Día del Trabajador de Prensa
Marcos Gonzalez, "maestro" de la actual generación de periodistas, tuvo su homenaje
Fue ayer, frente al mural en homenaje a Rodolfo Walsh, ubicado en Mosconi y Del Valle. Lo acompañó un numeroso grupo de colegas y amigos. El columnista de El Eco de Tandil destacó que “nuestro laburo es contar historias” y reparó en la compleja situación que atraviesa la profesión. Recibió diplomas del Sindicato de Prensa y de la Unicen.
Bajo una llovizna persistente, ayer, poco después de las 18, el periodista Marcos Gonzalez, columnista y exsecretario de esta Redacción, recibió un reconocimiento a la trayectoria en el marco del Día del Trabajador de Prensa. Al encuentro asistieron colegas, amigos y familiares, que se redescubrieron tras la pandemia.
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El acto se llevó a cabo frente al mural en homenaje a Rodolfo Walsh, que concretó el sindicato que nuclea a cronistas de Tandil y Azul. En la víspera se conmemoraron los 45 años del fusilamiento del periodista y escritor, a manos de un grupo de tareas de la dictadura cívico militar, fecha que se instituyó en homenaje a los trabajadores de prensa.
Frente a la icónica figura se ubicaron, además de Gonzalez, la secretaria general del gremio Belén Cotine, el secretario de Extensión de la Unicen Daniel Herrero y el secretario de esta Redacción Guillermo Liggerini.
Un semicírculo pleno de afecto y admiración cerró el modesto escenario, contenido por periodistas de trayectoria y otros más jóvenes con quien Gonzalez compartió sus tareas diarias a lo largo de las últimas décadas, además de gráficos, referentes de la Unicen y familiares.
Las distinciones
En principio, Belén Cotine expresó la decisión de reconocer a Marcos Gonzalez por su trayectoria y junto a él, a todos los trabajadores de prensa en su día. además, resaltó su compromiso y militante social, además de su participación en la organización sindical.
Además, frente a muchos afiliados, la secretaria general no obvió la complicada situación que vive el sector, ya sea por la situación salarial como las condiciones de la autogestión.
Luego, en representación de la Unicen, el secretario Daniel Herrero transmitió los saludos del rector Marcelo Aba y la vicerrectora Alicia Spinello. También destacó que para la universidad pública resulta fundamental el vínculo con los trabajadores de prensa.
Definió a Marcos Gonzalez como un “artesano de la palabra”, tal como reza el diploma que le entregó en nombre de la casa de estudios, y se mostró muy agradecido por la convocatoria a la Unicen.
“Uno de nuestros maestros”
Por su parte, Guillermo Liggerini, periodista que integró la Redacción de El Eco conducida por Marcos Gonzalez, lo definió como “uno de nuestros maestros”, junto a Fermín Daguzan y Julio Varela, formadores de la generación que hoy lleva adelante las tareas en los medios gráficos.
En paralelo, lo puso entre “los grandes de la pluma” y, en tono risueño, lamentó que hoy muchos lectores de la versión papel de El Eco de Tandil comiencen por la columna de la contratapa a pesar de los títulos que haya en la tapa, lo que atribuyó a “su talento”.
Por último, contó una anécdota reciente, de una noche de debates bien regados que ambos compartían con el fotorreportero “Rody” Becchi. Allí, Marcos Gonzalez les dijo que no creía en la amistad, interpelándolos, cuestionándolos y poniendo en crisis sus convicciones. Entonces, Liggerini así lo describió, como un cultor del provocar, preguntar y poner todo en duda, ya que de eso se trata el periodismo y no sólo de actuar como meros transmisores de noticias.
“Contamos historias”
Luego de recibir el diploma del Sindicato de Prensa, Marcos Gonzalez, visiblemente emocionado por el acompañamiento de tanta gente, se dijo “muy halagado”, teniendo en cuenta las particularidades de un gremio donde “somos desconfiados por oficio”.
Indicó que el reconocimiento le daba una señal de que “he hecho algo bien”, o desde otra perspectiva “los he engañado con mucha eficacia”, y concluyó que ambas alternativas lo hacían sentirse orgulloso.
Describió la situación actual de la profesión a partir de la dinámica de escribir, donde la esperanza reina al inicio de una de sus columnas y se transforma en desesperanza al final del relato. Sin embargo, resaltó que cada mañana los periodistas “volvemos a empezar”.
“Este es nuestro laburo, contar historias, contar el mundo. Y si no está bueno el mundo, hay que cambiarlo. A mí no me da el cuero para tanto, por eso lo cuento. Pero alguien lo tiene que cambiar”, cerró antes del cerrado aplauso, las palabras cariñosas y los saludos.
Todo enmarcado en un paisaje bucólico, en una calle de barrio, frente a un simple mural, bajo un cielo gris y amenazante, como en una inteligente metáfora de los desafíos que deberá sortear esta profesión tan necesaria como vapuleada.