“Tandil tiene un importante movimiento cooperativo que no se visualiza con todo su potencial”, dijo Mansilla
Tras cumplirse un nuevo aniversario del movimiento que impulsa la organización de los individuos mediante la conformación de cooperativas, el tandilense Carlos Mansilla reflexionó sobre el aporte que brindan las empresas nucleadas bajo esta modalidad. Subrayó que en Tandil, el rubro informático surge como un nuevo segmento que se asocia para respaldar la oferta laboral del sector.
El Día Internacional de las Cooperativas se celebra el primer sábado de julio de cada año. En esencia, busca visualizar y aumentar el nivel de concientización sobre la actividad de este tipo de asociaciones y difundir masivamente los logros del movimiento, los ideales de la solidaridad, la eficiencia económica y la igualdad.
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El acontecimiento también tiene como objetivo fortalecer y ampliar los vínculos entre la cooperación internacional, el movimiento cooperativo y otros actores, incluidos los gobiernos, a nivel local, nacional e internacional.
Desde su génesis, una cooperativa es una asociación autónoma de personas que se han unido voluntariamente para hacer frente a sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales, y culturales comunes por medio de una empresa de propiedad conjunta y democráticamente controlada.
De acuerdo al objeto social por el cual han sido constituidas, existen cooperativas de trabajo, vivienda, consumo, agropecuarias, escolares, de crédito y de provisión de servicios, entre otras. Su existencia se suscribe a la necesidad que haya que abastecer.
A fin de poner en práctica los valores que sustenta, los principales lineamientos filosóficos se basan en el ingreso libre y voluntario de sus miembros; gestión democrática; participación económica; autonomía e independencia; educación, formación e información; cooperación entre cooperativas y el compromiso con la comunidad.
Además, cuentan con personería jurídica, son de duración indefinida, de responsabilidad limitada y las personas se unen para trabajar en procura de beneficios no lucrativos. Se rigen por estatutos y por la Ley de Asociaciones Cooperativas. Todos sus miembros tienen los mismos deberes y derechos.
De la teoría a la acción
El exconcejal tandilense Carlos Mansilla se desempeña en la actualidad como secretario de Relaciones Internacionales de Cooperar (Confederación Cooperativa de la República Argentina). En diálogo con El Eco Multimedios, brindó su mirada acerca del trabajo que realizan las asociaciones tanto en la ciudad como en el país y habló sobre el desarrollo de este movimiento en el mundo.
-¿De qué manera se trabaja mediante este sistema en la ciudad?
-Bueno, Tandil y la región tienen un importante movimiento cooperativo que muchas veces no se visualiza con todo su potencial. Hay que destacar a las dos entidades vinculadas al agro, que funcionan de manera exitosa hace años; la cooperativa de viviendas Falucho; la que nuclea a los productores de seguros, las entidades bancarias, las cooperativas de trabajo y las de servicios públicos. Existen también otras que han abrazado esta modalidad porque vienen de un proceso diferente y que iniciaron su camino tras ser fábricas recuperadas. Si bien nos regimos por una ley que es común, cada una mantiene una regulación específica según su rubro.
-¿Cómo se gesta el circuito que promueve la participación en pos de un beneficio?
–La génesis es distinta pero todas nacen impulsadas por la necesidad de algo. En el caso que manejo bien de cerca como la cooperativa de vivienda, allí nos unimos para comprar la tierra, la subdividimos, cada miembro obtiene su parcela y luego se gestionan créditos para la construcción con distintos bancos. Además, existe una entidad nacional que regula a todas las cooperativas y que cuenta con un presupuesto que se conforma por el aporte que hace individualmente cada asociación. Es una contribución especial, que tiene como objetivo fomentar la actividad. Se abona en AFIP y desde allí el Estado nacional la distribuye a las provincias. La idea central es crear una redistribución donde las cooperativas más grandes, aportan en proporción y esta colaboración recae sobre las más pequeñas. En el país, hay 16 millones de personas que son socios o que participan activamente y en funcionamiento se contabilizan unas 8 mil cooperativas.
-El cooperativismo en su momento nació como una respuesta crítica al capitalismo ¿hoy esta impronta se mantiene?
-A manera de reflexión, diría que muchas veces estos dos conceptos desde lo filosófico pueden ser antagónicos pero en la práctica, los países que tienen mayor desarrollo económico son los que tienen más cooperativas. Creo que esto los ha conducido a instalarse en el primer mundo. El caso de Francia, por ejemplo, es muy particular porque el 30 por ciento del sistema financiero está manejado por una mutual, cuando en Argentina sólo alcanza al 4 por ciento. A manera de contrapartida en nuestro país, hay un 20 por ciento de productores de granos que está nucleado bajo este sistema y esto ha permitido que las cooperativas unidas sean el principal motor agropecuario de nuestro territorio y uno de los principales rubros de exportación.
