron la instalación de un dispositivo de vigilancia dentro del barrio. El secretario de Protección Ciudadana, Atilio Della Maggiora, tomó cartas en el asunto y, en comunicación con El Eco Multimedios, confirmó que se colocó una SmartCam o cámara autónoma.
“Se instaló y se notificó a los vecinos. Además, también se comentó en el Foro de Seguridad”, señaló Della Maggiora. De cualquier manera, optó por no exponer la ubicación de la misma para preservar tanto el equipo como a los propios vecinos.
Lo acontecido
A mediados del mes de agosto, los vecinos del barrio Golf se encontraron con una escalofriante situación: arrojaron carne envenenada y muchos perros, al comerla, murieron.
La noticia salió a la luz el martes 13, cuando fueron hallados seis perros sin vida en la calle Andrés Macaya, en cercanías de Mayoral Juan Goñi, en el corazón del mencionado barrio.
Esa primera cifra encendió las alarmas, pero la intranquilidad fue aumentando con el pasar de las horas y los días, a medida que también se incrementaba la cantidad de casos. Ya para la mañana del día siguiente, el número había llegado a 19 y, para fines de mes, la cifra se estiró hasta 26.
La principal preocupación, una vez que se conoció el tóxico, fue que le pudiera pasar algo a los hijos de los habitantes del lugar: “Es muy peligroso para los perros pero sobre todo para los chicos. Es un veneno fulminante”, había declarado Ponce de León haciendo referencia al Lannate, una sustancia que suele emplearse en el campo y que se puede adquirir en una agropecuaria. El producto es de efecto inmediato.