Medioambiente
Residuos y efluentes en el Lago del Fuerte, una problemática que se intensifica sin solución aparente
La gente arroja sin cesar desechos al espejo de agua que son removidos por personal municipal y a través de jornadas de limpieza profunda que organizan el Rotary Tandil y el Centro Náutico. Falta conciencia de los vecinos y visitantes para preservar el espacio. Además, estudios hidroquímicos evidenciaron la contaminación del agua producto, en parte, de la ocupación residencial y turística de la cuenca interserrana.
El Lago del Fuerte, que se convirtió con los años en un gran atractivo turístico y en un paseo imperdible de Tandil, es un embalse artificial de 19 hectáreas localizado en el centro de la ciudad, que fue inaugurado en 1962 por la Provincia para regular crecidas y evitar inundaciones.
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Para mantenerlo en condiciones, dos veces por año se realizan jornadas de limpieza organizadas por el Centro Náutico del Fuerte y el Rotary Club Tandil, con el acompañamiento del Municipio, para retirar los residuos que la gente arroja habitualmente; botellas de plástico, latas y papeles ya son parte del paisaje cotidiano.
La última actividad de este tipo tuvo lugar en marzo y la próxima se hará a fines de septiembre, cuando el clima sea más amable. En distintas oportunidades también participaron estudiantes de establecimientos educativos e instituciones de la comunidad y, en este marco, han llegado a recolectar más de un camión de desechos, que si no fuera por esta iniciativa permanecerían alojados en el espejo de agua.
En tanto, a lo largo del tiempo se ha creado un ecosistema nuevo con mayor cantidad de aves que nadan y anidan en el lugar, con familias de roedores como los carpinchos y las nutrias, además de los peces que pueblan el lecho del Lago, que sufren las consecuencias y conviven, lamentablemente, con la basura.
Lo cierto es que el principal escollo es la falta de conciencia, tanto de los ciudadanos como de los visitantes, a la hora de cuidar los espacios públicos y el entorno natural. En este sentido, la gran afluencia de público durante el receso invernal multiplicó los desechos arrojados al Lago y los residuos se acumularon en la orilla y contra el Murallón.
Otro de los problemas es que todo va a parar al agua, ya sea por el viento, las lluvias o la pendiente; lo que dejen las personas, cuando van de paseo, termina en el Lago indefectiblemente. Y otra arista a tener en cuenta es la descarga de efluentes sin tratamiento provenientes de las construcciones en el faldeo serrano, que desembocan allí.