“Estas denuncias dejan muchas heridas, hacen mucho daño”, expresó Juan Rosso
A casi tres meses de ser absuelto en la causa que estaba imputado por abuso sexual en el Jardín de Infantes 901 el docente de teatro afirmó que “pude recuperar mi vida, que no es poco”. Y sostuvo que está reconstruyendo su vida después de “todo este proceso que duró tres años que realmente fue muy duro”.
A pocos días de cumplirse tres meses de ser absuelto en la causa de abuso sexual en el Jardín 901, el docente de teatro Juan Rosso dialogó con El Eco de Tandil acerca del proceso que atravesó durante casi tres años en los que estuvo imputado y con prisión preventiva (un año en la cárcel y dos con prisión domiciliaria). Afirmó que “estas denuncias dejan muchas heridas” y sostuvo que está reconstruyendo su vida después de un período que fue “muy duro”.
Ya aliviado de la carga que sostuvo durante casi tres años en el marco de una causa que consideró “una fábula desde el día cero”, Juan Rosso confió que “pude recuperar mi vida, que no es poco”.
Y agregó que “ahora estoy reconstruyéndola nuevamente después de todo este proceso que duró tres años, que realmente fue muy duro. Y de a poco voy volviendo a las actividades, volver a tener una rutina, poder volver a vincularme con los grupos con que yo tenía arraigo”.
Contó que la forma que encontró para “resistir y estar entero” fue confiar que finalmente iba a salir a la luz la verdad. “Desde el sentido común me daba cuenta que por las pruebas que había y como era la acusación y como fueron los hechos, que realmente era imposible que hubiera sucedido algo así. Me mantuve siempre con mucha templanza y esperando que lleguen los profesionales adecuados con la experiencia adecuada y que obviamente, hagan su trabajo. Yo estaba tranquilo que hice bien mi trabajo y que seguramente hay gente capacitada en otros lugares para hacer bien el suyo”, remarcó.
Asimismo, manifestó que “mucha gente me decía que esto era una aberración, que era una locura. Lamentablemente, esto está sucediendo cada vez más, no soy un caso aislado, eso también me ayudó a entender por qué me había pasado”.
En ese sentido, ejemplificó que esta semana justamente “sentenciaron a un colega en La Plata a 35 años de cárcel. Una acusación similar, son muy parecidas las denuncias. Siempre sucede que las pericias médicas no avalan lo que dicen los padres, no hay pruebas realmente, y se montan en el prejuicio, el desconocimiento y quizás la presión social o mediática, y evidentemente no en todos los lugares hay gente capacitada y con la conciencia de llegar a la justicia por el bien de los docentes pero también de los niños. Es muy injusto”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDenuncias descabelladas
-¿Por qué creés que realizaron esta acusación en tu contra?
-Yo creo que la palabra clave es prejuicio, además que se está hablando mucho más el tema de abuso, la violencia de género, los femicidios, son temas que por suerte se están hablando que se ponen sobre la mesa, y creo que es como una contra reacción, ya que se destapa la olla y ahora empezamos a señalar a todo el mundo, sin ningún tipo de pruebas.
En el caso del profe de música de La Plata son denuncias masivas, que es una de las diferencias que tuvo mi caso con otros de la provincia o Argentina, es que este prejuicio que se genera se contagia entre los propios padres y generan olas de denuncias en donde las descripciones de lo que supuestamente pasa son totalmente irreales.
Si hay un conocimiento mínimo de cómo funciona una institución educativa, se puede ver que son denuncias muy descabelladas. Como en mi caso, que decían que había sucedido determinada cosa en un baño y era imposible porque nadie entró en ese baño.
Fue una fábula desde el minuto cero. En mi caso, di la clase en el SUM, entré con la maestra y me fui con ella, y había más de una testigo.
Lo preocupante es que se nos está impidiendo la posibilidad de ejercer nuestra profesión con libertad y soltura, poder dar una clase sin miedo, está habiendo una desconfianza tremenda de las familias para las instituciones educativas y viceversa porque se empieza a generar miedo mutuo.
Una de las cosas que hay que trabajar es fortalecer esos vínculos, entre la institución educativa y la familia que antes por tradición decíamos que la escuela era nuestro segundo hogar y a lo largo de las décadas se fue destruyendo eso, y realmente uno no sabe por qué desconfiamos de la persona que está casi el 50 por ciento del día con los docentes, es enfermizo.
Tiene que ver con que se perdió la comunicación, hay que insistir que las personas que tienen cargos directivos en la escuelas tomen cartas en el asunto, porque en definitiva no son ellos quienes son denunciados, sino los que estamos con los niños en las aulas.
Es importante que las familias conozcan al cuerpo docente, que sepan cómo se dan las clases, cómo se nombran los ejercicios, los juegos, porque simplemente el niño por ahí nombra algo que para el padre es desconocido y lo pueden tergiversar y quizás porque no conocen el lenguaje o la institución.
Es volver a generar ese vínculo de confianza, porque de nosotros depende el cuidado de esos hijos que muchas horas están en el jardín y lo ideal sería que todos estemos tranquilos.