-¿Bajo qué parámetros se mide el éxito o el fracaso de este tipo de empresas?
-Ese es un tema crucial por definición y el espíritu en sí mismo. Por un lado, las cooperativas hacen como cualquier otra empresa su balance económico en términos de saber si se gana o se pierde plata. Por otro, muchas hacen el balance social para medir el impacto que genera este sistema. En ocasiones, se puede perder dinero, por desprenderse de un activo para una fin superior que promueva un aporte a la sociedad. Esto se traduce, por ejemplo, en que una cooperativa venda un terreno para que se edifique una escuela. Esto trae una mejora sustancial para la vida de los ciudadanos y se manifiesta como algo intangible aunque la empresa haya perdido dinero. El éxito o fracaso no se puede medir bajo una sola variable y esto implica un gran desafío para todo el cooperativismo.
-En épocas de crisis económica, ¿suele incrementarse el número de emprendimientos bajo este sistema?
-No necesariamente. Dentro de los 16 millones de cooperativistas que hay en el país, hay demandas que son continuas y que van a subsistir porque prestan un servicio esencial, como es el caso de la energía eléctrica. Después, en lo que se refiere a generación de empleo, en Tandil está surgiendo muy fuerte el cooperativismo por parte del sector informático. Algunos son estudiantes, otros se han recibido hace poco y encontraron bajo este sistema la posibilidad de ofrecer sus servicios de software. Las cooperativas de trabajo son las que, por lo general en tiempo de crisis buscan inicialmente bajo esta figura la capacidad de concentrar el volumen de venta o la reducción de costos. Las de consumo también se han fortalecido porque apuntan a un público específico que busca beneficiarse con esta relación precio calidad. Siempre la figura cooperativa se va adaptando al grupo y al momento social que la conforman, y éste es otro gran desafío que tiene el movimiento.
-¿En la actualidad, existen prejuicios acerca de la práctica?
-En algunos casos sí, pero esto se da por desconocimiento. Cuando una empresa quiebra y los trabajadores toman la planta, siempre es una mala noticia pero muchas veces es necesario que la figura cooperativa intervenga a fin de preservar las fuentes de empleo. A veces auspicia como rueda de auxilio dentro de un sistema económico, en otros casos no y algunas son empresas viables y otras sumamente exitosas.
Acuerdos internacionales
En oportunidad de un nuevo aniversario del movimiento cooperativo, la Asociación Cooperativa Internacional (ACI) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reafirmaron su amistad de un siglo de duración al firmar un nuevo Memorando de Entendimiento. La ACI es presidida en la actualidad por el médico veterinario Ariel Guarco, profesional que cursó sus estudios en la Unicen.
El documento sostiene que su principal objetivo es “fomentar la colaboración en áreas de promoción y fortalecimiento del modelo de empresa cooperativa”. En ese sentido, ambos se comprometen a promover las cooperativas como un modelo de negocio sostenible para promover el desarrollo inclusivo y sostenible.
El mensaje para la edición 2019, se basó en visualizar que las cooperativas son responsables de proporcionar empleo al 10 por ciento de la población mundial ocupada. Más allá de las cifras, varios estudios demuestran que, en comparación con el empleo en otros sectores, los trabajos bajo este sistema tienden a ser más sostenibles con el paso del tiempo, crean puestos en los que existe una menor diferencia entre los salarios de mayor y menor responsabilidad y suelen estar mejor distribuidos entre las áreas rurales y urbanas.
Bajo este contexto, Carlos Mansilla también opinó sobre el reciente acuerdo que el Gobierno de Mauricio Macri selló como miembro del Mercosur con la Unión Europea y analizó el papel que las asociaciones podrían desempeñar de cara al futuro.
Según explicó, el movimiento cooperativo mantiene participación activa en el Mercosur dentro de lo que se denomina tercer sector. “Es un organismo donde se manifiesta la sociedad civil y como Cooperar, integramos el Foro Consultivo Económico y Social que emitió una recomendación en la se puntualiza sobre la necesidad de un acuerdo que sea equilibrado aunque advertimos la necesidad de que se mire con cautela la letra chica”.
En términos generales, las cooperativas suscriben a un interés internacional y en efecto, existen negocios con otros países. “Todo lo que sea bajar aranceles y facilitar el comercio es bienvenido pero tenemos algunos reparos, sobre todo a la hora de ver que algunos productos no van a poder salir y otros serán de fácil ingreso”, argumentó Mansilla.
“Hay plazos que están atados a la posibilidad de reconversión que tengan las empresas y si bien abre un camino y vemos como muy positiva la relación con el mundo, también entendemos que aún deben darse otros debates”, añadió.