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Señor Director:
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El pasado lunes 8 de junio, volviendo de una consulta médica en Azul, mi esposo y yo sufrimos un fuerte accidente automovilístico en Ruta Nacional 226 y Acceso Base Aérea, alrededor de las 19.
Un lugar sumamente conocido por nosotros, ya que por 6 años trabajé en ese paraje y durante ese tiempo continuamente nos desplazábamos entre la ciudad y la Base Aérea.
Hace más de treinta años que ciudadanos que habitan ese lugar y que diariamente lo transitan solicitan, peticionan a las autoridades, la construcción de una rotonda y con una buena iluminación.
Lamentablemente pasan los años, pasan los gobiernos y todo sigue igual.
Que la responsabilidad es del Municipio de Tandil; que la responsabilidad es de la Provincia, que no puede ser ninguno de los casos anteriores porque al unirse el acceso con una ruta nacional, corresponde su responsabilidad al Gobierno nacional…
Y así pasan los años… y así las vidas, y las consecuencias en la salud de quienes sobreviven a los accidentes en ese lugar.
País de papeles, de burocracia, de reuniones, de actas, de promesas… y todo sigue como hace más de 30 años, como lo define una vecina del lugar cansada de vivenciar estas situaciones.
Más allá de lo ocurrido, agradezco a Dios el estar vivos.
Doloridos, con politraumatismos, lastimaduras, algunos puntos de sutura… pero dentro de lo ocurrido, hoy transitamos un buen estado de salud.
Señor Director, quiero agradecer profundamente a cada persona, a cada “anónimo”, vecinos del lugar, gente que pasaba, que se detuvo y nos ayudó al instante. En menos de un minuto de lo ocurrido ya había más de diez personas ocupándose de nosotros: entre todos incorporaron el auto que estaba volcado y nos ayudaron a salir e inmediatamente nos contuvieron, hablándonos, preguntándonos como estábamos y acompañándonos.
Es de destacar que me alcanzaron las llaves de nuestra casa, las del auto, la mochila, los papeles de estudios médicos y hasta mi billetera y dinero que había caído dentro del auto; todos nuestros efectos personales.
Llamaron a los Bomberos y a la Policía Vial.
Asimismo, deseo destacar el accionar del personal policial que llegó al lugar, perteneciente al Destacamento de Seguridad Vial durante el accidente y también después, por ocuparse de recuperar el celular de mi esposo que estaba en el auto en un lugar insólito y del cual depende todo su trabajo.
También agradezco la atención de los integrantes del SAME que nos trasladaron al Hospital y a la doctora Valeria Rivas, al cirujano que suturó mi herida, al personal de radiología y a todo el grupo de enfermeras/camilleros que nos atendieron y curaron.
Quiero además hacer saber la excelente renovación que presenta hoy la Guardia del Hospital Municipal Ramón Santamarina, realizada hace más de un año, donde es de destacar la funcionalidad y el espacio dedicado a la atención a la comunidad.
Contar con una institución pública así, con personal preparado y capacitado para emergencias como la que vivimos, demuestra que la idoneidad y la eficiencia de los organismos públicos posible. Al menos en Tandil, lo es.
Cómo funcionó todo desde el minuto uno, con la solidaridad de la gente que pasaba, la rapidez en colaborar, la correcta coordinación de todas las instituciones… simplemente hace pensar que aún es posible soñar con un país mejor.
¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Ana María Pizarro
DNI 17.221.501