-¿Cómo viviste la denuncia en un principio y cómo transitaste el proceso?
-Fue como ver una película. En mi vida había tenido un caso cercano de denuncias de abuso. La suerte que tuve fue que al ser Tandil, un lugar que no es tan grande, no somos un numero más, la gente me conocía a mí y a mi familia, y eso ayudó a que yo lo transite de una forma más calma. Y también, tratando de mantenerme lo más cuidado posible porque uno se entera de cosas horribles, de hechos que suceden no justamente en el ámbito escolar sino en otros ámbitos, en general intrafamiliar, y de repente te tenés que hacer cargo de que te tocó estar frente a esa realidad y tratar de mantenerte tranquilo sin dejar de que eso te atraviese y te lastime.
-Vos habías ido una sola clase al Jardín así que probablemente no identificabas bien a los chicos, ¿qué pensaste cuando tomaste conocimiento de la denuncia en tu contra?
-Por eso fue más shockeante, porque yo ni siquiera había tenido vínculo con nadie, ni los padres ni los niños, ni los docentes, porque recién estaba entrando, el cuidado era mayor y cuando uno entra a trabajar a un lugar nuevo, está súper alerta de que todo salga bien y no correr ningún riesgo, que ningún nene se lastime.
Lo primero que me dijo la directora cuando entré a la institución fue ‘no acompañes a los niños al baño’ y ‘nunca podés estar solo en el aula’.
Lo de acompañar al baño yo nunca en la vida lo había hecho, así que lo tomé como algo normal, lógico.
Yo no había trabajado antes en jardines; sí había trabajado con niños pero en educación no formal. Era la primera experiencia de un profesor de teatro dando en jardín en Tandil, era una nueva experiencia para todos, y yo le decía a las maestras que se quedaran conmigo porque era la primera vez que iba a dar en la institución.
Eso también es súper llamativo, pensar que en una institución entra un profesor nuevo y lo dejan solo. Es absurdo pensar eso. Es una locura, por el cuidado y el respeto que se tiene con los niños en las instituciones.
Siempre son las maestras las que acompañan a los nenes al baño, en este caso nadie acompañó al baño a nadie, pero deberían ser ellas las que lo hagan.
Por eso digo que hay que prevenir, los directivos deben hacer una llamado a la conciencia porque lamentablemente está pasando y cada vez más.
Con niños tan chicos pasa que los padres malinterpretan por su propia historia personal. Una cosa que me quedó en el juicio es que nosotros vemos la realidad con nuestra mirada de adultos y con muchas cosas horribles que tenemos en cuenta a la hora de formular nuestros pensamientos, entonces tiramos la carga emotiva al niño cuando se quiere expresar.
-Es decir que se dice algo que el niño en verdad no dijo…
-Se completan ideas. En este caso no sabemos qué quiso decir el niño, dijo que le dolía la cola, pero de ahí a meterme preso tres años pueden haber miles de otras hipótesis que no fueron tenidas en cuenta.
Las personas que estuvieron en el juicio y analizaron la Cámara Gesell claramente dijeron que el niño no había sufrido abuso de ningún tipo, ni físico ni psicológico.
Quizás los directivos deberían abrir las puertas de los jardines para que los padres se acerquen y conozcan cada vez que entra un nuevo docente.
No nos queda otra que los padres puedan ver las clases y la dinámica de una institución.
Y eso va anexado a la implementación de la ESI, que es una ley que se resiste mucho, pero lo que busca es solamente concientizar sobre el cuidado del cuerpo y evitar que los niños puedan sufrir algún tipo de abuso.
La ESI es una forma de proteger a la institución y al niño. No hay que olvidar que la mayoría de las denuncias que se realizan termina derivando en casos intrafamiliares.
-¿Cómo viviste el apoyo que tuviste de la sociedad, la gente que salió a manifestarse y creía en tu inocencia?
-Yo creo que si las personas leían un poco por lo menos se iban a indignar, no sé si iban a salir a marchar, pero sí pensar ‘si esto le pasa a este docente, le puede pasar a cualquier persona’.
Era difamar a alguien porque sí, y así lo entendía la gente en general. Era solamente agarrarse de unos dichos de unos padres porque no había pruebas. Yo tenía que demostrar que era inocente y en realidad era la Justicia la que debía demostrar que era culpable.
“Todos sabían que era un perejil”
-¿Cómo viviste el proceso durante esos tres años de espera y sobre todo el tiempo que estuviste en la cárcel?
-Cuando me enteré que iba a ir al penal fue el momento de más angustia, de no saber con qué me iba a encontrar. Fue el momento en que me quebré, sentí el desconsuelo, porque todos tenemos en nuestra memoria películas, series que hablan de la cárcel. Cuando me lo dijeron, eso invadió mi cabeza, me desesperé.
Estuve dos meses detenido en Juárez, en una comisaría, en pésimas condiciones; no tenía ni agua, ni nada, me bañaba con un balde. Estuve dos meses encerrado en un calabozo. Después, me trasladaron a Barker, en octubre, noviembre de 2020, y estuve un año y medio ahí y luego, me dieron domiciliaria para esperar el juicio.
