Se inauguró una muestra de alumnos del ISFDyT 10 junto a la artista visual María Abásolo
Los alumnos del primer año del profesorado de Lengua y Literatura de la tradicional institución terciaria presentan textos breves producidos en el aula, en diálogo con las obras de la artista plástica María Abásolo. La muestra, que denota un ambiguo universo onírico, podrá visitarse de manera libre y gratuita hasta fin de mes.
El viernes se inauguró “Microdelirios”, una muestra plástico literaria que pone en diálogo los collages y dibujos de la artista plástica e ilustradora tandilense María Abásolo con microficciones escritas por los alumnos de 1er. año del profesorado de Lengua y Literatura del ISFDyT 10. La actividad se realiza como parte de la materia Taller de Lectura y Escritura que dicta en la institución la docente y escritora Patricia Ratto.
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El Eco de Tandil conversó con ella y con las alumnas Yanina Serén, Daniela González y Mariana Rossi, para conocer un poco más del proceso creativo que desembocó en un evento que ya se convirtió en una tradición de la carrera.
“Pretende salir a mostrar lo que se hace, poner a los alumnos en una situación de escritura real, no es para una situación interna de aula, los alumnos se esfuerzan por mostrar lo mejor de sí mismos”, contó Ratto, quien todos los años elige un artista plástico de su interés para llevar adelante el trabajo en conjunto.
“Trabajé en alguna oportunidad con María Abásolo y alumnos de la Escuela Sábato, y este año me dieron ganas de volver a forjar algo con ella porque sus trabajos son obras muy inquietantes, que generan muchas lecturas posibles, usa lo onírico,lo pesadillesco, me parecía potente a la hora de plantear escribir textos sobre esas obras”, agregó.
La artista visual señaló que la experiencia propuesta resulta sumamente enriquecedora y es “un ejercicio creativo que pone en juego la lectura de la obra potenciada con la creatividad literaria de los estudiantes”.
Jugar con las palabras
Los 17 estudiantes del curso se prestaron al recorrido propuesto por la docente, y de a poco fueron venciendo el miedo y la timidez a la hora de plasmar por escrito el producto de su imaginación.
Mariana relató que en el primer cuatrimestre trabajaron con una profusa cantidad de cuentos y a partir de ahí comenzaron a escribir sus propios textos. “Al finalizar el primer cuatrimestre Patricia nos comentó que ella todos los años hacía esta muestra y que había pensado un artista para trabajar el género de microficciones. Empezamos a conocer autores como Ana María Shua, que tiene un libro llamado “Fenómenos de circo”, que a mí particularmente me encantó porque estoy vinculada a ese mundo. Con el contenido arrancamos a escribir en base a consignas como interpretación de sueños, aparición de personajes, temas, contraste, descripciones y diálogos con otros géneros que no son literarios; recetas de cocina, horóscopos, avisos”, explicó la joven.
“A mi me gustó mucho porque nunca había escrito y empecé a hacerlo a partir de los ejercicios que nos dieron en clase y teniendo como referencia las obras de esta artista plástica que a mí me sirvieron para inventar y crear porque son obras muy surrealistas en las que coexisten cosas que aparentemente no tienen nada que ver. La microficción no es algo que habitualmente se lea, lo más común es irse para el lado de los cuentos, las novelas. Están muy buenas porque son pequeños destellos que te dejan pensando y te permiten completar el sentido. Me gustó que a partir de una imagen podamos crear pequeñas historias y tuvimos muchos puntos de partida para eso”, expresó por su parte Daniela.
Yanina señaló que a ella le costó mucho abordar con la microficción, por su carácter sintético. “Creo que estuvo buena la experiencia de relacionar la imagen con tus pensamientos y de yapa producir un texto que sea corto. La intertextualidad me cambió la perspectiva; cuando tuvimos que trabajar con las recetas de cocina no nos imaginábamos qué íbamos a hacer con eso y salió algo genial de parte de todos. Aunque a algunos nos costó, Patricia siempre nos estuvo guiando y al final le pudimos agarrar la mano. Mirás la imagen y no sabés bien para dónde ir, te genera muchas perspectivas distintas, por eso en la muestra van a ver que en una imagen hay una microficción de terror, otra dramática y, por último, una de humor que descoloca”, describió.
La microficción no es sólo narración, sino que dialoga con muchos géneros y pasa por convertir en literarios textos que no lo son, y su brevedad conecta con la circulación de textos que existen hoy en día; mensajes de Whatsapp, Twitter, todo tiende a lo breve. En este caso, la capacidad de síntesis del género condensa muchos sentidos diferentes y otorga una gran potencia a las palabras, puestas a resignificar las obras de María, que no son de una lectura fácil y llana, sino que descolocan.
Esta muestra está pensada para que cada imagen dialogue con tres microficciones y cada una de ellas ofrece una lectura diferente, para que en ese contraste y ambigüedad se genere una especie de juego con el lector. “Las ilustraciones que se expondrán son un selección de algunas de mis obras. Algunas de hace 6 años y otras más recientes. En su mayoría son collages, en los que uso imágenes que busco en libros o revistas viejas, y además uso lápiz. El proceso creativo es una búsqueda constante de lograr un universo onírico, una sensación de empatía y rechazo a la vez. Como mis primeros pasos en la ilustración editorial estuvieron ligados a la poesía, siento que es el hilo conductor de mi obra; la poesía visual. O al menos es mi búsqueda”, definió Abásolo, la encargada de aportar el contexto material del que parte la idea de la muestra.
Compartir con el público
Consultadas sobre lo que representa generar una apertura y disponerse a exhibir escritos que muchas veces quedan relegados al fuero íntimo, todas coincidieron en que constituye una eslabón fundamental de su formación que les brinda herramientas para pensarse desde otro lugar.
“Es parte de la experiencia de aprender. No somos escritores pero está bueno que la gente vea, lo que hacemos es para romper con nuestra timidez. Estamos estudiando el profesorado, pero si alguna vez tenemos intenciones de ser escritores, está bueno romper con eso y saber que la gente puede opinar sobre lo que escribimos”, valoró Yanina.
A Daniela, el hecho de que a los demás pueda gustarles o no lo que escribieron le produce inseguridad, pero remarcó que si bien a la muestra va a ir gente que quizás nunca leyó una novela o se involucró en temas literarios, la fascinación radica en enfrentar lo desconocido y sumergirse en el mundo ofrecido a través de las ilustraciones y textos.
“A mí me pareció brillante. La literatura es arte y poder expresárselo a las personas impacta. Me impresiona poder hacerles sentir algo especial. Espero que las microficciones y las imágenes de María puedan llegar a trasmitirles algo”, sostuvo Mariana.
Las obras estarán colgadas en el sector de espera del banco Credicoop, como un remanso para gratificarse con algo inquietante, bello, y que puede interpelar al receptor. “Cuando decimos que el arte conmueve, la palabra es justamente eso, mover algo adentro de nosotros que no nos deja del mismo modo. Ya sea que agrade o desagrade, algo le está pasando a uno y siempre es buena la reacción”, esgrimió la escritora y formadora de docentes.
La muestra podrá visitarse hasta el 30 de noviembre, de 10 a 15, en el Banco Credicoop, sito en Rodríguez 780, y es para público general, con entrada libre y gratuita. Quienes quieran tomarse un respiro de la vorágine cotidiana podrán encontrar en el espacio disruptivo de un lugar abocado a algo tan ripioso y prosaico como el dinero y las finanzas, un paréntesis que los mueva de la zona de confort y les regale un momento de belleza.