Secuestraron motos e infraccionaron a sus desafiantes conductores por maniobras imprudentes en el dique
Ante reiteradas denuncias, Control Urbano Vehicular realizó un operativo en las inmediaciones del Lago del Fuerte con resultado positivo. Picadas, alta velocidad y destrezas peligrosas para una zona de tanta circulación. En los intentos de evasión al control casi atropellan a una inspectora. Actitud provocadora, insultos e ira de los infractores.
Últimamente se ha notado un gran movimiento de motos en los alrededores del lago del Fuerte, principalmente en la subida que va desde Alvear y Larrea hacia Saavedra Lamas y en horarios de gran circulación de gente, como es al atardecer.
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Los motoqueros, muchos sin casco ni medidas de prevención, ascienden y bajan por la avenida a grandes velocidades, haciendo “willy”, poniendo en riesgo sus vidas y la de los que por allí transitan. Sí hay algo a lo que se mantienen atentos y es a la llegada de la Policía.
Estos grupos son los mismos que se solían realizar sus destrezas en la Diagonal Illia, ahora cortada, y desde esa imposibilidad es que se van mudando de zonas para no ser ubicados con facilidad.
La gente los ha denunciado en varias oportunidades y finalmente el miércoles alrededor de las 19.30 desde la dirección de Control Urbano Vehicular, tras varios intentos infructuosos, pudieron dar con ellos. Demoraron a dos personas, secuestraron siete motos y labraron varias infracciones.
Velocidad temeraria
“Hemos estado realizado controles en lo que es el dique que ya venía con muchas denuncias por la concentración de motos”, confirmó el titular del área, Walter Villarruel, que estimó se tratan de los mismos grupos que realizaban prácticas peligrosas en la subida al Parque Independencia.
Reveló que si bien ya habían hecho controles a lo largo de la semana, no habían podido dar con ellos hasta el miércoles, que tuvieron “un evento positivo” con varias actas labradas y secuestro de rodados.
“Lo que no es positiva es la actitud de esta gente, porque actúan con peligrosidad, se enfrentan al personal que realiza el operativo, tirándose por arriba de los bulevares en contramano y entre los autos, poniendo en riesgo al resto de las personas”, advirtió.
Por allí y a esa hora puntualmente es habitual que haya muchos ciudadanos haciendo actividad física o paseos incluso con niños, y el funcionario aseveró que “es temeraria la velocidad con la que emprenden la intención de evadir los controles”.
Evasión, desafío y peligro
“Cuando llegamos pareciera que empiezan a irse, pero después pegan la vuelta y se ponen a unos 100 o 200 metros de donde está el control amedrentando con el ruido que hacen al acelerar los caños de escape, en una actitud muy desafiante”, contó el director.
Consideró que la actitud de estos chicos, y algunos no tan chicos, es al menos alarmante. A la vez reveló que alguna de las motos que pudieron eludir el control era de gran porte, de valores importantes. “Es preocupante a la hora de tener éxito con un control, si más no fuera para parar y pedir documentación”, analizó.
“Una inspectora estuvo a punto de ser atropellada, gracias a Dios pudimos zafar”, relató Villarruel, quien personalmente vio la escena, figurando la gravedad de los hechos.
Más allá de todo esto, aseguró que seguirán realizando los controles en diferentes horarios, días y lugares con el personal que haya a disposición, ya que muchos están de vacaciones.-
Las limitadas acciones legales
Las personas responsables de este tipo de actos, que incluso fueron catalogadas como ”atentados” por un vecino que vio cómo evitaron ser llevados por delante, son multadas y se van a sus casas sin mayor dificultad.
El riesgo al que exponen a la sociedad y la forma en que se dirigen a las autoridades no son sancionadas, lo que genera que vuelvan a repetirlo una y otra vez cambiando solo de lugares. “Lamentablemente no hay una acción legal de mayor peso que siga al secuestro de los vehículos o la infracción ejercida”, indicó el director de Control Urbano Vehicular.
Según explicó, lo que sucede generalmente es que desde su dirección hacen las actuaciones, se elevan luego al Juzgado de Faltas correspondiente y el conductor se va a su casa. “En ese sentido la ley no contempla que se los pueda detener”, dijo.
En este último operativo, las reacciones vistas tras las multas dejaron sorprendidos a los inspectores, ya que además de las actitudes desafiantes mencionadas también percibieron mucha agresión e insultos.
“Uno de los chicos agarró la moto que tenía, a la que le faltaban la mayoría de las cosas, y la terminó de romper toda a patadas”, describió asombrado.
Un vecino que pasaba paró sorprendido al ver la manera en que una de las motos encaró al operativo, considerando como una “especie de atentado” a la vida de las personas, ya que si impactaba contra el personal podría hasta matarlos.
Villarruel estimó que “fácilmente iba a unos 70 u 80 kilómetros por hora”. “Son estas cuestiones permisivas de la lay que hacen que esta gente haga lo que se le antoja”, se lamentó.