-¿Cómo transitaste el período en la cárcel?
-Barker es un penal de nuestra zona, de nuestra región, no como los que están en Mar del Plata o Buenos Aires que son más grandes y hay más riesgo porque hay más gente.
Al ser más chico, todos sabían que era un perejil, que estaba preso sin pruebas y de alguna forma, me sentí protegido en el sentido de que no me iban a agredir porque sabían que era inocente y que no estaba condenado, sino que estaba con prisión preventiva.
Eso no quita que fue una injusticia. Yo estaba en un sector donde estaba gente más grande, era un sector donde no había cotidianamente conflictos, me pusieron en un pabellón que no era tan conflictivo.
-¿En ese lapso de tiempo siempre estuviste esperanzado de que finalmente ibas a salir en libertad o hubo momentos donde perdiste la fe?
-Sería un mentiroso si dijera que todo el tiempo estuve tranquilo, hubo noches de angustia y sobre todo hasta entender la lógica de los tiempos burocráticos, porque con la ansiedad y la necesidad de que se haga justicia pretendía que me dieran la libertad al principio.
Después entendí que iba a tener que respirar profundo, entretenerme con la escritura, la lectura o lo que fuera, di talleres de teatro en el penal, salía a jugar a la pelota para distraerme y que pasara el tiempo.
Cuando entendí los tiempos judiciales, ya me hice a la idea de que iba a tener que esperar, fue algo que fui aprendiendo. La incertidumbre estaba, pero yo estaba seguro de que iba a salir todo bien, fue la forma que encontré de sostenerme pero obviamente que la duda está porque uno no sabe qué tiene en frente. Yo esperaba encontrarme con gente racional.
El tema es cuando no te encontrás con gente racional, que ya trae sus prejuicios o tiene sus ideas preconcebidas.
Realmente el encierro angustia, pero no me sentía desesperanzado, también porque uno necesita que la familia lo vea a uno bien.
Hay que tener en cuenta que cuando se denuncia un docente no sólo le hacen daño al docente, sino que hay muchas personas que estamos siendo vulneradas por la falsa denuncia.
Para las personas que están dentro de la institución educativa es muy difícil recuperarse después de una denuncia así.
A la docente que estaba en la misma aula que yo la apartaron del cargo; ellas también sufrieron mucho. Realmente estas denuncias dejan muchas heridas, se hace mucho daño.
Yo soy joven, pero he estado 23 años vinculado a las aulas y las instituciones educativas porque hace mucho tiempo que doy clases; pero realmente hay gente que ha pasado su vida dentro de esas instituciones y que te acusen de ser cómplice de algo tan aberrante es muy duro, porque de alguna forma si sucede eso en un jardín y todos se quedan callados, todos son cómplices. Es doloroso.
Mi familia y mucha gente allegada ha sufrido muchísimo con esto que pasó. En una ciudad chica nos enteramos quizás un poco más de todo ese sufrimiento y entre el colectivo se puede, de a poco, sanar esa herida.
Pero hay gente en otros distritos que no ha tenido el respaldo que tuve yo y no sólo le destruís la vida a ese inocente sino a toda su familia.
Creo que a medida que va pasando el tiempo este tema se va a poner cada vez más sobre la mesa, y en algún momento las autoridades van a tener que tomar cartas en el asunto porque realmente hay un déficit impresionante. Las falsas denuncias vienen incrementándose hace muchos años, pero ahora es absurda la cantidad que hay; todas las semanas aparece un docente que está siendo detenido.
Volver a empezar
-¿Cómo afectó esto tu carrera? ¿Vas a continuar dedicándote a la docencia o esto te quitó las ganas?
-No es tan sencillo arrancar la vida de cero con otra cosa a los 30 años. Yo amo mi profesión y de hecho ya estoy de nuevo involucrado de alguna forma en la educación, ahora estoy apostando un poco más a la educación superior justamente porque hace muy poco que pasó todo esto y no tengo ganas de estar de nuevo frente a un grupo de niños por ahora, pero no lo descarto para nada.
Yo lo disfruto, y siempre y cuando se garantice que podamos dar nuestras clases de forma normal, lo volvería hacer. Pero antes de que suceda eso hay que hacer un trabajo de generar nuevas conductas. Yo me sentiría más seguro dando clase en un jardín si sé que la primera clase que voy a dar van a estar los padres y les voy a explicar quién soy, cómo voy a dar la materia y demás. Es una forma de prevenir que la gente elucubre cosas que están muy alejadas de la realidad.
Yo siento un fuerte arraigo a mi lugar, me gusta viajar pero me encanta mi espacio, lo valoro, y creo que si yo dejara de dar clase sería como lavarme las manos. Esto me tocó a la fuerza, me hago cargo y uso eso para tratar de generar conciencia.
-¿Vas a encarar algún tipo de denuncia por el tiempo que estuviste preso siendo inocente?
-En principio, no. Dependerá de lo que crean conveniente las abogadas, un tiempo más adelante.