Temas y lectores
Como encaminar una sociedad que vive sin límites
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Señor Director:
La generación de mis padres estoy segura que tenía más clara la diferencia entre lo que estaba bien y lo que estaba mal. Tal vez, ante la rigidez de la educación que hemos recibido cometimos el error de ser permisivos, de transitar en un laberinto de reglas que confunden al no querer imponer sino persuadir.
Miedo a la autoridad, a cumplir reglas, traspasando los límites. Como sociedad noto un dejo moral, una insensibilidad ante lo que se debe, dando más importancia al placer que a la obligación.
Sin castigo cuando se hace mal, como no reconociendo el bien, como si fuera lo mismo una cosa que la otra. Con el “solo se vive una vez”, hay que disfrutar el hoy y tantas frases de ese tenor, se nos mezclan los del deber, del hacer lo que se necesita antes que lo que se quiere. Deberíamos replantearnos cómo encaminar una sociedad que prefiera transitar el estar fuera de la ley y en la cual sus dirigentes son cómplices por conveniencia o ineptitud.
Susana Mastronardi
DNI 5.008.020
Hay que estar atentos ante ciertas promesas populares
Señor Director:
No todos los derechos dan, todos condiconan y obligan y algunos quitan. Cuanod un gobierno “otorga” nuevos derechos que atentan contra los ya dados, la novel regla que se impone, lejos de ampliar las facultades de cada individuo, cercena sus bases escindiendo la frágil que los articula socialmente. No es curioso pues que para alentar rupturas se canjeen libertades por beneficios. En una comunidad inmadura, como la nuestra, algunas promesas populares, como lo es la legalización del aborto (no despenalización) versus el avasallamiento a la libertad de acceso a la información, prensa, difusión y expresión amalgaman en una aturdidora señal de alarma.
Acudo a nuestra historia para no redundar en lo sabido ni herir susceptibilidades. Cuidado con los permisos que aceptamos porque los concedemos, y con los derechos que canjeamos porque una vez perdidos ya no serán garantes de nuestra propia subsistencia.
Karina Zerillo Cazzaro.
DNI 36.652.891
Monedas que desaparecen como en un cuento
Señor Director:
Nuevamente nuestro bolsillo protesta y se enoja muchísimo. Ya es un chorro de billetes que se escapan cada vez que realizamos compras. ¿No hay incrementos en los precios? La billetera dice lo contrario. De gorda, va quedando flaca hasta quedar vacía a mediados de mes. Y reclama como las personas, piden que le repongan cantidad. Una gran mayoría ha dejado de usarla y solamente se maneja con monedas, por eso escasean. Pero no todo es felicidad, nos rompen los bolsillos. Por allí se nos van las fortunas y recordamos un antiguo refrán: “Cuida las moneas que los pesos se cuidad solos”. Cuando le echamos mano, se nos fugaron y lo asociamos con el cuento de Hansel y Gretel.
Nosotros quisimos nmarcar nuestro camino de regreso pero con monedas, pero alguien se las apropió. Estamos perdidos en una maraña de cosas que no sabemos donde estamos. Sentimos voces que salen de la espesura donde nos susuran melodías. ¿Será como las valquirias? Entonces comprenderemos a los j{ovenes de hoy y su manera de saludar: “Hola, ¿Todo bien? No esperan otra respuesta que el “sí”, ya que otra respuesta no escuchan ni les interesa.
Así nos trata el Gobierno: “Está todo bien” trayendo a la memoria “La casa está en orden”.
Claudia C. Curbelo
DNI 33.283.902