Temas y lectores
Burocracia
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Señor Director:
Hoy (20/01/20) recibo, con asombro, por correo postal, el aviso que le adjunto.
El mismo responde a la notificación expresa que casi todos acostumbrábamos a recibir, con cierta antelación, para que cumpliésemos con uno de nuestros tantos deberes como ciudadanos.
Nótese que el aviso expresa que la fecha de vencimiento fue el 09/10/19 (apenas 72 días transcurridos).
Me pregunto, en voz alta: ¿Qué pudo haber pasado? Hoy, con la informática con que contamos y, en más de un caso, en forma obligatoria, ¿Cómo se puede producir este tipo de dilación? ¿Formaré parte de los tantos parias que padecemos las consecuencias de un año electoral?
Eso sí, cuando llamé, tiempo atrás, a la oficina local, se me informó que se trataba de un tema de provincia (quizá ellos cobren pero no tengan nada que ver con el organismo provincial) el no envío de la notificación pero que, mi responsabilidad, era cumplir. Solicito el turno pero me informan que ellos no lo toman, debo hacerlo por internet. Pacto por esa vía una fecha y un horario pero, el día que me tocaba presentarme, debía viajar, por razones ajenas a mi voluntad. Igualmente, me presento más temprano para tratar de cumplir con lo pactado pero me informan que no pueden. Pido una solución y, con suma sorpresa, me dan otro turno (cosa que, días atrás, no podían).
Como podrá notar, seguimos mal.
Copio al organismo afectado, como creo, corresponde.
Cordial saludo.
Carlos P. Escapa
DNI 10825289
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Democracia, juventud y violencia
Señor Director:
Con cierto conocimiento del tema de la violencia entre los jóvenes, sobre el crimen de Villa Gesell, a través de su diario me permito exponer lo siguiente.
Por distintos medios de la república pocas veces he visto y oído tanta cantidad de comentarios. Crónicas, especulaciones y hasta análisis, se dan cita sobre un mismo hecho. Es que por tratarse de un crimen la mayoría de las notas y comentarios toman la perspectiva de la víctima. Por esa vía queda solo el resarcimiento y el reclamo de justicia.
Si bien es razonable por el caso, esta perspectiva sobre el tema hace perder la exacta interpretación del problema, por cuando los calificativos y clamores vuelven el verdadero problema inaccesible.
Lejos de dar una interpretación global y resolutiva del problema de la violencia en la noche, digo que la preocupación está, las crónicas policiales y los incidentes menores lo vienen diciendo. Es que ciertos deportes con requerimientos de entrenamiento fuerte, y potente incitación a ganar entre adolescentes y aún adultos, fuera de la cancha generan riesgos para la comunidad y los deportistas.
Por convocatoria de los dirigentes, en los últimos tiempos me ha tocado dar charlas en los distintos clubes de rugbier de Tandil. El motivo de la convocatoria siempre está relacionado con el consumo de alcohol y otras sustancias. Pero en verdad de cerca se percibe la tensión entre los dirigentes y responsables por la posible generación de violencia por parte de chicos entrenados física y psicológicamente en ese deporte, que además se propone como de caballeros y eso es loable. Y para no caer en prejuicios, conviene decir que los entrenamientos y preparación en deportes de competición generan similar montante de energía y fuerza entre los deportistas.
Pero a diferencia del fútbol el rugbier no cuenta con el soporte de la 12 para declinar la violencia.
Al respecto, hay que considerar dos cosas, como suele pasar, en los entrenamientos y en los partidos todo es expectativa, estrategia, y camaradería, ya que como se sabe, se gana más con la cabeza que con las piernas. Esto último fuera de la cancha es lo que debe ser tenido muy en cuenta, ya que el cuerpo es el mismo, peor la cabeza no.
De vacaciones, la noche y sus múltiples desafíos, más algún trago de más, hacen estallar las cabezas. Entonces, como decía Freud en su Psicología de Masas, un rumor se vuelve un clamor, una mirada un desafío o una invitación. El otro se vuelve objeto de una certeza desafiante que hay que destrozar. Es allí donde entonces la voz de mando del superyó contemporáneo dice “tú puedes hacerlo, debes ganar, hazlo ya lo demás puede esperar”.
Y si a esto se le suma a cierto conformismo familiar en la educación que sólo se vale de los ideales de poder y potencia, tenemos que el menú de la violencia ha sido completado.
Uno de los grandes distintivos del mundo contemporáneo es la democracia y como había señalado Platón en La República “el emblema de la democracia es la juventud, porque simboliza un tiempo no retenido pero sin idea”.
Los deportes con sus ventajas muestras a las claras que la juventud es una construcción sin existencia sustancial, que sólo es reivindicada y sostenida por las dirigencias de la democracia a nivel de lo corporal y cuando el éxito exime.
Pero un cuerpo así encarnado, como emblema democrático-familiar suele estar poseído de una pasional voluntad de “entretenimiento” que lo pierde.
Entonces la escena final ya conocida, los demócratas juzgarán, la juventud pagará.
Ángel Orbea.
DNI 11.288794.