Quién fue y qué hizo en Tandil Eduardo Alfredo Olivero
Siendo menor de edad se alistó como piloto de aviones en la Primera Guerra Mundial, integrando la escuadrilla de los ases de la aviación italiana en mérito a sus hazañas. Fue el comienzo de una epopeya de medio siglo por los cielos de América y de Europa.

Nació en el paraje “La Cañada”, el 2 de noviembre de 1896. Poco después, fue a vivir con sus padres a pocas cuadras de allí, al pie mismo de la célebre Piedra Movediza, donde su madre y su hermana mayor instalaron una casa de comidas, que atendían mientras su padre y sus hermanos trabajaban en las canteras.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAllá por el año doce, se incorporó a la Primera Escuela de Aviación Civil que funcionaba en Villa Lugano. Dos años más tarde, rendía examen de piloto, pero no le fue entregado el brevet por ser menor de edad. No obstante ello, vino en vuelo a Tandil, convirtiéndose en el primer hombre que vio desde arriba esta ciudad, el 14 de julio de 1914.
Al año siguiente -20 de julio- cuando Italia entró en la Primera Guerra Mundial, se alistó como voluntario junto a un grupo de italianos que iban a defender su tierra, viajando al Viejo Mundo. Allá se incorporó al cuerpo instalado en el cuartel histórico de los "Bersaglieri de la Marmora", en Turín, la ciudad donde había nacido su madre.
Posteriormente ingresó al "Batallone de Aviatori", obteniendo el título de piloto militar italiano, oportunidad en la que se incorporó a la segunda escuadrilla de aviones.
En 1916 -el 13 de noviembre- libró el primero de una serie de combates aéreos, abatiendo a un piloto austríaco.
Luego se alistó en la escuadrilla 76ta., y más tarde en 91ra., que integraban los ases de la aviación italiana.
Terminada la primera conflagración mundial, vino a Tandil con el grado de mayor del ejército italiano, sufriendo aquí un grave accidente -el 7 de marzo de 1920- al incendiarse el avión que tripulaba a 1400 mts sobre la Plaza Independencia, resultando con quemaduras en el rostro y en las manos.
Al año siguiente superó el récord sudamericano de altura ascendiendo a 8.000 mts. con las manos atadas, sufriendo otro grave accidente ese mismo día, en tierra, tripulando un auto de carrera a consecuencia de lo cual resultó con graves heridas en el rostro.
En 1924 realizó el primer ensayo con éxito de América Latina, de recepción y transmisión radiofónica desde un avión en vuelo y batió el récord mundial de altura con pasajeros, realizando en 1926 el célebre vuelo Nueva York - Buenos Aires con Bernardo Duggan y Julio Campanelli, al cabo de una odiosa que incluyó un aterrizaje de emergencia en la selva amazónica.
El 14 de julio de 1928 contrajo enlace con Esther Patrone, naciendo al año siguiente su hija Margarita.
En 1964 realizó aquí, en Tandil, un vuelo rememorativo del que cumpliera cincuenta años atrás. Ese mismo año viajó a Italia llevando una antorcha encendida por ex combatientes, con la que encendió la llama eterna en el Monumento al Soldado Desconocido que se levanta en Roma. Al año siguiente recibió del Santo Padre Paulo VI el mensaje que colocó junto a la piedra fundamental del Santuario de la Virgen de los Emigrantes que se construyó en Buenos Aires.
Eduardo Olivero murió en la Capital Federal el 19 de marzo de 1966, al cabo de una epopeya de medio siglo por los cielos de América y de Europa.