Medioambiente
Tandil impulsa el primer centro para el tratamiento de residuos eléctricos y electrónicos de la provincia
El proyecto comenzó en 2013 y creció hasta transformarse en una cooperativa. Ahora avanzó las gestiones para conseguir la habilitación provincial, lo que le permitirá procesar también aparatos de ciudades de la zona. El Concejo Deliberante aprobó la cesión de un terreno, ubicado en Pujol y Langueyú, para la construcción de la nueva planta.
El Centro de Pre Tratamiento de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (Cepraee), el primero de su tipo en la provincia de Buenos Aires, avanzó en las gestiones para la habilitación por parte del Estado bonaerense, lo que le permitirá reutilizar, reciclar y procesar material proveniente de otras localidades. Hoy funciona en el Punto Limpio Centro, en un espacio que le quedó chico, por lo cual el Concejo Deliberante le cedió un terreno en Pujol y Langueyú para levantar sus nuevas instalaciones.
Recibí las noticias en tu email
Desde la Dirección de Medioambiente confirmaron que “cuenta con avanzadas gestiones para lograr la habilitación provincial, lo que provocará que pueda no sólo pueda gestionar RAEEs –Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos- locales sino también de municipios vecinos y poder ser certificadores para empresas privadas”.
En el expediente, el director del área Héctor Creparula expuso que “actualmente funciona en las instalaciones del Punto Limpio de avenida Santamarina, pero el crecimiento nos ha provocado la necesidad de tener un espacio más grande y acorde”.
Desde 2020, el espacio es gestionado por una cooperativa, lo que devino en un verdadero modelo de economía circular, teniendo en cuenta que se ponen en valor elementos descartados por la comunidad y el producido por la venta contribuye al sustento económico de los asociados.
En cuanto a la futura sede, desde la Cepraee indicaron que necesitan un espacio propio con instalaciones adecuadas para las tareas que realizan, con dimensiones suficientes para acopiar el recupero.
“El haber llegado a inscribir el centro ante el Ministerio de Ambiente abre la posibilidad de ser certificadores de empresas privadas, con el fin de poder ser receptores de los materiales que ya no utilizan, como es el caso del Polo Informático”, señalaron.
Esa planta les permitirá recibir y procesar el material que llegue a toda la Red de Puntos Limpios, de empresas privadas, de oficinas municipales, provinciales y nacionales, de la Unicen y de todo el sistema educativo.
Por último, destacaron que pretenden “como agente refuncionalizador aprobado por el Ministerio de Ambiente, poder recepcionar los residuos eléctricos y electrónicos de los municipios de la zona, siendo el único en su especie”.
Problema mundial
En cuanto a los fundamentos, desde Medioambiente indicaron que los RAEEs son los residuos que más crecen a nivel mundial, lo que está directamente vinculado al consumo y a la velocidad de recambio de los aparatos eléctricos y electrónicos por parte de instituciones y hogares.
Cabe señalar que tanto la fabricación como el descarte de estos productos causan impactos sobre el ambiente y la salud de las personas. En principio, se producen a partir de recursos naturales no renovables y en algunos casos, contienen sustancias peligrosas.
En tanto, destacó que el problema se produce cuando los RAEEs se arrojan a rellenos sanitarios, basurales clandestinos, o se queman, ya que liberan al ambiente los componentes químicos y metales pesados con los cuales fueron construidos. De todos modos, su adecuada gestión permitiría reducir esos impactos.
El camino
La historia del Cepraee comenzó en 2013, con el programa Rehto (Reutilización de Hardware Tecnológicamente Obsoleto) de la Facultad de Ciencias Exactas, que promovía la gestión sustentable del material descartado en las cuatro sedes de la Unicen. En ese espacio se ponían en valor computadoras y componentes que se entregaban a instituciones educativas.
El proyecto creció y comenzó a vincularse con múltiples actores de la ciudad y la zona, hasta que en 2017 dio lugar a la puesta en marcha del Centro de Pre Tratamiento y Recuperación de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (Cepraee), que se conformó en conjunto entre la Facultad de Ciencias Exactas y la Dirección de Medioambiente del Municipio.
En Cepraee se instaló en el Punto Limpio del centro, donde además del material de la Unicen recibe aparatos de los vecinos, empresas e instituciones de la ciudad. De ese modo, logró un espacio de recepción de artículos eléctricos y electrónicos, además de contar con personal permanente para diversas tareas y ampliar la variedad de reciclables que recibe la red de separación del Municipio.
La cooperativa
En principio, el centro funcionaba con becarios de la Facultad de Exactas y personas beneficiarias de programas de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat del Municipio, como víctimas de violencia familiar e integrantes del colectivo Lgtbiq. Esas vinculaciones permitieron conformar un grupo que, desde 2019, cursó la cátedra de cooperativismo de la Unicen para evaluar la posibilidad de generar un emprendimiento sostenible con fuentes de trabajo genuinas en torno a la economía circular.
En 2020, iniciaron las gestiones para constituir la cooperativa y a fines de ese año, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) le otorgó la matrícula a la Cooperativa para la Revalorización de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (Coopraee).
Cien computadoras por año
En la actualidad, la cooperativa recepciona media tonelada diaria de residuos eléctricos y electrónicos, y evita que llegue al Relleno Sanitario. Ya en el tratamiento, aplica las 3R –reciclar, reparar y reutilizar-, donde se logra un nuevo uso para artículos que fueron descartados.
En paralelo, el espacio es parte del programa de Educación Ambiental del Municipio, dirigido a alumnos de todos los niveles. El objetivo es que los estudiantes incorporen el concepto más importante de la R, que es reducir.
En cuanto a la economía circular, cada año la cooperativa entrega entre 90 y cien computadoras completas al sistema educativo, al Municipio y a ONGs, además de otros artículos como electrodomésticos, microondas, ventiladores, etc. “Este es el mayor valor del centro, junto a la inclusión social y la generación de empleo”, destacaron.
Además de los aparatos reinsertados en escuelas e instituciones, la cooperativa genera un sinnúmero de productos que tienen valor de mercado que además sirve para mejorar los ingresos de los asociados.
El plástico se destina a bloques para construcción
En el informe elevado al Municipio, el Cepraee informó que el 70 por ciento de los aparatos eléctricos y electrónicos es plástico conformado por aleaciones de distintos tipos, por lo cual no se puede reciclar a través del circuito del Taller Protegido.
En base a ese dato, en conjunto con el Instituto de Física de Materiales de la Facultad de Exactas de la Unicen, la cooperativa Pachacamac y el Municipio, se decidió incorporar el plástico del Centro de Pre Tratamiento de Aparatos Eléctricos y Electrónicos a pastas cementicias a fin de elaborar ladrillos y bloques para la construcción.
En ese sentido, destacaron que una de las sedes de Punto Limpio se construyó con los bloques producidos por Pachacamac. Además, ese proyecto fue premiado por la Red de Mercociudades y despertó el interés de diversos municipios de otros países.